Hablamos con José Luis Palomar
En nuestras “leyendas en confinamiento” nos propusimos escuchar y aprender de los que han engrandecido la tauromaquia y la quieren más que nadie. Hoy vivimos un capítulo muy especial con José Luis Palomar. El soriano, gran torero que no me deja tildar de figura más que a El Cordobés, es un ejemplo de persona cabal que dice las cosas como las piensa, siempre por derecho y es ejemplo de valores de una época no tan lejana en el tiempo pero si muy lejana por la comparación con la actualidad. Hoy aprendemos con José Luis Palomar.
¿Cómo lleva el confinamiento?
Gracias a Dios, bien. Yo tengo ya cierta edad y no me duele el quedarme en casa y poder hacer una serie de cosas con la tranquilidad que supone el estar jubilado. No extraño el salir ni viajar porque eso ya lo he hecho antes. Dicho esto entiendo que para los españoles es un problema muy grande, sobre todo la gente que está activa, pero en mi caso, ya jubilado, asumo que es por salud y lo llevo bien. Ojalá que la mayoría de los españoles tuvieran el mismo problema que yo por lo que supone quedarse en casa.
¿Cómo se encuentra de salud?
Bien. Hace cuatro años me pegaron mi última “cornadita” que fue una operación de corazón que, gracias a Dios, puedo ir contando. En mi profesión vives todo lo bueno y lo malo con la mayor intensidad porque es la profesión que te genera las sensaciones más intensas, hasta el punto que te juegas la vida. Esas sensaciones no las he encontrado en ningún otro sitio, ni abogados, ni médicos, ni notarios… nadie puede experimentar las sensaciones tan intensas que te da el toro. Cuando tú asumes la intensidad de la profesión, y el que te juegas la vida a diario, aprendes a vivir día a día el resto de tu vida.
¿Se llega a asumir la muerte cuando “juegas” con ella cada tarde?
La tienes ahí, lo debes de asumir y contar con ello. Yo viví la muerte de Yiyo en la plaza, había toreado días antes de la de Paquirri, viví la muerte de dos banderilleros (uno de ellos le mató el novillo en la plaza, la de Montoliú (tenía amistad con él y toreó una conmigo en Pamplona)… El mundo del toro es grande pero es muy pequeño, quieras o no te conoces.
El maestro soriano nos relata de dónde aprendió a asumir la muerte.
Conocí a la generación de la postguerra y en los 60 que empecé yo, más. En esa generación se asumía la muerte con normalidad y, aunque no se hablaba cuando ibas a la plaza, estaba ahí. Cuando hablabas con personas de esa generación taurina, sobre todo si tenían un cierto poso, te decían que preferían morir en la plaza que, por ejemplo, arrollados por un coche.
El problema es que cuando llega es duro, normalmente llega a personas jóvenes. Son carreras que se inician muy jóvenes y cuando cae uno muerto suele ser de corta edad. Lo asumes y sabes que es un tributo de esta profesión, sabes que es algo que puedes pagar y lo asumes.
Yo he estado un par de veces dándole la mano a San Pedro y cuando vuelves a torear das gracias a Dios y sigues para adelante. Asumes que has pasado ya por eso y yo he tenido la suerte de no acordarme luego delante del toro.
¿Y cuándo es por el virus, que encima ha pegado tan fuerte en Soria?
Yo sí. Desde que naces sabes que has empezado la cuenta atrás para morir aunque nunca nos paramos a pensarlo. Cuando vas cogiendo poso en esta profesión te vas dando cuenta que es un hecho que puede venir. No hay que aceptar la muerte, lo que hay que hacer es prepararse para morir lo más dignamente posible. Lo que no entra en mi cabeza es dejarse matar ni dejarse morir, tampoco entra en mi cabeza lloriquear, hasta para morir hay que ser un tío.
Tenemos un ejemplo que quedó grabado, el maestro Paquirri. Era un hombre y lo demostró hasta sus últimas consecuencias.
¿Y el dolor?
Le tienes ahí, hay que convivir con él. Cuando yo empecé a entrenar en Soria no había profesionales, había uno del CD Numancia que llevaba un chándal y yo que me compré otro, éramos dos personas con chándal en la ciudad. Me veían correr en invierno y me trataban, casi, de tonto.
