Un cuento para Blanca. Emilio de Justo y “Los Señores Malos”. (Crónica Herrera del Duque 10 Agosto)
Querida Blanca. Hoy escribo estas líneas contigo a mi lado mirándome con tus ojitos de magia de tus tres semanitas de vida. Dudo mucho que sepas que estoy haciendo ni quién es el torero que sale en el ordenador pero algún día te lo contaré.
Quizás las nuevas tecnologías conviertan en holograma estas letras o quizás me veas como un viejo arcaico escribiendo en un blog cuando ya puedas leer por ti misma.
He podido escribir sobre Emilio de Justo al lado de tu madre, al lado de Andrés y al lado de Juan, tus hermanos. Y a todos les dije lo mismo que hoy te voy a decir a ti, este torero es uno de los artistas que más felices ha hecho a vuestro padre. Querida hija, el veneno que me metió tu bisabuelo viendo al genio de Plasencia me lo ha ido acrecentando este gran torero de Torrejoncillo.
¿Sabes una cosa? Una de mis alegrías es poder ver como a cada uno de vosotros os iba contando una historia distinta mientras él pasaba de Malpartida a reventar Las Ventas. Seguir esta historia es alimento para el veneno de la afición de uno.
Ayer toreó en Herrera del Duque ya con el poso de quién se ha declarado, muleta y capote en mano, enemigo de un sistema al que nadie puede entrar. Te preguntarás qué es el sistema. Pues hija, es un grupo de señores con incapacidad para soñar que heredaron un legado que se empeñan en estropear. A veces me pregunto si tu generación tendrá algo con lo que ilusionarse o si tú podrás escribir a tus hijos sobre el toreo.
Pienso en los papás que no podrán escribir a sus “Blancas” en Almería, Málaga, San Sebastián, Colmenar, Gijón, Logroño o Salamanca sobre Emilio de Justo porque esos “señores malos” se han empeñado en intentar tapar el sol con un dedo. El consuelo que me queda es que será por poco tiempo porque el torero de Torrejoncillo no va a consentir, hablando en el ruedo, que esto dure mucho tiempo. Sí, ya sé que ha hecho méritos más que de sobra para pisar esas ferias, pero su determinación deja claro que seguirá hablando más alto, tanto que nadie le podrá volver a quitar. El problema hija mía es que estos “señores malos” se han quedado sordos hace mucho tiempo pero llegará el día en que abran bien los oídos.
En Herrera cuajó un toro simplón de Juan Albarrán bajo los sones del pasodoble más especial de tu madre y de tu padre “La Concha Flamenca”. Fue capaz de ir sobándole, afianzándole hasta reventarlo en tres grandes series que pusieron la plaza patas arriba. Un remate de una serie fue de tal torería que sonó hasta en los oídos cerrados de los señores malos. La espada, un cañón, le puso en las manos DOS OREJAS CON FUERTE PETICIÓN DE RABO. Lo que nadie nos quita es la felicidad de lo vivido.
Pero yo tenía interés en verle con el malo. No con el que da bocados, al que ha podido mil veces, sino con el que apenas se tiene en pie. El toro que diferencia a las figuras del resto porque solo ellas son capaces de sacar faena dejando la sensación al público que su entrada, ante toreros así, está amortizada. Fue capaz el torero de ligar una estupenda tanda al natural que tuvo la mala suerte de la caída final del animal en el pase de pecho. Ya daba casi lo mismo, de nuevo se demostró que el toro que separa a las figuras del resto (el casi inválido) no es un problema para él. El cariño con el que le despidió Herrera dejó claro que los “señores malos” son los equivocados.
El resto de la tarde dejó, querida Blanca, un poso de otro tipo de espectáculo, otro nivel. El Cid, al que los señores malos tratan mejor que a De Justo, se despidió cortando dos orejas por un natural y Juanito cortó tres por un show más propio de forcados. No entendí nada de lo que hizo el portugués.
Leonardo, que sí tiene el nivel de poder verle, no tuvo su mejor día y no brilló ante un pequeño sobrero que se rindió antes del rejón de muerte.
Llegan tus hermanos y es mejor acabar antes que Juan destroce esto o que Andrés nos ponga La Patrulla.
Querida hija esta historia de hombres buenos y malos acabará bien y Emilio de Justo nos seguirá regalando tardes tan importantes como la de ayer. Lo mejor de todo es que hay una cosa que nadie le quitará jamás, su toreo y eso es un regalo que nos da cada día que se viste de luces. Nos lo regaló en Malpartida, Navalmoral, Madrid, Saint Gilles o hasta en Herrera. Da igual, el toreo es un regalo que ni los “señores malos” le podrán arrebatar.
GRAN FAENA DE EMILIO DE JUSTO EN HERRERA CON EL POSO DE UNA FIGURA AL QUE NADIE PUEDE TAPAR.
P.D. Blanca, lo mejor de todo esto es que gracias a Juan Bazaga con el tiempo verás que no te he exagerado nada.