Hablamos con Juan Carlos Carballo. Alfarero de Oro 2018.
Pocos novilleros han arrastrado tanta gente como el cacereño Juan Carlos Carballo. Un diestro de valor puro, de escalofrío, que se vio parado por las cogidas tras un inicio fulgurante. Con él hablamos de sus momentos más duros y de su vuelta a Villaseca, la localidad que le espera con la rabia de aquel novillo que se partió la pata cuando todo el coso veía al próximo Alfarero. Monteviejo le evaluará en La Sagra.
¿Llegaste a pensar en quitarte del toreo?
Sí, hubo momentos de incertidumbre, de no saber qué hacer. A raíz del percance de Madrid, me marcó bastante, lo pensé. Iba viendo que no avanzaba, creí que me quedaba cojo porque no podía andar ni correr. Ese momento fue duro pero fui mejorando a última hora, me fui viendo capaz y reaparecí. En esa tarde de agosto de 2017 decidí que sí seguía porque me encontré fuerte.
Pero tras ello, casi un año parado.
Sí, no salía nada y preferí centrarme en el invierno, en prepararme.
Este año volviste a tu tierra, Valencia de Alcántara, en un festival.
Fue una tarde bonita, emocionante. Me veo capaz y quería convencer a la gente que me quiere de que podía. Fue un día para probarme y salió cara.
Siempre has tenido contigo una gran cantidad de partidarios, ¿cómo han vivido estos tiempos de tu recuperación?
Siempre han estado allí. Aunque estaba parado siempre se han reunido, iban al campo como peña. Estaban medio activos pero querían volver a verme a mí, estaban a la espera. La verdad es que les estoy muy agradecidos por estar siempre pendientes de mí.
A tu lado está Fernando Cruz, ¿cómo lo conociste?
A través de un amigo que me lo presentó. Allí es donde empezamos a entrenar juntos y, a raíz de aquello, se forjó algo. Fue un momento en el que yo no tenía a nadie y él me quiso ayudar.
¿Qué te ha aportado?
Sin él estaría parado. Es una persona clave en mi vida y en mi carrera. En lo personal y en lo profesional me aporta mucho. Como torero es de admirar y más como persona.
Vamos a repasar unas tardes claves en tu carrera. Madrid, dos peticiones mayoritarias que no te atiende el palco sobre la base de ser “autobuseras”.
Afecta algo. Parece que aquello no sirvió y dejó de afectarme al cabo de unos días. Uno da todo y busca estar bien en Madrid. Lo del autobús es algo que no es malo porque si uno lleva gente es porque le quieren ver y eso viene muy bien a la fiesta. Es bueno que los toreros tengamos gente que nos quiera ver. Hay partidarios que piden más los trofeos, es normal. Esa tarde sirvió para que me repitieran.
Casavieja y una grandísima faena a un “toro” jabonero de Sánchez de León.
Ese toro me marcó, fue un antes y un después en mi carrera ya que te ves toreando bien ante un animal así. Me vi capaz ante un toro de plaza de primera, fue un vuelco en mi carrera. Noté la diferencia del animal y esa tarde me enseñó que era muy capaz. El triunfo me sirvió mucho para mí pero para torear no tanto por las circunstancias. Me sirvió para estar contento, más metido aún, me vi capaz.
Tras ello te paras en El Barco cuando ibas lanzado.
Me paró una semanita por la rodilla.
Llegas a Villaseca pero no parecías recuperado, ¿lo estabas?
Toreé infiltrado y con los médicos en contra. La ilusión que tenía por torear en una feria tan importante hizo que realizase ese esfuerzo. Esa novillada lo valía.
Fueron muchas novilladas con Morenito de Cáceres con los novillos de tantísimo trapío que lidia.
Son etapas de la vida. Las cosas no se pueden cambiar pero esas plazas y novilladas me sirvieron para curtirme. Si veo que allí no hubiera sido capaz me habría quitado o estaría más parado. Uno no sabe qué hubiera pasado. Esas novilladas me marcaron, fueron una detrás de otra. Llegaba del debut de Olivenza con una novillada bonita que no tenía nada que ver con el Valle. Esos festejos fueron una cima importante de escalar. De no torear casi nada a meterte en cinco o seis como esas, pesa. Lo echas para adelante pero fue duro.
Volvamos a Villaseca. Si ese novillo no se parte la pata… Olías a Alfarero.
Fue un cúmulo de cosas. Reaparecía, como hablábamos, tras lo de El Barco. Era una fecha clave porque allí los esfuerzos suenan. Me costó por el percance pero delante del toro no te acuerdas. Fue una feria bonita pero la pena es que con el primero no tuve opciones y con el segundo, tenía todas, pero se partió la pata. Creo que entre los dos, viendo como se movía, hubiéramos hecho algo bonito pero las cosas salieron así.
Han tenido memoria contigo.
Sí. Desde aquí quiero agradecer a Don Jesús y a todos los que la montan que se acordaran de mí. Es de las primeras fechas que he cerrado este año. Querían que estuviera, me querían ver. Estoy muy agradecido a ellos y, para mí, es una de las fechas que más me motiva.
No sé si habrás visto las fotos pero la corrida de Monteviejo impone.
Gordita, bonita. Tengo contacto en esas casa y conozco bien la novillada. Es de las fechas que más me ilusionan. Esa novillada puede servir bastante y llamar mucho la atención.
¿Qué tienes por delante?
Mi pueblo el sábado. La gente dirá que otra vez pero lo que uno piensa es en torear y cumplir con su gente. Me acuerdo de quién no puede verme más que en el pueblo porque no se puede mover. Me hace muy feliz.
Además tengo Villa del Prado, Villaseca, Casarrubios, Azuqueca y Algemesí. A la espera de alguna más estoy muy contento.
¿Y Madrid?
Madrid aún no. Estábamos pendientes para las nocturnas pero no pudo ser. Este año ya nada, el año que viene llegará el momento.