Yo soy de los de la mili con Franco y me sirvió mucho meterme en las artes marciales cuando fui a hacerla en Zaragoza. Allí indago en lo que ya había empezado a leer sobre el kárate y empiezo a trasladarlo al mundo del toro. A medida que fui ahondando en las artes marciales me ayudó más. Por ejemplo, aprendí a respirar y a relajarme gracias a ellas. Saqué a mi mente y a mi cuerpo más partido gracias a las artes marciales.
En el mundo del toro me costó más aprender porque me podía relacionar menos en Soria pero en los entrenamientos era un aventajado porque los toreros de la época no hacían otra cosa que correr o jugar al frontón. No sabían ni calentar ni cuidar las comidas, ni calentar.
Con Paquirri en 1978 hablamos de lo de calentar y me dijo “Me puse a calentar y me pegó una lumbalgia”. Le dije que no calentó, que se quemó porque no sabía calentar. España ha cambiado mucho.
Me decía que el confinamiento del virus no le ha supuesto mucho cambio en cuanto a salir de casa. Usted no ha sido mucho de ir a las ferias.
No. A mí me enganchó Molés con Taurocast y allí conocí a Gonzalo Bienvenida y a Carmelo que son los que me han vuelto a enganchar. Cuando conoces del toro el cielo, la tierra y el infierno sabes de qué va esto y sabes que hay cosas que están bien y mal pero hay cosas que también te dan vergüenza.
A mí me llamaban para ir a los toros a tal o cual sitio y decía que para qué, no había nada que me interesara. Si tienes un por qué, un toro o un torero, o unos amigos, vale. Si no, ¿para qué? Dicho esto, tiene que ser con un toro de verdad o un torero de verdad porque si no esto es una pantomima.
Tampoco es amigo del taurineo.
Yo he tenido un piso en Marqués de Zafra 8 años, al lado de Las Ventas, y en ese barrio vivía Epifanio Rubio “El Mozo” que estuvo 16 años con Dominguín, 13 con El Viti y conmigo 6-7. Luego estaba Tomás, el pescadero, que tenía una pescadería al lado de La Tienta que ahora regenta su hija y su yerno, era como un segundo mozo de espadas mío, una persona encantadora.
Me juntaba con ellos y era un deleite. El Mozo no era mucho de hablar pero conmigo sí, me preguntaba la gente de por qué conmigo hablaba, y no sé el motivo. Sé que nos juntábamos a tomar un café y me contaba cosas de Luis Miguel, de Mondeño, de Aparicio, de Marcial… daba gusto.
Tuve la suerte de que me apoderó un poco tiempo, era muy mayor, Alberto Alonso Belmonte que era nieto de Juan. Él apoderó a Manzanares padre, a Mondeño, a Muñoz, Joselito Huerta… Me le llevé dos veces a comer con Epifanio y era un placer escucharles hablar.
Lo que no me gusta es meterme en un bar con el listo de turno voceándote, ¿tú que sabes?, ¿cuántos toros has matado tú? He ido a tertulias, es conveniente que el matador hable y se roce con el aficionado, pero respetándose todos, cada uno en su sitio. De hecho estuve en una tertulia en la que estaban poniendo a parir a un torero que había matado la corrida de Miura y me tuve que levantar porque él no decía nada.
Muchas veces me dicen “joder con el soriano” pero para mí hay una cosa primordial, antes del torero está el hombre. A mí como persona no me pueden avasallar y como torero habré tenido mis limitaciones pero mi currículo está ahí y lo que yo sé nadie me lo puede discutir. Con esa verdad he ido a todas partes.
Esa verdad la ha mantenido donde más cuesta a los toreros, en el despacho.
Con Manolo Chopera tuve enganchones que duraban cinco minutos. En esos minutos nos llamábamos de todo pero los 10 minutos después nos arreglábamos hasta el punto de que llegamos a firmar un año hasta 19. Cada uno defendemos nuestra parcela pero a mí no me entra en la cabeza que en el ruedo te la juegues y luego no te hagas respetar en el despacho. Gran parte de los problemas que tiene el toreo son porque en el ruedo no se han hecho respetar. Si no te haces respetar tu, nadie te respeta, ni apoderados, ni público ni nadie.
