JOSÉ CABRERA ARRASA EN LA TARDE MÁS NEGRA DE AARÓN (LA PUEBLANUEVA 31 AGOSTO)
Tengo claro que en el toreo hace falta variedad en cuanto a las características de los toreros. Una variedad de toreo que parecía perderse es la del torero bullidor capaz de dar fiesta, a su estilo, a cada uno de los animales que se les ponga delante.
Pues bien, desde Almería ha llegado José Cabrera para llenar ese espacio. Esta tarde ha dado una lección de entrega, conocimiento de su capacidad y pelea ante una novillada muy desigual de El Torreón. Su entrega, total en los tres tercios, le valió el pleno por parte de un público que acudió a ver a su torero, Aarón, pero que acabó aclamando al joven espada andaluz.
La tarde arrancó en La Pueblanueva con una entrada más que mejorable y menos de media plaza ocupada. Los precios (20 euros) y la nula promoción en las poblaciones cercanas no ayudaron. Abrió la tarde Cabrera ante un novillo de agradable cara y buena condición del maestro Rincón. Desde el recibo, acelerado pero entregado, hasta las lopecinas, pasando por el tercio de banderillas, todo fue entrega. En la muleta se dedicó a pelear, la costumbre a veces le puede, pero acabó templándose con el beneplácito del personal. Una estocada en falso al pegar la espada en una banderilla precedió a una estocada entera y al doble trofeo. DOS OREJAS CON PETICIÓN DE RABO.
El tercero fue un toro de poca cara con el que vimos una versión muy reposada. Con el capote se gustó a la verónica para realizar un tercio de banderillas después muy emotivo. En la muleta bajó las revoluciones y toreó con temple por el pitón derecho. Muy asentado, firme de plantas y tragando sin dar un paso atrás. Con la verdad que hizo todo caló arriba coronando la obra con una estocada muy templada que le valió el triple premio. DOS OREJAS Y RABO. La vuelta al ruedo, un clamor.
La otra cara fue la de Aarón. El local vivió una tarde aciaga desde que su primero se partió el pitón tras un cite inoportuno de su banderillero. Se vivieron momentos desastrosos mientras se decidía qué hacer con el toro. Aarón lo mató a la última.
En el primero de su lote, se corrió turno, pasó las de Caín con un novillo serio y exigente que nunca humilló. Aquí se vieron las lógicas carencias de su poco rodaje y ni el exceso de caballo (se picó hasta con el tercio cambiado) ayudó a que el novillero se asentase. Mal con la espada. SILENCIO.
En el cuarto, de muy escasa presencia, puso ganas pero no terminó de templarse salvo en una gran serie por el pitón derecho. La faena decayó entre las ganas de ver más de lo que había. Con la espada coronó su aciaga tarde siendo despedido en SILENCIO.
GRAN TARDE DE JOSÉ CABRERA QUE ARRASA EN CASA DE UN DESDIBUJADO AARÓN QUE VIVE UNA DE SUS TARDES MÁS NEGRAS.