Hablamos con Tomás Campuzano.
El toreo de siempre llega de la mano de valores que se han perdido. Con el maestro Tomás Campuzano, indiscutible figura del toreo, vamos a repasar esos principios que regían este arte y que parecen en el olvido. Esfuerzo, comprensión, generosidad, remontadas en la plaza… Una charla para aprender mucho con un torero de época.
¿Cómo lleva el confinamiento?
Con paciencia. La verdad es que estar metido en casa sin poder salir ha sido duro. Han sido meses complicados, sin contacto con el exterior y sin saber qué pasaba en el campo bravo, en las ganaderías… Lo llevé mejor poniendo fotografías de recuerdos míos. Fui sacando cosas de mi carrera, algo que ha seguido mucha gente y eso me ha ayudado a pasar el tiempo. Lo hemos pasado duro encerrados pero gracias a Dios ninguno de mi familia lo hemos tenido (el virus) pero lamentamos la cantidad de seres humanos que han perdido la vida. Todo esto va a quedar en la historia del mundo.
Yo tengo una hija que estaba en China pero andaba de vacaciones antes de que saltara todo esto. Cómo no pudo volver al tener las fronteras cerradas, se vino a España y ha estado encerrada con nosotros pasando el confinamiento. Las otras hijas han estado trabajando telemáticamente en Madrid y Sevilla.
¿Su hija pudo venir de Asía?
Sí, de Malasia.
¿Puede volver allí?
No, en China se está trabajando pero no la dejan ir. Es profesora de inglés, los niños van al cole, pero no puede ir para allá. Tendrá que esperar, seguramente, para la temporada próxima.
¿Ella pudo avisarles de lo que venía?
Cuando ella se fue a Malasia no se sabía nada. Era el fin del año chino y se marchó a países de alrededor pero no sabía nada. Ella quiso volver a China pero no la dejaron porque saltó todo.
Maestro, ¿es más duro estar cerrado cuando no se para?
Sí. Puedo decir que han sido mis primeras vacaciones y han sido obligadas. Soy una persona activa, no paro, estoy siempre en el campo. Me faltan horas en el día para mi quehacer diario y pegar ese parón, sin poder salir, te deja fuera de juego.
Respiró al tener el permiso para tentar.
Puff, imagínate. La primera vez que salí fue para retransmitir un tentadero en directo con Mundotoro y cuando vi cómo estaba el campo con el invierno tan lluvioso… hacía años que no disfrutaba tanto. Me hacía falta porque había días que no sabía en qué fecha estaba porque no quería mirar el calendario. Fui pasando todo buscando fotos, publicándolas, organizándolas, sino era un suplicio. He tenido la ayuda de mi mujer y mi hija. Me ha ayudado mucho un perrito para poder salir aunque fueran 15 minutitos por turnos. Salías pero daba miedo porque nunca había visto así a Sevilla, no había coches, se veían sólo los pájaros y desde lejos.
¿Cómo le surgió ese baúl de recuerdos?
Mucha gente pedía en las redes que los taurinos compartiésemos cosas de toros en plena suspensión de las grandes ferias. Muchos aficionados, a través de las redes sociales, querían que siguiésemos en contacto con ellos para seguir vivos. Se me ocurrió la idea al ir ordenando papeles. Encontré fotos y recuerdos y he tenido días en twitter con más de 30000 visitas sobre las fotos. Me comentaban Sevilla, Madrid, Topinero, Santander, Francia… fueron pidiéndome más fotos de muchos sitios.
También me han pedido muchas de América, allí tuve mucho cartel. Me decían muchos aficionados que recordara mi paso por las ferias de allí y lo voy a hacer. También hice un pasaje que se aceptó muy bien cómo fue el agradecimiento a todas las peñas taurinas que he tenido por todo el mundo. Fue revivir el recuerdo de muchos viajes con grandes aficionados que me seguían dónde toreaba. Me ha ayudado mucho mi hija. Ha sido una cosa breve pero ha sido muy interesante.
¿Se siente nostalgia o alegría de haber vivido tanto?
Sientes nostalgia de lo que has vivido pero mucha alegría. He encontrado fotos de muchos amigos, de tardes emocionantes, duras y amargas… Al final esto me ha mantenido muy vivo. Me acostaba pensando en qué fotos iba a poner el día siguiente y el comentario que añadiría.
¿Aprecia la nostalgia de la gente por su época?
