El torero nace (Crónica Chapinería 3 octubre)
El “milagro” llamado Pedro Rufo ha vuelto a dar otro aldabonazo en el tentadero celebrado hoy en la madrileña localidad de Chapinería. Ante las reses de Morenito de Aranda (Toros de Castilla) ha enloquecido a los tendidos.
Foto: Álvaro Marcos (instagram @alvaromarcos75)
Hacía falta la presencia de un fotógrafo de la categoría de Álvaro Marcos para dejar constancia de la categoría que atesora el pequeño torero de Pepino. Las imágenes hablan por sí solas acerca del toreo que practica Pedro Rufo, quién a sus catorce años sigue encandilando. Esta imagen, llamada “El torero nace”, resume lo que está protagonizando este joven valor.
La clase práctica magistral arrancó media hora tarde debido a un entierro en la localidad.
Abrió la tarde Fernando Cruz ante una becerra que se partió el pitón en el peto del caballo de Manuel Sayago. Eso condicionó al animal. Con una compenetración entre ganadero y torero se fueron sucediendo los mimos hasta que Fernando sacó el buen fondo de la res. Brotaron bellos pases por ambas manos antes de dejar a los más nuevos. Daniel Garro supo entrar con temple y Pedro Rufo dejó el primer aperitivo. Cruzado, tranquilo y templado para torear con pulso las últimas embestidas de la res. El público ya estaba en el canasto.
Morenito de Aranda, alma mater del evento, recibió a su segunda vaca con una larga de rodillas. En la muleta disfrutó dejando detalles de su indudable clase. Todo medido, con gusto y categoría dando valor al evento. Jesús también nació muy torero.
Tras ello Pedro desató la locura. Dos tandas cumbres, una por mano, con naturales, derechazos y remates preñados de su inmensa torería. Rugió Chapinería ante la sorpresa. Daniel Garro puso voluntad y la intención notable de querer hacer las cosas despacio. Finalizó Rufo con manoletinas muy templadas que si bien no son su fuerte no estuvieron alejadas de su clase.
Cerró Paco Ortega con una muy buena vaca de Morenito con la que puso voluntad ante su falta de rodaje. Cuando ligó una tanda de buen trazo pero poco ajuste dejó a los chavales. Daniel siguió su línea de intentar ligar y Pedro se emborrachó de vaca. Detalles, no tan rotundos como en la segunda res, pero sí con el poso indudable de valor lleno de pellizco. Acabó roto con el animal dejando ayudados de personalidad y algunos derechazos soberbios. Su andares, muy toreros.
La clase magistral fue dirigida con mucho gusto y cariño a los chavales por Morenito de Aranda dejando un gran sabor de boca como mostró la gran ovación con la que se marcharon los actuantes.
El violinista Marcos Núñez estuvo enorme haciendo más grandes y más artísticas las faenas si cabe. Queremos ver más de esto el arte en toda su plenitud.