Lección de cinco genios en un día para la historia (Crónica Villaseca 1 Abril)
La buena entrada que cubría los tendidos de La Sagra ha sido testigo de un día para la historia. Un festejo que se contará a los nietos y en el que muchos pudimos ver a diestros que, por edad, solo pudimos ver en vídeos. La lección humana, su dominio de la escena y las ganas de ayudar, quedan para el recuerdo. Hoy Diego es más feliz y la tauromaquia es más grande.
El Tigre de Cantillana paró a la vaca con un capotito. La verónica a pies juntos nos hizo viajar a otra época y los olés rugieron ante la personalidad de un torero inolvidable. Su forma de colocar a la res de Victoriano del Río al caballo, una delicia de alturas, distancias y recursos. El comienzo de faena, peculiar y propio, cadencioso y huella de su toreo, memorable. Se vio un torero que hoy estaría muy arriba y que volvió gracias a su amor al toro, a la solidaridad y a su eterno amigo, Pedro Santiponce. Cuando se fue hacia el callejón, la nostalgia había invadido La Sagra. Ángel Téllez podrá contar a sus nietos que toreó con Manili y honró tal privilegio con una tanda de naturales de mucha enjundia.
@Asta2_Osma
Sánchez Puerto sorteó una vaca de mala condición de Montealto, fea y complicada. El de Ciudad Real dejó algún leve retazo de su tauromaquia que supo a poco por la res. Tomás Rufo cumplió su papel de novillero entregado y supo sacar partido al animal con raza y mostrándose sabedor de que estaba viviendo un día importante. La Sagra se entregó al de Pepino y ovacionó a ambos.
Morenito de Maracay puso gotas de alegría ante otra mala vaca de Montealto. Un par de verónicas y un martinete de alegría y sello propio nos hicieron volver atrás y recordar aquellas tardes de Pamplona a ritmo del Mama Inés. Tomás Rufo, a buen tono, dejó pases por ambas manos de mucha calidad y su tarde fue más que positiva. Se le vio listo, firme, con gusto y dominio de la escena.
Tomás Campuzano ha dado una lección de toreo en La Sagra. Un capotito marcó que estábamos ante un torero de siempre. Su cadencia y remates, una delicia. En la muleta se entregó con variedad y un par de grandes tandas con la mano derecha. Sus pases mirando al tendido dejaron claro que, además, domina la escena y los ritmos de la tarde. Una inmensa alegría fue Uceda Vargas, la gran vaca de Victoriano conjuntada con unos naturales al ralenti del chaval, un tesoro. Se coloca bien, carga la suerte y se gusta, a seguir pese a su enorme bisoñez.
Juan Mora dejó con el capote la huella de un genio. La mirada de Tomás Rufo, le tenía justo debajo, hacia el torero de Plasencia fue una mezcla de fascinación y reverencia hacia lo que está al alcance de los elegidos. Las sonrisas y los olés de La Sagra fueron la viva huella de la felicidad. El inicio de faena un compendio de torería que emocionó y aumentó la huella de quién quedará para la historia. La vaca de Montealto no dejó más pero había quedado otra muesca en el revólver de un torero legendario. Alejandro Mora mostró que es diferente y sacó pundonor pero sin perder la huella de un camino que ilusiona y que hay que seguir.
22500 euros y las lágrimas emocionadas de la madre de Diego Ocaña fueron el tesoro palpable de lo que cinco genios habían hecho. Un día de emociones y sensaciones bajo la ejemplar guía de Juan Bazaga manejando los tiempos y narrando con didáctica y elegancia el tentadero. Diego, presente en un “paseíllo” único, hoy recibió el abrigo de su pueblo y de estos toreros que dieron una lección de cariño, de torería y de saber estar volcándose con el niño y la familia y prestándose para todo.
Villaseca volvió a volcarse con el toreo y la solidaridad por encima de unas trabas absurdas que solo han hecho más fuerte a la idea de defender el toreo de este pueblo y de la mano de estos cinco mitos y estas cuatro promesas. La presencia exagerada de Guardia Civil y la amenaza de suspender el festejo se han quedado en el olvido con el aplauso de agradecimiento del coso al Alcalde y a los toreros.