Hablamos con Jordi Pérez “El niño de las monjas”. FINAL ALFARERO DE PLATA 2019.
El próximo 30 de Junio La Sagra albergará la final del VI Alfarero de Plata. Hoy comenzamos, la ya tradicional, ronda de entrevistas a los finalistas con Jordi Pérez “El Niño de las Monjas”. Con él pasamos un agradable rato hablando de vida y toreo con un tono contagioso e ilusionante que hace mucha falta en una época como ésta. A disfrutar.
¿Por qué decides ser torero?
El toreo me llamaba la atención desde pequeño por mi tutor, Fran. Iba a su casa en verano y veía las corridas que emitía la televisión. Por aquello empecé a sentir más el toreo y me apunté a la Escuela Taurina de Valencia.
Tu tutor y mozo de espadas.
Sí, así es.
Esa figura del tutor aparece porque tú te crías en un convento de monjas.
En la Congregación Madre de los Desamparados de San José de la Montaña.
¿A qué edad llegaste allí?
Con once años el mismo día que mi hermano pequeño. Me hermana mayor tardó dos meses más en llegar.
¿En la actualidad sigues viviendo allí?
Sí, los tres hermanos seguimos juntos viviendo allí.
Hablemos de tu primer día en el Convento.
La verdad es que fue un poco raro frente a lo que yo había tenido hasta entonces. Ver a la Madre Elisa me impactó, me cautivó, me asustó. Fueron un cúmulo de cosas que se me quedaron grabadas. Estaba acostumbrado a otra vida y allí estaban ellas, con tanto sacrificio, tanto orden en su día a día. Aquello me chocó mucho.
Las monjas tienen la disciplina a rajatabla.
Sí, lo quieren todo muy perfecto. Llevan un ritmo de vida distinto a la gente de la calle, con mucha disciplina.
¿Tienes relación con tu familia?
Sí, tengo relación con mi familia, con mi madre y mis tíos. Mi vida cambió en el convento. El problema es que mi padre falleció hace un año y eso te deja una herida grande que arrastro. A mi padre le quería mucho pero sé que me cuida desde el cielo. Son cosas de la vida.
Cosas y momentos que curten.
Sí, la verdad es que te hacen convertirte en un hombre y ver la realidad tal como es.
Hablabas de Madre Elisa. Me llamó mucho la atención como ella dijo en Tendido Cero que para quitarte del toreo te quería apuntar al rugby.
Fue quién me apuntó (risas). Quise apuntarme a la Escuela Taurina de Valencia y ellas no lo veían bien. Un niño torero en una casa de monjas era una locura y me lo quisieron quitar de la cabeza. Estuve un par de semanas en el rugby y me quité. Ahí empezó todo.
Madre Elisa, en Tendido Cero.
Torero, quitarte el toreo por el rugby demuestra que la Madre tiene carácter, suena bestia una monja apuntando al rugby.
Sí, suena bestia (risas). Madre Elisa tiene mucho carácter pero es un trozo de pan.
Tras “doblegar” al rugby, llegas a la Escuela de Valencia.
Fue impactante llegar a la plaza de toros de Valencia y ver a los maestros y a los compañeros entrenar. Me sorprendió casi todo lo que veía.
¿Cómo se tomaron tus compañeros el verte apuntarte con una religiosa?
Fuimos a la escuela juntos a apuntarnos pero a la plaza no vino conmigo, quizás por eso no me dijeron nada.
Te voy a hacer una pregunta tópica, ¿cuántas veces te han hablado de la película El Niño de las Monjas?
Muchas (risas)
¿Tú la has visto mucho?
Una vez, la verdad, no soy mucho de repetir las películas.
Es precioso ver con que orgullo hablas de ellas.
Sí, me siento orgulloso de vivir en el convento en el que vivo. Puedo decir que es una de las mejores cosas que me han pasado en la vida.
¿Cómo llevan tus hermanos el que tú hayas encaminado tus pasos al toreo?
Ahí andan, sufriendo, como las madres y mi familia. Eso sí, me dicen todos que mientras yo sea feliz me respetan y me ayudan. El verme feliz les gusta.
¿Pudieron ir a verte este año en Fallas?
