Juan Mora, el genio sigue creando magia (Crónica El Boalo 9 Julio)
Foto: Jacob Saucedo.
Pues sí. El artista sí tiene los pinceles preparados para crear su gran obra, solo hace falta darle un lienzo. Juan Mora, el genial torero de Plasencia, ha vuelto a demostrar que en sus muñecas se asienta un toreo irrepetible que solo brota de la inspiración de los genios.
Las fiestas de El Boalo (sierra de Madrid) contaban con un festival sin picar con reses de Zalduendo. Un mano a mano que congregó a más de tres cuartos de plaza y que dio categoría a la feria. Juan Mora se medía a la gran esperanza local, Pablo Mora.
Tras un imponente minuto de silencio por Víctor Barrio saltó el primero. Un novillo feo de pitones que manseó de salida. Los olés al toreo añejo del maestro sonaron con categoría, esos “bien” que brotan de dentro. Dominó la escena dando categoría al sobresaliente, todo con su genialidad única. En la muleta dejó detalles que supieron a menos de lo deseado por la mansedumbre del novillo que se marchó a tablas nada más verse podido. Los doblones finales y un eterno natural, un lujo. La espada no ayudó. OVACIÓN de reconocimiento. Sin duda, Juan Mora supo ver al novillo antes que los demás.
En segundo lugar saltó un precioso animal que dio algún susto a las cuadrillas y al joven Pablo Mora. El torero local tiene categoría como demostró con una bellísima verónica de recibo. En la muleta navegó entre las ganas y su buen concepto con momentos de más atropello mezclados con torero relajado de nivel. Sabe torear, solo toca elegir el camino del reposo. DOS OREJAS.
En el tercero, la locura. El colorado de Zalduendo colaboró a que el genio se dedicara a crear. Desde las verónicas cadenciosas y añejas hasta los remates a pies quietos, los olés rugieron ante el sabor de lo distinto. En la muleta el placentino se dedicó a CREAR. Los remates por abajo del inicio de faena, memorables. Antología del natural sin las prisas de la ligazón y con la naturalidad que tanto se añora. Los muletazos brotaban sin guión presos de la inspiración. Al final de faena nos hizo “viajar” a Madrid con unos naturales MEMORABLES que precedieron a la sorpresa de la estocada. En esta ocasión la espada no fue certera. La plaza, entregada, le otorgó las DOS OREJAS. Con inspiración y torería pidió la vuelta al ruedo a un gran novillo que fue despedido con una merecida ovación llevando sobre su lomo el sombrero de un genio.
La tarde, lanzada, concluyó con una faena de mérito de Pablo Mora. Salir tras Juan Mora pesó hasta que su buen toreo quitó los nervios. Supo ir haciendo a un animal agradecido que rompió a bueno. Es un torero que sabe torear y merece sitio entre los novilleros con caballos. DOS OREJAS Y RABO con fulminante estocada. Vuelta al novillo.
Cerca de las 9, con la sonrisa pícara de quién sabe lo que ha hecho, abandonó el coso un genio. Un torero irrepetible con ganas de crear que sigue acumulando gloria allá donde le dejan. !GRACIAS, MAESTRO!. Pablo Mora merece más sitio.
SIN DUDA, COMO QUIERA Y DONDE QUIERA, AQUÍ HAY UN GENIO.