Juan Pablo Sánchez “El fracaso te hace madurar”.
Hoy hablamos con un torero que triunfó con fuerza de novillero en España sobre la base de un temple en manos de los elegidos. Juan Pablo Sánchez ha vuelto a primera línea gracias a un toreo de categoría en el que España está en su horizonte.
Nací entre capotes y muletas. El toreo es algo que me ha gustado siempre. Todo lo que tengo se lo debo al toro y desde que nací es lo único que he visto. Recuerdo ir con mi padre al campo, estar con mi abuelo en la ganadería tanto echando de comer como en la plaza.
¿Tu padre marcó el camino?
Mi papá fue torero y yo siempre quise ser como él. Lo tuve claro y debuté con catorce años ya con caballos.
¿Se está preparado a una edad tan temprana para ponerse ya delante de un novillo picado?
Sí, esta profesión te hace madurar. No sé si estaba preparado para ser novillero a esa edad pero la profesión me dio una madurez muy grande. Así, a los dieciséis años, me marché a España.
¿Cómo recuerda su primer día en España?
Me recuerdo nervioso. Llegué a Madrid y el chófer de Don Pablo me recogió. Me impresionó ver a un personaje tan importante en el toreo como Don Pablo y eso me puso muy nervioso.
¿Cómo nace su relación con la casa Lozano?
Luisma es amigo de mi papá.
¿Qué se aprende al lado de Don Pablo?
Con él he aprendido todo. Me inculcó a respetar mi profesión y me enseñó a ser un gran profesional. Me mostró como si te dedicas al cien por cien al toro, éste te lo agradece. Soy lo que soy gracias a Don Pablo.
¿Cómo es su relación ahora?
Muy buena. Cuando voy a España le llamo porque le estoy muy agradecido. Siempre he sido uno más de la familia y le estoy muy agradecido.
¿Por qué se produjo la ruptura?
Todo se acaba. Fue algo circunstancial y por causas de la profesión a veces es mejor romper. Decidimos eso pero fuera del toro nos seguimos llevando muy bien.
¿Se corrió mucho en su carrera?
No sé, puede ser que sí y puede ser que no. Sé que para mí está siendo una carrera muy bonita. Al principio todo vino muy rápido y luego el parón me hizo madurar. Cuando acabe mi trayectoria se verá si acerté o no.
¿Cómo afrontas pasar de torear tanto a llevar cuatro años sin torear en España?
Hay que ver siempre el lado positivo a las cosas, hay más tiempo que vida. Sé que se volveré e iré más maduro, no me corre prisa.
Tras dejar a los Lozano dejas de torear.
Todo vino por una tarde mía gris en Madrid que significó un parón.
Muy drástico el parón con una trayectoria tan buena como la tuya en España.
Así es esto de duro, yo también me pregunto el por qué. Dependemos todo de Madrid, por eso es tan bonito todo y tan duro. Quiero regresar a España para triunfar. No me corre prisa y sé que volveré.
Esas oportunidades sí están en manos ahora de los Adame.
Es bonito que representen a México. Ojalá que las aproveche, es un gran torero.
¿Esa sobreexposición de los Adame ayuda al resto de toreros aztecas?
Siempre que haya toreros que nos representen nos ayuda. Será más fácil para los mexicanos así ir, tras triunfar, a España. El triunfar hace que suenes y estés en el boca a boca de todos.
¿Guarda rencor a España?
No, tengo allí grandes amigos. Es un país impresionante, precioso y me encanta ir allí cada vez que puedo.
¿Qué papel jugó tu entorno y tu padre en superar esa tarde gris en Madrid y la vuelta a México?
Fue muy importante para que todavía quisiera seguir toreando. El volverte tras una tarde gris te hace madurar. Es algo de lo que te tienes que levantar si tienes carácter para ello.
La prensa se olvida.
Todo te hace madurar, es algo normal. De estar en el ambiente pasas, por una tarde, a ni volver. Yo sigo la idea de Don Pablo de apostar para ganar. Regresar por regresar a España no tiene caso salvo que sea para dar un puñetazo fuerte. Los superé y he pasado el no ser mencionado. Sé que si estás otra vez arriba vuelves a estar en boca de todos.
¿Tuviste una sensación de fracaso?
Sí, eso también me hizo madurar. Me hizo cambiar mi círculo social y mi forma de pensar hacia el toro. Agradezco lo pasado porque ahora disfruto más, me preparo más y sé que no me puedo resbalar ni un milímetro.
¿Qué se cambia?
Todo, las amistades. Hay amigos que han hecho daño e influyeron en todo. Tratas de cambiar todo y tú también con el fin de reconquistar lo perdido.
Hablando con maestros como Armillita, Jorge Gutiérrez y Eloy Cavazos coincidían en la necesidad de ser considerado en España como clave para México.
Sí, estoy de acuerdo. A compañeros míos que no han ido a España y no se han formado allí les cuesta más.
¿En qué momento te vuelves a ilusionar?
En La México con el toro de Bernaldo de Quirós.
¿Es La México la llave de todo?
La México es importante y un triunfo importante, al ser televisado y con la categoría de la plaza, te puede poner en un sito alto y abrir puertas.
¿De dónde te nace ese temple?
No sé, es algo con lo que nací. Será un don. Yo soy muy religioso y puede ser algo que me diera Dios.
Sin embargo, a ese temple como a muchos mexicanos, se le ha acusado de un poco de falta de ajuste con el toro.
Por eso vas a España con tiempo. Cuando tienes una corrida importante en España te preparas para ello. Sabes que la fiesta y el toro son diferentes y te preparas para acoplarte al público, a la colocación necesaria y a las diferentes embestidas del toro.
Hablando con usted y repasando su carrera se aprecia poca memoria en el toreo. Quizás también falta libertad.
No sé, es difícil. Me gustaría decir que sí tiene libertad pero no sé. Quizás por eso ser figura es tan bonito. Si no hay libertad en el toreo, con ella te la ganas
¿Cuál es el precio de la libertad?
No tiene precio. El mandar no tiene precio.
¿Ha merecido la pena todo lo vivido?
Hasta ahora sí. No me arrepiento de nada ya que de todo he aprendido.