Es bonito, lo disfruto mucho. Es bonito que te recuerden, te escribían, te mandaban fotos contigo en el patio de cuadrillas, carteles… Les escribía, hablábamos, es muy bonito mantener la llama de esos veinte años y ver que te recuerdan con tanto cariño. Ha sido un reencuentro muy satisfactorio.
Ahora los toreros no se acercan, lo contrario que usted y por eso le siguen queriendo.
Siempre se lo digo a los toreros que ayudo. Les digo que el torero tiene que dejarse llegar, no puede ser un monje quitado del medio al que el público ni toque ni salude. El público es el que te sube, el que te mantiene. La satisfacción de un torero es llegar a la puerta del hotel o de una plaza y que todo el mundo quiera estar a tu vera, que te quiera saludar. El distanciamiento entre el torero y el aficionado no es bueno, siempre digo a los chavales que hay que dejarse querer, acercarse, te deben conocer cómo eres cómo persona, deben conocer quién eres, saber los miedos que pasas… Los aficionados deben saber eso.
Yo toreaba por Valencia, Santander, Ciudad Real, Albacete, Madrid y siempre veía a un chaval en un tendido bajo con su madre pendiente de mis actuaciones. Un día se acercó al salir de la plaza y me pidió una foto. Después de eso tomamos contacto y ese chaval de unos 20 años no se perdía ni una corrida. Sabía dónde toreaba, controlaba todo. El año que me despido viene a la feria de Jaén en el 99 con varias libretas de 200 páginas cada una con todos los recuerdos míos de torero: prensa, fotos, reseñas… Ese chaval, al que saqué en mis historias, para él fue un reencuentro extraordinario. Mi amigo Víctor de Ciudad Real.
La peña mía de Logroño se pegaba viajones llegando a la hora de la corrida porque eran gente trabajadora que acababan la jornada y se metían kilómetros para verme y volverse porque al día siguiente trabajaban. Mi amigo Félix, promotor de mi peña en Logroño, me ha estado mandando fotos, recuerdos…
Otro de Valencia, Tomás Espinosa, con él tuve un reencuentro y tenía guardados todos los recortes míos en prensa. Todos han revivido recuerdos con mi baúl de recuerdos. Mi amigo Marino de Bilbao murió hace más de un año pero al ver el baúl su sobrina me mandó un mensaje y muchas fotos de él para que los pusiera. Yo había hablado de él pero esas fotos me dieron recuerdos preciosos. Esto es lo bonito del toreo, ésta es la llama que deben cuidar las figuras. Son estos aficionados los que te cuidan, te siguen y dan valor.
Esa cercanía del aficionado no implica pérdida de respeto.
No, al contrario. Se vuelven más aficionados a tí, se hacen más respetuosos y te siguen. Recuerdo a mi amigo Rogelio Villar de Soria. Un hombre con una gran industria de jamones y se pegaba con su mujer unos viajones… Me llamaba y yo me preocupaba de que el mozo de espadas le tuviera las entradas, me las pagaba. De Madrid para arriba nunca faltaba en la barrera disfrutando de mí, de mi amistad, y yo de la suya. Cuando le veía le ponía mi capote en su barrera, para él era grandioso y me seguía por todas partes. Llegaba a su casa a las 4 de la mañana y a trabajar.
Cuando la gente se te acerca debes atenderla, son los que dan vida al mundo del toro.
Lo hemos perdido.
Hoy en día los toreros andan escondidos, están deseando irse del hotel y se van por el sótano cómo escondidos dejando a los aficionados que le esperan fuera y que le “entretendrían” cinco minutos. Así hacemos que el toreo pierda grandiosidad.
Esa gente luego te para y te recuerda que se hizo una foto contigo de la mano de su abuelo. Eso hace que al día siguiente el chiquillo llegue al colegio presumiendo de su foto y haciendo a 5-6 más que sean aficionados. Los toreros tenemos que arreglarlo y obligarnos a hacerlo para que el mundo del toro no pierda ese contacto que es fundamental.
¿Cómo cree que el torero debe afrontar lo que tenemos encima con el virus?
Es complicado. Lo que tenemos encima es peor que el virus, ya veníamos tambaleándonos. Me da miedo que sea la puntilla del toreo, Dios quiera que no. He visto en las redes la incertidumbre de los taurinos sobre el mundo del toro, me preocupa la dejadez del Gobierno con el sector taurino, un sector que da mucha riqueza al toreo y que están rechazando.
