Ponce y Manzanares marcan distancias con un elegante Aguado (San Sebastián de los Reyes 1 Septiembre)
Foto: Aplausos. Recordado Ignacio Zorita
El último festejo de la Feria del Cristo de los Remedios de San Sebastián de los Reyes ha venido marcada por el gran juego de los toros de Luis Algarra y por el altísimo nivel ofrecido por Enrique Ponce y José María Manzanares. Un puñetazo sobre la mesa con una faena cada uno que ha marcado diferencias con Pablo Aguado. Si bien el sevillano toreó mejor que los figuras en el toro bueno, se perdió con el toro complicado de su lote. Todavía Aguado tiene camino por delante.
Los 2/3 en los tendidos fueron la enésima señal de alarma de una feria que lleva años haciendo las cosas rematadamente mal. El trapío diminuto de los animales y los altísimos precios han ido vaciando, con otras muchas cosas, una plaza a la que da gusto ir.
Abrió la tarde Enrique Ponce con un toro muy terciado que fue devuelto por su invalidez. En su lugar salió un toro más cuajado con el que el valenciano desplegó su tauromaquia. Reposado, firme, con gusto fue cuajando a un animal bravo al que todo apuntaba hacia el enésimo indulto del valenciano. Por el izquierdo el acople no fue igual pero el ansia del de Chiva hizo que le pegara una buena tanda al natural antes de meterle la espada de manera efectiva. DOS OREJAS.
José María Manzanares ha enseñado en La Tercera su gran estado de forma. Por el pitón derecho cuajó a un animal bravo que empujó en varas y que se vino arriba en la muleta. El alicantino midió muy bien la faena y se rompió con su mejor toreo. Los remates fueron preciosos y la estocada recibiendo hizo que la plaza fuera un clamor pidiendo los máximos trofeos. Un lío con los pañuelos hizo que el rabo no se concediera pero sí la merecida vuelta al ruedo al toro. DOS OREJAS.
Pablo Aguado realizó la mejor faena de la tarde con el buen tercero. A la verónica toreó de manera soberbia de manera relajada y templada provocando un merecido clamor. En la muleta fue a más con dos tandas de naturales encajadas, abandonadas y con mando. Su labor tuvo inmensa elegancia y la media efectiva fue el prólogo de DOS OREJAS muy merecidas.
La tarde cambió en el cuarto. Más serio fue el animal de Algarra y exigente. El coleta se puso el traje de faena peleando con hambre ante un toro que se metía por dentro. Todo se hizo con mucha verdad y sapiencia en la versión más peleona de Ponce. Las poncinas tuvieron mucho mérito y la espada dejó todo en UNA OREJA muy de verdad
El quinto salió muy suelto acordándose del encierro. La cuadrilla del alicantino dio una lección de lidia haciendo que el Algarra rompiera a bueno. Manzanares lo reventó por el pitón derecho de manera soberbia con mando, elegancia y poder. La espada se llevó un premio más que merecido pero no la sensación de su gran estado de forma. OVACIÓN.
El sexto fue el toro que muchos esperábamos para Aguado. Un animal serio, bruto, complicado que pedía una versión muy alejada de la pinturería del coleta. Pablo no se puso el traje de guerra y no fue capaz de poder al Algarra que se fue creciendo. No regaló embestidas y el torero no terminó de apostar tirando por la calle del medio. OVACIÓN.
GRAN CORRIDA DE ALGARRA CON LAS MEJORES VERSIONES DE PONCE Y MANZANARES. AGUADO BORDA EL TOREO CON SU PRIMERO PERO SE PIERDE CON EL COMPLICADO SEXTO.