¿Cree que el aficionado ha perdido el respeto al torero?
No, ha sido el profesional (picador, banderillero, torero…) el que no se ha hecho respetar. Cada uno tiene su sitio, con educación y respeto.
He ido apreciando en su generación un cierto desencanto en cómo se está llevando a cabo el toreo.
Es normal. Cada torero tenía su sitio y se hacía respetar en la plaza y después.
Hoy he publicado una entrevista a Mendes y la línea es esa.
Ése es de mi cuerda. Yo he ido a tentaderos y no he tolerado eso de “ponme la vaca aquí o allí, ponla de largo”… Yo procuraba ir a un tentadero y le preguntaba antes cómo lo hacía. Cuando él había visto la vaca yo entiendo que la has visto y en ese momento es mía y hago lo que quiera. Lo que no podía era eso de coloca… He pasado hasta vergüenza. Te echaban becerritas de dos años y no merecía la pena, luego salía el padre, a ése sí había que pegarle los pases. He visto grandes toreros con la becerra pero luego con el padre…
El maestro hablaba de la llegada al toro de gente solo a llevárselo y advertía del egoísmo de las figuras.
Sí, llevo 6-7 años advirtiendo a la gente de arriba que se juntaran, que hicieran algo, que debería estar representado en el Congreso. Sé que es bonito decir que el toreo no es político y sí del pueblo pero hay que estar en el Congreso y en el Senado porque ahí se reparten las reglas del juego. Si no estás ahí eres como una prostituta de calle con la que hacen lo que quieren. Lo que pasa es que unos pocos ganaderos y matadores se llevan la parte grande del pastel. Ahora ven las orejas al lobo y si no se hace nada…
Si esto vuelve así seguirán pagando dinerales por el piso de plaza y seguirán toreando los 8-10 de arriba y vendiendo los ganaderos punteros, nada más. El toreo no son solo corridas, son las novilladas y los pueblos. Han acabado con las novilladas porque no se han preocupado de defenderlas. Si esto sigue quedarán las 4 ferias de arriba, como mucho. Eso quieren los de arriba pero los toreros del medio no se rebelan y esto no va a cambiar. El pastel es para los empresarios de arriba, ganaderos de arriba y toreros. Como son comodones, nadie quiere mover nada.
Su generación dejó un legado que estos no van a dejar.
No te puedes hacer idea de todo lo que mamamos de la generación anterior. A mí me decían que en Madrid había cuatro sitios a los que iban las figuras, los picadores y banderilleros de las figuras y a otros iban los demás. A nadie se le ocurría entrar donde estaban los matadores figuras o dónde entraban las cuadrillas de las figuras.
Bojilla fue un banderillero de Palomo, un Juncal para que me entiendas. Me contaba que estaba en la Plaza de Sevilla, en El Imperial, porque sabía que iban toreros. Entró arregladito y entró Manolete, se le quedó mirando como si fuera Dios. Le pidió Manolete que fuera a por un paquete de tabaco y Bojilla fue, Le dio una propina, se encendió un cigarro y bajó la calle. Enrique se fue detrás de él por verle caminar hasta Cibeles y la gente hacía lo mismo. Imagínate el señorío de Manolete, era otra manera de vivir el toreo.
Ahora no se hacen respetar.
Pero estos no miran a la generación anterior.
Para hacerte respetar tienes que jugar con las cartas de verdad. A la hora de ir a Madrid debes pedir Samuel, Victorino, Miura… con la que el aficionado quiere verte, ahí te ganas el respeto de Madrid.
Ahora se habla más que nunca de Joselito el Gallo, gracias a Dios. Me tenía intrigado su figura pero se hablaba más de Belmonte. Con el tiempo he ido descubriendo que el que mandaba era Gallito. Fue él quién mejoró el toro, el que cuidó al aficionado, fue el que pidió el toro con trapío porque sabía que podía con él e iba a llenar. Todos esos valores hay que ponerlos en práctica, si eres capaz. El ponerte guapo, el ponerte bonito, la triquiñuela…
A esto han contribuido los empresarios. No veo a Manolo Chopera consistiendo muchas cosas de estas.