El Gobierno decía que nadie iba a quedarse atrás pero al sector taurino no ha llegado nada, no han cerrado la puerta. Cómo empresas y toreros no podemos hacer un ERTE para acogernos a algo. Se dijo que se iba a cobrar un paro pero cuando han ido las cuadrillas a pedir esas ayudas era mentira todo, dijeron que no. Te pedían un contrato de hace 15 días y el toreo había acabado en octubre. Las cuadrillas viven de lo que ganan entre la temporada y este año, al no tener, tienen que seguir pagando pisos, coches, muletas, comer y están pasando necesidades. Eso me preocupa mucho, hemos estado pasivos pero viendo lo que están haciendo más las declaraciones de Pablo Iglesias, el tema preocupa y mucho.
Esperemos que la reacción de la gente repercuta. No pedimos más de lo que nos corresponde por parte de un sector que paga muchos impuestos y que tanto da a las arcas del Estado.
El toreo hemos sido pasivos, desunidos, nos hemos centrado en torear y no hemos tenido a nadie que nos represente. El comportamiento del Gobierno ha servido para una unión entre los sectores del toro, somos una familia. Nos estaban maltratando de forma injusta.
El toreo, cómo usted decía, tiene que espabilar.
Cuando ha habido cornadas y muertes los antitaurinos nos trataban cómo nos trataban y aquí no pasaba nada. Esto es un sector dentro de la ley y todo lo del virus nos ha servido para estar unidos y ahora tenemos la Fundación que nos representa con gente preparada y que se ha preocupado de que estemos unidos. Hay necesidad, para cuadrillas y para toreros, que ahora no van a ganar nada porque no hay toros. Se preparan en el campo, gracias a los ganaderos, pero corridas no hay.
¿No le parece triste que los sectores se busquen soluciones y aquí no?
Aquí se está intentando. Hablé con un empresario de sin caballos y me dijo que las quiere hacer midiendo la temperatura, con gel y mascarillas. Son novilladas sin caballos, de menor coste que una corrida de toros. Toros sin la televisión y sin una gran cantidad de público son muy difíciles.
¿Cómo ve la idea de la Junta de reducir cuadrillas?
No la veo. Hay días que no se ponen los tres pares o que el picador da un puyazo, es verdad, pero a la hora de hacer las cosas cada uno tiene una función. Lo que sí veo es que tendremos que reducir los sueldos. Todas las empresas intentan renovarse y nuestro sector, que lo está pasando mal, no puede dejar a gente fuera porque si no torean, lo van a pasar mal. Vamos a reducir esos 5000 euros de diferencia entre los 6 de la cuadrilla. Si reducimos el sueldo de cada uno de las cuadrillas nadie se va a quedar fuera, todos podrán torear y la Seguridad Social será menor.
Las cuadrillas deben bajar su sueldo para que esto se dé, no sé si un 30-40% pero deben bajárselo este año y el que viene. Es mejor que se lo bajen y nadie se quede en su casa.
Se pueden hacer escalafones según el tipo de festejo y plaza. Vamos a bajar los sueldos de todos los grupos que hay para que todos podamos torear y que todo el mundo se pueda llevar un sueldo a casa.
Chocamos contra un sector inmóvil.
Claro, porque los de arriba, que torean mucho, no piensan en los de abajo y quién lo pasa mal. He sido figura o he estado arriba pero cómo apoderado conozco bien cómo están las novilladas, olvidadas. Hay que ayudarles pero no diciendo al empresario que a éste hay que pagarle 6000 euros que le corresponde cuando no puede montar el empresario la novillada pagando eso. Vamos a pagar 5000 pero que todos lo puedan cobrar. Los de arriba, que torean 40-50 corridas, sacan pecho pidiendo que se pague todo pero no ven que los de abajo no pueden torear. Creo que todos deben bajarse algo, sobre todo los de arriba, para que los de abajo puedan torear.
Me dirán que estoy equivocado o que estoy al otro lado pero la realidad es la que es, los chavales van sin torear a Madrid con corridas de toros. El sector con picadores es el dolor del toreo y lo veo de cerca porque ayudo a novilleros. A los empresarios y ayuntamientos no les salen las cuentas y va a llegar el momento en que apuesten por dar recortadores, muy respetables, y sueltas de reses.