Fue una tarde muy bonita, con mucha gente cercana en el tendido. Estaban mis hermanos, mi madre, Madre Elisa, fue una tarde preciosa. Eso sí, en lo taurino, con cosas que mejorar.
¿Quién te acompaña a los viajes?
Mis maestros y mi mozo de espadas y tutor, Fran.
Entremos en Villaseca. Te clasificas para la final ante una vaca de Aurelio Hernando. El propio ganadero dijo que te dejaran más tiempo porque, cito textual, “este chaval quiere ser torero”. Sorprendido, responde.
En los bolsines que he estado he tenido suerte. Me he clasificado para la final en La Sagra y gané Peñaranda. Los he afrontado como una novillada, saliendo a por todas. He ido siempre con mis armas, con mis defectos y virtudes, creo que he podido enseñar mi torero.
El torero, poco amigo de hablar de sí mismo como confiesa, me quería rehuir lo de Aurelio. No te me escapes, torero, esa frase de un ganadero demuestra muchas cosas.
No me gusta hablar mucho de mí (risas) pero me han dicho que reflejo las ganas de querer ser torero. Esa ambición y esas ganas es lo que me dice la gente que enseña mi toreo.
Ahora sí (risas). Hablemos del novillo de Villaseca, te habrán hablado de él.
Sé lo que hay allí y no es algo que me asuste. No me asustan ni el volumen ni el tamaño, al contrario, es algo que me hace sentirme torero, me hace crecerme. Se ve, ante ellos, que brilla más mi toreo.
¿No te da miedo el ver los novillos lidiados otro año allí?
No diría miedo. A mí lo que me preocupa, cuando voy a la plaza, es que no me salgan bien las cosas. Lo que me preocupa es no poder enseñar mi toreo.
Tu maestro, Juan Carlos Vera, dijo en el documental de Tendido Cero, que tú no tenías nada que perder.
Eso dijo, sí. El maestro tiene razón, no tengo nada y cuando salgo a la plaza salgo a por todas, no tengo nada que perder.
¿No te da rabia ver a ponedores, con el dinero por bandera?
Rabia, no, no sé cómo decirte lo que siento. Pienso que son libres de hacer lo que quieran en ese aspecto, a mí no me da rabia. Yo entreno todos los días pensando en que las oportunidades llegarán y no se pueden desaprovechar. Todo cartucho hay que aprovecharlo y el de Villaseca es muy gordo, no puedo fallar.
Pero esas oportunidades no son iguales al dejar la escuela, ¿piensas en ello?
Por una parte sí, sin la escuela ya no tendré las mismas cosas que hasta ahora y eso me da inseguridad. Aún así, pienso que las oportunidades te llegan si sabes aprovechar las que te dan.
¿Qué tienes por delante?
Santisteban, Villaseca, Alicante, vengo de cortar dos orejas en Jerez de los Caballeros, Peñaranda en Agosto… Este sábado voy al Bolsín de La Rioja.
Un año ilusionante.
Fuerte y, sobre todo, que espero que me sirva para pensar en el debut con caballos.
¿Has pensado fecha?
No, irá según me vaya yendo el año. Entreno cada día de salón como si tuviera el toro delante, está en mi mente el debut, desde luego.
Valencia ha dado un ramillete de toreros heterodoxos, ¿en quién te miras?
La pregunta es complicada (risas). Ha habido grandes toreros en los que- me fijo como el maestro Enrique, es un espejo para mí, es una grandiosa figura. Ha habido varios como el maestro Vicente Barrera, el maestro Soro.
Me queda claro que miras más allá de Valencia también.
Suelo ver vídeos de toreros antiguos como los maestros Camino, Ordóñez, Manolete…. Son toreros que tienen detalles que podemos decir que se han perdido. Me fijo en los maestros Talavante y José Mari, ambos están muy presentes en mi día a día. El maestro Talavente es un torero con el que me identifico mucho, con el maestro José Mari miro mucho su forma de salir de la cara del toro, su torería, su empaque, me gusta muchísimo.
Nos queda claro su pasión por el toreo, su momento feliz y sus enormes ganas de ser torero. Su voz traslada alegría, ilusión, algo muy necesario en estos tiempos.Mucha suerte torero para la final y para la temporada.
En Villaseca nos vemos, muchas gracias a usted.