No tiene nada que ver Manolo con lo de ahora. A los hijos no les he tratado pero dudo que les guste lo que están haciendo. A Carmelo le dije que si hubiera vivido Manolo Chopera, que no era el mejor pero era aficionado, taurino, y hasta sabía torear, el mundo del toro no estaría como está.
Los Lozano cogen Madrid cuando Chopera se la había dejado en sazón. Cuando coge la plaza Chopera en los 80, tras el desastre de Canorea y Berrocal, con mucho trabajo pone la plaza en su sitio. Nos hizo ver a los toreros que él era empresario y lo primero que tenía que hacer era llenar la plaza. Lo primero que hizo fue levantar el toro, en Soria he matado sobreros de Madrid, por eso levantó el centro del ruedo. Luego te decía que lo primero era el toro y si no…
Fue él quién puso el toro en Madrid arriba. Luego llegó Navalón, Mariví, Molés, Victorino… pusieron con Manolo a Madrid arriba. Para ser respetado tenías que esforzarte en la plaza.
¿Qué piensa cuando ve el poder que tienen ahora empresarios como Toño Matilla que antes no estaban tanto?
Hace 20 años ya estaban porque tenían las puertas del toreo abiertas y estaban a la sombra de Balañá. Hace 4-5 años fui a Calatayud a ver a Diego Silveti porque tenía buena amistad con su padre. A la hora del sorteo saludé a Toño. Como andaba yo en la política me llamó sobre Barcelona. Le dije que su familia había trabajado en el mundo del toro pero, ¿qué vais a dejar para el mundo del toro? Cualquier empresa deja un 3% para publicidad, I+D… futuro. A éste le dije que no habían dejado nada, al contrario.
El maestro nos recuerda una anécdota muy esclarecedora.
En los años 80 toreaba yo en Belmonte con Mendes y El Soro, un cartel de banderilleros que daba mucho juego. El Portu me decía, ¿sabes lo que pienso?
- Este pájaro (por Toño Matilla que estaba recostado como los pastores, con la chaqueta y cara de haber dormido poco) se va a llevar más que tú y yo juntos.
- Claro. Date cuenta que se lleva la comisión de la corrida que ha vendido, la comisión sobre tú y El Soro, echa cuentas.
Han sido muy trabajadores y siempre han estado, como gente inteligente y cuca, detrás de la mata sin dar la cara. Han tenido a gente alrededor que les han tapado todo, no han tenido cojones de decirles la verdad.
Los toreros se han sumado.
Claro, buscan comodidad. El momento es complicado y lo difícil es que se junten para defender esto sobre el toro de verdad. Yo les decía que el lobo iba a venir y ya ha venido.
La única medida que ha sonado es toros a puerta cerrada o con 500 personas.
Eso es una tontería. Tenemos auténticas bellezas, catedrales del toreo. Hace cosas tan baratas como las que dices es tirarse piedras a nuestro tejado. Es mejor no hacer nada que atentar contra esas catedrales. Hace falta un Joselito El Gallo que tire de esto, que aguante lo que le digan pero que ame al toreo.
Pero los que llegan, como Roca Rey, se suman a las empresas existentes.
Ése es el problema. Ahí tienen que estar los periodistas y los buenos aficionados para llamar la atención sobre aquello que no está bien.
Pero los periodistas…
Muchos están tocados. Hay algunos que les ponen la muleta en el manantial de determinadas empresas. Por menos de eso he mandado yo a paseo a más de uno. Faltan hombres que se vistan por los pies, toreros que manden. No pueden mandar los veterinarios. En la plaza tiene que haber un torero con cojones ante un toro de verdad. Te tienen que chillar de verdad, que hablen de ti y luego vuelvan a verte.
Me decían que podía haber dado más tandas y les decía que si querían más que fueran a verme al día siguiente.
¿Quedaban más tandas o eran las justas?
Ahora las faenas son muy largas. El primero que empezó a alargar las faenas era Dámaso González, sobaba mucho a los toros. Después siguió Ponce, ahora las faenas son interminables.
El maestro vuelve a abogar por el futuro.