Los de arriba establecen unos mínimos para los de abajo creyendo que limpian conciencias. Cómo eso no se puede pagar llega el túnel o el ponedor.
Claro, ahí está peor porque estás fuera de la ley. Vamos a poner unos mínimos pagables para que todos puedan ir dignamente. Con los mínimos de los novilleros, si se toma dos cervezas, pierden dinero. Vamos a recortarnos todos para que al chaval le queden 1000 euros, que tiene gastos que afrontar. Los chavales si no tienen padrinos, no pueden. Veo que los que tienen condiciones están parados y los del padrino sí torean. Hay que ayudar, todos, a los que tienen condiciones, no al que tenga dinero.
Lo triste es que el chaval con condiciones que acepta el túnel porque no le queda otra es peor visto que el ponedor que le obliga a ello.
Exactamente, no es el malo, es el que va más por derecho y busca torear para cuando le llegue la oportunidad en la plaza importante. Esto genera que cada vez salgan menos toreros porque no están preparados. Pueden salir cracks, fenómenos, pero son poquitos.
Me jode la dignidad de las cuadrillas de los ponedores y la denuncia al chaval que acepta lo que hay cuando no hay más a repartir.
El empresario recurre al que pone porque no le tiene que pagar. Eso no es pensar en el futuro. El futuro está en los de vocación, en los que tienen condiciones pero debes dejarlos demostrarlo. Los políticos también lo fomentan porque ponen luego al que más ha toreado por encima del que tiene condiciones.
Antes costaba torear pero cuando un empresario veía a uno con condiciones le ponían varias veces, ahí salías para adelante. Ahora no, si no has toreado no te le ponen las comisiones porque tiran del escalafón y torea el que torea. Antes llamabas a una empresa siendo profesional y las empresas te le ponían, ahora no, ahora ponen al que pone.
Maestro, cerrándoles las puertas, ¿le merece la pena seguir de apoderado?
A veces desespera pero en el toro tiene que haber locos. Yo me he críado aquí y cuando me retiré aguanté tres meses antes de volver a él. Me sé mover entre el toro, viendo chiquillos, escogiendo corridas… eso me hace feliz porque ganar dinero no gano. Por lo menos estoy alimentado por mi afición, por lo que me llena.
¿Cómo se hace uno el torero del Norte?
De Madrid para arriba el toro era más grande que en el Sur. De Despañaperros para arriba me tragaba grandes corridas en Azpeitia, Burgos, Tafalla, Corella… y me defendía, cortaba las orejas. En esa época, si triunfabas allí, toreabas. Tenías que ganarte el contrato cada tarde. Lo que hacías en Madrid repercutía en el Norte.
Me han querido mucho en el Norte, igual que aquí en Andalucía que he tenido un cartel tremendo. Almería, Huelva, Zalamea, Valverde, Aracena, Santa Olalla… había placitas con corridas de toros en las que estaba siempre. El Norte era más duro pero yo no decía que no a nada, quería estar en el candelero.
¿No cree que debieron darle más cancha en las corridas menos duras?
He podido torear con todas las figuras de mi época. Eso sí, llegaba a Santander y te mataba una con figuras pero también la de Miura. Me codeaba con Paquirri, Espartaco, Dámaso, Teruel, Muñoz, Ojeda… Mataba las duras pero estaba capacitado para las demás. Los últimos años me arrinconaron en las duras y por eso llegó el momento de decir adiós. Cuando matas duras todos los días tienes que tener el corazón de acero.
¿Por qué seguía matando las duras cuando pudo elegir?
Mataba las dos, podía elegir, pero cuando me di cuenta que sólo me daban las duras comprendí que era mi momento de decir adiós. Me decían que me fui muy pronto y creo que si me hubieran dado cancha en otros carteles hubiera seguido más. Creo que me fui a tiempo, fuerte, y en ese año dejé 7-8 faenas para el recuerdo mío y del aficionado.
En las maduras me daban menos sitio porque si una feria montaban tres festejos y uno era duro ahí tenía más sitio. Dónde tenía fuerza y podía aceptaba pero obligaba al empresario que me diera también la más apetecible. Si yo me hubiera negado a matar Victorino, Miura, Isaías, Murteira, Pablo Romero, Prieto de la Cal lo mismo me sientan o me dan más margen, nunca lo pensé. Yo no lo pensé porque quería torear, necesitaba echar mi profesión para arriba. A lo mejor debí pararme y negarme pero cuando lo intenté me castigaron.
