Murteira Grave “Yo crío toros para toreros, no para peluqueros ni para unos determinados aficionados”.
Hoy hablamos con Joaquim Grave, ganadero de un hierro legendario como el de Murteira Grave. Con él repasamos la trayectoria de unos toros de características e identidad únicas, santo y seña del campo bravo portugués.
Para ser ganadero, ¿lo primero es tener afición?
Sí, eso desde luego. Hay que tener muchas cosas más (risas).
¿Cómo qué?
Persistencia, humildad, saber lo que tienes, lo que necesitas para saber qué seleccionar, lo que eliminar. Tienes que tener riñones, una cultura de la historia de la tauromaquia y del toro. Tienes que tener mente la abierta para no caer en unos tópicos que no valen para nada. Dinero también es necesario, eso es lo que me falta (risas).
El dinero…
Yo la ganadería la tengo como el mantenimiento de una amante muy cara. La verdad es que vivo entre los toros en el campo. Me separé casi de la familia para estar allí. Tengo una obsesión casi enfermiza por recuperar el mercado de mi padre. Soy un enfermo por buscar mi concepto de bravura, un concepto que puede ser distinto del de otros. Hay que trazar un camino y no desviarse. Si me engaño, me engaño yo. El mejor homenaje a mi padre es pensar por mí mismo como él me dijo. Tengo que seleccionar mi toro y no el de mi padre o mi abuelo. Él seleccionó su toro, no el del abuelo. El toro evoluciona muy rápido.
¿En qué se diferencia su toro del de su padre?
Mi toro tenga quizás más movilidad. Yo sigo el camino que empezó mi padre. Empezó con Pinto Barrerios en 1944, ha llovido ya. Era Gamero Cívico. En 1958 compró a Juan Guardiola Soto sementales y vacas. En los 70 dijo que íbamos a intentar alargar las embestidas de los toros y compró sementales a Carlos Nuñez. Eso fue en los 70. En los 80 compró un toro de Tamarón, encaste Coimbra decíamos en Portugal, puro. Fue una linea de Tamarón que fue a Portugal antes de vender al Conde de la Corte. Después compró dos toros de Juan Pedro en 1994. Mi padre tenía la inquietud de buscar mejoras, nunca quedó satisfecho. Continúo su trabajo, quizás más acelerado admito. Mi padre fue ganadero 60 años y yo empecé a los 50. Pasando los talones y asumiendo dinero y deudas empecé con 50. Por eso tengo que acelerarme para lograr el toro que se parezca al de mis sueños.
¿Qué importancia le dan al tercio de varas?
No le doy más importancia que a una tanda de muletazos al final de la lidia. Doy más importancia a los comportamientos al final de la lidia porque el toro se enfrenta al déficit de energía que tiene. Para el toro es más exigente repetir al final de la lidia en siete u ocho naturales embistiendo con carbón que al principio. Cuando sale embiste a todo lo que se mueve. En el caballo el toro tiene el premio, entre comillas, de que a la vez que le castigan tiene el premio de cebarse en el peto. En los dos últimos tercios no tiene su premio porque el toro persigue banderilleros y muleta, respectivamente, pero nunca los coge. El toro que sigue, que va a más, la bravura me gusta de menos a más.
El toro que pelea extraordinariamente en el caballo pero se para en la muleta no me sirve como tampoco la becerra y al revés sí. Si es extraordinario en la muleta me quedo con él/ella. Digo que no es más importante el caballo que la muleta, no digo que no se importante, lo ideal es que sea buena de que salga a muera. La bravura tiene matices. Soy ganadero para emocionarme con las embestidas. Las embestidas dan a conocer la genética del animal y lo que pone luz en una embestida es el torero. Yo crío toros para toreros, no para peluqueros ni para unos determinados aficionados. No me importan que pidan los documentos al torero. Quiero nobles pero eso no es suavidad, me gusta el carbón. Nobleza es rectitud en el ataque, no ser suave. Humilla, repite. El bravo debe ser siempre noble. Es noble, va recto, es pronto, no es traicionero. Va con galope y alegría. Si me sale algún toro bravo y dulce también me encanta porque es muy difícil conjugar ambas cosas.
¿Por qué llevaba tantos años sin lidiar en España?
Esa pregunta es para los empresarios. No me quieren aquí, no sé. La ganadería tuvo un bajón en el cambio del siglo. En 1999 el embargo de las vacas locas. Luego vino la lengua azul. En plazas de 1 el toro se paró, salía descastada, no funcionó. Tuve que hacer un trabajo. Unas veces acertamos y otras no. Es parte de la vida del ganadero. Cuesta más remontar que empezar de cero. Mi padre me dejó un legado fantástico como es el respeto por Murteira y la seriedad, eso lo veo en toda España. Eso es lo más importante. Yo no puedo criar algo que no siento. Solo se conoce lo que se ama, lo que uno siente. El que se queda con el toro del abuelito va para abajo. Los tópicos en el toreo abundan aunque hablamos distintas lenguas mucha gente. Lo que yo hago es trabajar en mi rincón y tengo esperanza que un día las cosas salgan para adelante. En esa esperanza es en la que estoy.
¿Cómo me definiría la bravura?
Es un conjunto de características. El trabajo que el hombre hizo con la agresividad natural del toro. La bravura es agresividad con reglas. Las reglas son las diferentes características que el animal debe demostrar. Debe ser pronto, fijo, humillando (si no humilla no me sirve). Es siempre mejor un toro con movilidad. El recorrido si es más largo mejor, tener ritmo (clase, esperar un toque sutil del torero) rebosarse, galopar y terminar la embestida por abajo. Hoy en día la selección se hace con detalles, muchos. El detalle de rematar la embestida por abajo abriéndose es básico.
Los toreros fueron abriendo el nuevo toreo desee siempre. Los ganaderos que quieren ser de arriba tienen que saber que hay que seleccionar detalles, estar pendiente de todo para conseguir el toro ideal. Buscar que el toro tenga duración. Soy un ganadero que me emociono con las embestidas. Soy un poco heterodoxo ya que si me emociona en 12 embestidas me quedo con el toro, aunque le falten detalles. Si ha dado esas embestidas las puede transmitir. El mejor semental no es el mas bravo es el que mejor transmite lo que buscamos. Hay que tener sensibilidad y conocer las familias. Me quedo con un toro regular de una familia muy buena antes que uno bueno de una familia nada buena.
La ultima pregunta, ¿el toro debe criarse en base al toro, torero o público?
Tiene que ser bueno para todos. El que pone a todos de acuerdo. Los más toristas, los más puros se rinden al toro. No alimento el concepto torista o torerista. Eso para mí no existe. Si existe el toro bravo, ése el que pone a todos de acuerdo.
El toro es el alma de la fiesta