Hay que juntarse todos y trabajar como la empresa, con tormentas de ideas. De 100 chorradas 1 va a ser la buena. El problema es que los de arriba no quieren cambiar nada y menos discutir con los políticos. Prefieren callarse para que les den las plazas aunque sean a costes inviables que hacen imposibles pagar por derecho a los profesionales. Creo que no quieren hacer nada.
Vivimos en lo políticamente correcto.
Claro, eso le dije yo a un banderillero, que había que dejarse de hipocresía y hablar las cosas a la cara, con cojones.
¿No le parece que las cuadrillas han cogido demasiado poder?
Eso es culpa de los matadores. Los matadores deben saber la cuadrilla que quieren, decirles lo que quieren de ellos en la plaza y demostrar que mandas tú. Al principio pagas la novatada hasta que creces y ya mandas, les explicas las cosas claras y punto. Hay muchas risitas, dame un sueldo y a casa, eso no es. Hay que trabajar, sacar las virtudes al toro y hacer tu trabajo.
Unas virtudes, las del toro, que han cambiado en estos años.
El toro ha cambiado mucho. Hace años salía dando bocados, eso al que nos gustaba sobarlos, darles lidia… nos gustaba pero ahora no salen toros de estos.
¿Por qué en su generación me vienen a la mente 20-30 figuras?
Se habla muy a la ligera de lo que es una figura del toreo. Para mí la última figura que he visto es Manuel Benítez porque mandaba fuera y dentro. Como torero te podia gustar o no pero figura del toreo era él. Llenaba las plazas todos los días. Ahora han devaluado el concepto de figura y maestro. Para mí el maestro es quién te enseña algo, figura del toreo es Benítez. Los demás han estado 10 minutos, han mandado los empresarios y no el torero.
El aficionado cuando me oye me cita a Viti, Ordóñez, Luis Miguel, Camino… Muy bien, pero el que llena las plazas era El Cordobés. Te podían gustar esos toreros más, para mí El Viti ha sido santo y seña, pero el que mandaba era el otro.
Con El Viti estuve en un tentadero en 1978 y salio mi vaca y estaba dando vueltas a lo que le había visto. No estaba pendiente de mi vaca. Si hubiera podido le digo que saliera él porque aprendía más de verle a él que de torear yo. Con todo lo bueno que era El Cordobés era el que mandaba y no se le ha reconocido.
El maestro nos cuenta una anécdota reveladora con Manolo Chopera.
Hablando con Curro Girón en México le dije que le había visto con Benítez y Miguel Márquez, que pedazo de torero, en Tudela. Para sacar la entrada de El Cordobés había que sacar abono pese al calor y las moscas. Ibas a Teruel y también tiraba del abono. Manolo Chopera había firmado una exclusiva de 1000000 de pesetas por tarde (6000 euros) y ya le dijo a Benítez que iban a quitar la cláusula porque le iba a pagar más por lo que le estaba haciendo ganar. Imagínate como sería el torero para hacer pasar vergüenza al empresario de todo lo que le hacía ganar. Le dio remordimiento de conciencia a Chopera y le dio más. Fueron 7-8 años llenando, eso sí es ser figura del toreo y mandar.
Le acepto el concepto de figura como sinónimo de mandar pero vuelvo a su generación. Sus méritos están ahí.
Yo aprecio mucho a Ruiz Miguel. He tenido mis diferencias con él, nuestro carácter era muy diferente, pero en la plaza era un gran torero que buscaba las cosquillas a cualquier toro. Tuvo un gran maestro como fue Rafael Ortega.
Yo tuve la suerte de torear en una corrida en El Puerto para un monumento a Paquirri. Me llamó para que pusiera un par de banderillas el propio Rafael Ortega. Había un montó de matadores que hacían de todo (cada uno una cosa), le dije que no iba solo a banderillear, que si era a matar, sí. Me dijo que había muchos pero que bajara y por él, bajé. Cuando llegué me recogió y estuvimos hasta la 1:30 sin mirar el reloj. Imagínate qué delicia y coincidíamos en casi todo. Era una manera diferente de ver el toreo y Ruiz Miguel y Paquirri aprendieron mucho de él.