Luego resurgí con las duras con más fuerza. Resurgí con las tres orejas de Bilbao y Miura. En Agosto llevaba 12 corridas, me tenían arrinconado. Pude meter la cabeza en Bilbao, dónde entré por sustitución pese a mi cartel, y gracias a ello toree más de 30 más pese a un percance en Salamanca en septiembre. Si sacabas los dientes a las empresas te frenaban cómo me hicieron porque veían que subía y eso no les interesó.
Yo no achaco nada a las empresas, ellos contratan al que mejor le viene a su economía y a ese espectáculo. A muchas ferias en las que cortaba 3-4 orejas sabía que no iba a volver porque no le interesaba al sistema del momento. Me tenía que aguantar y tragar estando sentado en casa esperando el momento de demostrar que estaba vivo.
Los vetos son de siempre.
Han existido siempre, de maneras más claras o menos descaradas. Hay muchos jaleos de empresas en las que se hace todo a favor del que no molesta, del que no cambia el sistema.
¿Bilbao fue su tarde más importante?
La que más me satisfizo siendo torero aunque luego habré toreado otras mejor. Llevaba diez años de matador de toros y ese año no tuve suerte en Madrid y me dejaron arrinconado. Toreaba pocas corridas y algún festival. El triunfo de Bilbao ante Miura, moralmente y artísticamente, me sirvió para lanzarme y tener cuerda para diez años más. Fue un triunfo muy rotundo, sincero, un triunfo cantado por todos.
Y todo el mundo le recuerda por la faena en Sevilla a Topinero.
Y no fue la mejor. Fue una faena en la que todos contribuimos al triunfo del toro. A todos los sitios que voy me lo recuerdan y me sirvió en una corrida televisada. Con el tiempo he visto la importancia que tuvo, yo no se la había dado. No fue mi mejor faena pero hubo un conjunto de matices y en la lidia que hicieron que el aficionado lo cantara tanto. Eso y Bilbao fueron lo más importante con el año que toree 6 tardes en Madrid y salí lanzado a las ferias.
¿Su mejor faena?
Tengo muchas. Recuerdo mucha con mucho cariño en Talavera a un toro de Dionisio Rodríguez. Fue una faena cómo yo sentía de torero y pese a pinchar mucho le corté las dos orejas. Si le mato, me dan la pata.
La de Miura fue muy importante, he toreado toros muy importantes en Santander, otra a un Victorino en Logroño que me valió varios premios… Si me pongo a recordar no paro.
Claro, lo de ser figura no es por una tarde.
No, al torero hay que darle tiempo para desarrollarse. Una figura no se hace figura por dos tardes, esto es una cosa continua.
En América sí le dieron condición de figura.
Sí, sobre todo en Venezuela. Desde el primer año que llegué a Maracaibo, Maracay, Mérida, San Cristóbal, Caracas… me trataron así. Para mí es mi segunda tierra, allí gané todos los trofeos posibles. En Maracay me dieron las llaves de la ciudad y me nombraron hijo adoptivo. Tengo dos catedrales de Manizales, indulté en Cali, en Medellín corté cuatro orejas con el maestro Cáceres y Palomo. En Cartagena de Indias tuve tardes muy buenas y en Lima me corté la coleta. Allí hice grandes faenas pero no gané el Escapulario. Competí mucho allí con Ortega, Paquirri, Capea, Dámaso, Teruel… allí era una figura más. Allí íbamos los que íbamos y toreábamos los que no lo ganábamos cada año. Si estabas bien sabías que al año siguiente volvías.
En Venezuela, está feo que lo diga yo, era el primero al que llamaban. Allí he toreado con Viti, Camino, El Cordobés, Antoñete, Dámaso Gómez… De ahí para acá he tenido la suerte de torear con todos, es una gran satisfacción. Con esa, con la que compito de Dámaso, Manzanares, Capea, Roberto, mi hermano… Luego la de Ojeda, Muñoz, Espartaco, Vargas, Mario Triana… Finalmente competí con Jesulín, Litri, Finito, Chamaco, El Juli… Competí con cuatro generaciones, en la última corrida mía en Lima me brindó el toro El Juli. Lo que me dijo queda para mí.
¿Una vida feliz en el toro?
