Héctor Gutiérrez y Diosleguarde vienen a mandar (Crónica Las Matas 1 Mayo)
Manuel Diosleguarde ha salido a hombros del primer festejo de la Feria de San José de Las Matas ante una buena novillada de Núñez del Cuvillo. Impactó, aunque fue muy ignorado por el público, el mexicano Héctor Gutiérrez. Una feria a 8 euros el abono, con lo mejor de la novillería con y sin caballos, merece más de la media escasa que se registró en los tendidos.
Tras salir de Talavera con 30 grados nos encontramos con un cielo negro camino a Madrid. Las nubes oscuras hacia la sierra iban anunciando la sorprendente presencia de la lluvia que deslució parte del festejo. La feria de Las Matas, el barrio de la estación de Las Rozas, lleva años mereciendo mejores entradas que las que registra sobre la base de los precios y la categoría de los carteles.
Abrió la tarde, con escasa media plaza, Adrien Salenc, con un novillo de Cuvillo cómodo de cara, al que lanceó con gusto y una gran media. En la muleta recibió algún tropezón de un novillo bruto con el que no terminó de entenderse con la gente huyendo de los tendidos por el agua. SILENCIO.
En el cuarto dejó una faena muy larga, insustancial, con demasiados pases vacíos para la gran condición del animal. Todo muy correcto pero sin el pellizco y entrega de sus compañeros. OVACIÓN.
Héctor Gutiérrez salió a por todas con buenas verónicas e inmensa hambre. Estuvo variado en el quite en un tercio con pique con Diosleguarde que mereció más repercusión. En la muleta, con la gente refugiada por el agua, toreó con gusto y mucha clase. Reventó al Cuvillo por abajo en tandas rotundas con ambas manos que se acercaban a la decena de pases. Tanta exigencia acabó con el enclasado animal al que dio fiesta por circulares en las tablas. Una estocada caída fue preludio de un silencio sepulcral roto por cuatro aplausos. PALMAS.
En el quinto no hubo el acople con el capote de su primero pero sí mucha inteligencia. El Cuvillo prometía menos de los que luego rompió con las buenas manos del azteca. Una tanda impropia para su bagaje afianzó al animal que rompió con codicia. De nuevo toreó con gusto al natural con mano baja y cadencia hasta que pareció acelerado por la poca respuesta de la gente. Optó al final por buscar un aplauso más fácil que le lió más que benefició. Todo, eso sí, con la sensación de torero en ciernes. OREJA.
Manuel Diosleguarde, con el cielo más apacible, hizo rugir al coso con su capote. El novillo fue el ideal para que el de Salamanca enseñara sus buenas credenciales. De nuevo no dejó un quite sin hacer y toreó por momentos con rotundidad. Los naturales fueron largos, lentos y bien rematados con el, para mí, defecto de una cierta querencia a tumbarse sacrificando la estética por la largura del trazo. Por la derecha se encajó con clase y dejó todo hirviendo en un final de gran valor. La estocada, a capón, fue el prólogo de DOS OREJAS sin un solo pero.
En el sexto, bruto y más cuajado, no hubo el brillo de su primera faena pero sí la sensación de un torero de inmensa capacidad de conexión con la gente. Estuvo fácil dejando tres naturales soberbios que dejaron la faena en alto pero la duda de si había sido un logro o que el animal tenía más de lo que sacó. La espada le alejó una oreja de peso. SILENCIO.
BUENA NOVILLADA, Y MUY TORERA, DE CUVILLO CON LA QUE APABULLA MANUEL DIOSLEGUARDE Y GUSTA MUCHO HÉCTOR GUTIÉRREZ. SIN DUDA, DOS CHAVALES QUE DEBEN LLEGAR MUY ALTO SI SIGUEN EN ESA LÍNEA.
Mañana gran final de los sin caballos con un cartel de enorme ilusión. Jorge Molina, Villita y Manuel Perera ante novillos de Cuvillo.