Paquirri tenía a su lado un león, su padre. Era el clásico tío al que le parecía poco 3 orejas, 4 o las que fueran. Paquirri me decía que era el tío que más leña le había dado. Con ese amor propio del maestro y lo que le exigían llegó donde llegó. José Luis Segura me decía que si él cortaba una, Paquirrí 3. Esa ambición le hizo llegar donde llegó.
Épocas diferentes, maestro.
Si a mí me dices qué época me gusta más te diría que la mía pero ahora es más cómoda. Yo estoy contento de donde he llegado sabiendo de donde venía. Para mí era una ilusión muy grande torear en Madrid. Había banderilleros y toreros a los que les parecía Madrid más que un mal parto a una mujer. Sin embargo a mí lo que me costaba más era ir a los pueblos.
Voy terminando, hablemos de su faceta de comentarista ahora en Telemadrid.
Para mí ha sido un soplo de aire fresco por el grupo de personas que han formado para los toros en Telemadrid. Luego se han dejado aconsejar. Para mí una corrida tiene que tener interés y eso lo da el toro. Tengo mucho cariño a Carmelo y gracias a Dios me llevo muy bien y estoy muy a gusto con Chapu, con Sixto, con Marina… No es un día de toros, es un día de estar a gusto, charlar de toros antes y después. Telemadrid ha dado al equipo un billete amplio para que él haga lo que él cree adecuado. Telemadrid nos ha dado manga ancha para que podamos televisar lo que consideremos porque hay cosas que es mejor no televisar.
Es mejor dar una novillada de chavales, con la frescura que tienen, que una corrida en un pueblo que no dicen nada ni toros ni toreros por estar más que vistos. Telemadrid ha respetado al grupo y sus ideas. Yo no sé callarme y si algo no me gusta dejo de ir. Para estar sufriendo, sin libertad de hablar y viendo cosas que no me gustan, no voy. Partiendo de unas bases mínimas sobre el toro, no hay un espectáculo tan bonito como éste.
Ver solo el paseíllo de Madrid y es precioso.
A relación de esto el maestro defiende el oro.
Otra cosa igual sobre el paseíllo. Con lo bonito que son el oro y la plata no entiendo porque hay tanto azabache, eso es para cuando hay un luto. Parece que compran en un mercadillo los azabaches.
Acabamos hablando sobre la política.
Duré en Ciudadanos 4-5 meses. Me tuve que meter en política para defender una vacada que tiene la base de la que viene la ganadería brava. La ganadería que yo tenía era de una antigüedad documentada de 700 años. La Real Cabaña de Carreteros se hizo con 700 pares de bueyes de esta raza que acarreaban para la Armada Invencible, está documentado. Luego se usaba para labrar, para arrancar pinos, daban menos leche pero la daban y se usaba la más enrazada para la capea. Ese genio y temperamento se depuró creando la cabaña brava. Las que yo tenían me pegaron 4-5 volteretas.
Me echaron un pulso los políticos y me tuve que meter creyendo que Rivera iba a defender algo más lo que hablaba. Cuando llego, ya afiliado, le pido que me reciba en Madrid o Barcelona 15 minutos y no hubo manera. Ya le dije a uno del partido que me borraran porque no tenía 15 minutos para atenderme sobre las cosas de Soria. Aguanté 4 años ya sin el partido por los que me votaron.
A Ponce, las figura y los empresarios les he dicho que hay que estar en la política y no quieren, allá ellos.
¿Qué pasó con el hierro?
Tuve la suerte de que un chaval se quedara con ello cuando yo me jubilé tras lo del corazón. Luché en la Diputación para que no desapareciera esto y se incrementara. Si antes había 300 madres de esto ahora hay 450 pero la raza vive.
Yo echaba un toro para cubrir en San Isidro y parecía el de la carretera por sus hechuras. Cuando te acercabas veías que tenía 1350 kg. Le puse Guindoso por uno que salió bravísimo en Colmenar que tengo aquí en casa su cabeza. Me daba pena que desapareciera la raza y allí está. Es una carne de muy buen sabor, muy trabajada.
Los políticos, charlatanes de feria, solo piensan al corto plazo y esto es más largo y no tienen paciencia.