Sí, he sido feliz en el toro y sigo siéndolo. Cuando yo me retiré lo hice muy feliz, convencido de haber hecho todo. Puse un restaurante por un amigo y todo era precioso, venían mis amigos. A los pocos meses no era capaz de seguir, me di cuenta que mi mundo era el toro. Volví al toro y allí soy feliz, disfruto, y me moriré alrededor del toro.
Si sale una vaca muy buena me atrevo a pegar 2-3 pases y no quiero porque me enveneno y al día siguiente quiero otra vez. El toro me ha hecho feliz, me ha hecho ser persona. Si no llego a ser torero no sé si hubiera sido feliz. En el toro descubrí un Campuzano que no conocía.
La gente me destacaba que sonreía en las de Miura y era por mi afición, al salir a la plaza ya era feliz. Cuando no triunfaba sufría y quería volver a ponerme delante para disfrutar y sacarme la espina. Esa pasión me ha mantenido, tenía un gran amor propio que me evitaba dejarme ganar la pelea por nadie. Eso lo echo en falta hoy.
El amor propio.
Serán otros tiempos pero ese amor a la profesión y la dedicación hay que tenerlo. Muchas veces me llamaban y al echar las cuentas veía que me quedaría poco dinero e iba porque es mi pasión. En otras que iba con dinero fuerte y aquello no resultaba le quitaba lo que tenía que quitar para que todos pudiésemos comer. Quizás eso lo hice y fue en mi contra, debí a lo mejor pedir mi dinero cómo hacen ahora pero lo que se hacía era lo que yo hice. Creíamos en los empresarios, lo que quedaba era para todos, pero hoy ha cambiado.
Paco Ojeda me dijo que eso se hacía mucho.
Somos de la misma época. Él es más mayor que yo pero somos del mismo año de alternativa, toreamos mucho juntos desde novilleros. Ojeda tuvo un apoderado extraordinario como Marca que hizo que él ganase el dinero pronto, yo me lo gané más despacio.
Pero se era generoso con los empresarios, ahora hay cuatro.
Claro, el empresario de pueblo buscaba quién creía que le iba a llenar. Luego la tarde salía mal por algo cómo el tiempo y todos hablábamos, había que tener dinero para todos. Hoy hay toreros que lo hacen pero son menos. Hoy se liquida a las 12 pero antes era al día siguiente, a la semana, a los quince días o al mes. El torero se ocupaba de torear, era todo más romántico.
Ahora todos van de la mano y se asfixia al empresario que no es de ellos.
El sistema.
Y luego con decir que se paguen unos mínimos inviables…
Claro, así estamos. Sólo dan novilladas picadas los ayuntamientos. Hay empresarios que dan 70 corridas y no dan ni una novillada, debería ser obligatorio dar novilladas por un número de corridas de toros. Antes ibas a los pueblos y había novilladas con la corrida. Ahora sólo hay un festejo con los tres de siempre, los que van de la mano. Ves que alrededor del pueblo se repite el cartel y la gente se harta porque no hay caras nuevas, los toreros que ilusionan al verles competir con las grandes figuras.
Las figuras que están lo son por algo, lo han ganado y les respeto. Se la juegan mucho pero deben dar paso a los que tienen futuro. Si no tienen futuro pero es del pueblo debe estar en el cartel. Un tercero debe entrar, sea nuevo, del pueblo o de abajo porque si no, no habrá apenas corridas.
Pero usted decía que le tocaba remontar con Miura, ahora prefieren la comodidad.
Antes uno del tercer grupo vivía dignamente con 15 corridas. Ahora un torero con 20 no tiene ni para comprarse un traje de torear. Para comprarte algo debes estar 15 años en las grandes ferias porque lo poco que hay se lo quedan unos pocos, no lo reparten. Todos queremos la tajada grande pero debemos ser conscientes. Por eso te decía antes que la pandemia nos debe unir y hacernos conscientes de que debemos ser más generosos, más bohemios.
El dinero viene con los triunfos, cuando la gente te sigue el empresario te da dinero pero querer ganar dinero sin llevar gente a la plaza es difícil. Antes ganabas dinero cuando se quedaba la gente en la calle, ¿cómo te vas a llevar el dinero del empresario si no hay nadie? Lo puedes hacer una vez pero ese hombre no vuelve a querer dar toros y perdemos todos.
Maestro, amante de su profesión. Ahora que cada uno piense hacía dónde vamos y de la mano de quién.