Hablamos con Jerezano
Hoy traemos una de esas historias que demuestran y explican la tauromaquia. Luis Parra “Jerezano” es un torero de Jerez del que toreros de la talla de Rafael de Paula hablan auténticas maravillas de su toreo. Un diestro capaz de cortar dos orejas a un toro de Victorino en Madrid con petición de rabo pero al que Antonio Ordóñez le cambió, para mal, la vida para siempre. Lo que no pudo cambiar es su amor por el toro, al que defiende con vehemencia y verdad, y la huella de ser un gran torero.
¿Cómo lleva el confinamiento?
La verdad es que lo llevo mal porque estás acostumbrado a salir a andar y ahora no puedes, no puedes hacer nada. En particular yo lo he llevado mal. Esto no ha sido bueno, esta enfermedad es mala para todo el mundo, Dios quiera que se vaya pronto porque está buscando una ruina grande.
¿De salud bien?
En verdad estoy demasiado bien porque estoy operado de la vista, de corazón, de cáncer… me han operado de todo. Además las cornadas que, al lado de esto, no tienen importancia. Tengo 80 años y me encuentro demasiado bien.
¿Cómo cree que va a afectar esto al mundo del toro?
Le va a afectar bastante para mal. Desgraciadamente por el desconocimiento que tienen una gran cantidad de personas cómo son los antis del mundo del toro la cosa no está bien y a eso se une la enfermedad, la incertidumbre de saber si se van a dar toros por la distancia que piden. ¿Cómo se van a dar toros en Sevilla, Madrid, El Puerto o Sanlúcar con esa distancia? No es rentable.
Están destrozando a los ganaderos porque las criaturas están matando la mitad de la ganadería a euro el kilo, es una catástrofe. El Gobierno tiene que poner pie y salvar esto, no quiero ser pesimista pero estamos al borde del precipicio. Se salvan a todos los animales, ¿por qué no al toro? Hay que subvencionar a los ganaderos, no quitar el dinero a los subalternos que son personas que viven de esto…
¿Cómo hay que hacer frente a esto?
El Gobierno tiene que hacer caso al mundo del toro. Si no ayuda al toro y le pide un cuarto de plaza eso es pegar un puntillazo a la Fiesta. Hay que espabilarse y estos toreros nuevos se tienen que espabilar, ponerse en marcha, hablar con el Gobierno y ver que va a pasar. Si no se dan prisa, cuidado…
¿Por qué ha llegado el mundo del toro a estar tan mal visto?
Desgraciadamente hemos tenido poca unión, cada uno hemos ido a lo nuestro. Cuando ha llegado el momento de unirse no lo hemos hecho. Desde que empezamos a querer ser toreros, te hablo desde la época mía, tenemos un mozo de espadas, un apoderado… y cualquier cosa que nos hacía falta nos lo arreglan. Desde mi tiempo el torero estaba sólo pendiente del toro. Estábamos acostumbrados a que nos hicieran todo y esto no es así, nos tenemos que mover. Los agricultores han llenado de tractores las carreteras y han conseguido su propósito.
El toreo no tiene más remedio que espabilarse, esto no me gusta nada. En mi época te tenías que abrir el paso a codazos. Ahora los toros y los toreros son distintos. A los toreros de ahora les respeto pero empiezan la temporada y tienen hechas 60 corridas de toros y antiguamente dependía Sevilla, Madrid de tu primera corrida. Hoy ha cambiado todo. El enemigo era tu compañero, el toro, el público y la prensa, a la que respeto pero que cuando un compañero no estaba bien le daban la del tigre y ese torero se iba a la calle. Hoy no ves un periódico que diga “vaya mitín de tal torero” o “vaya dos pedazo de toros que se le han ido”.
Por todo esto los toreros están muy cómodos. Pepe Luis me dijo “Luis, los toreros de ahora duran mucho tiempo”. Claro que duran, con un toro al que le pegas un muletazo y se va 10 metros y al que te puedes dar el lujo de pegarle veinte pases en el mismo sitio. Antiguamente se te quedaban abajo, en los tobillos, y te pegaban. Eran más chicos, con menos volumen pero el temor del toro era lo que llevaba dentro, no el tamaño.
¿No cree que el que los toreros vayan de manos de las empresas es uno de los males del toreo?
Sí, eso no ocurría antes. Antes las empresas hacían exclusivas con toreros que tenían fuerza o que reaparecían. Lo que no hacían era apoderar, eso era tema de los apoderados que para eso estaban. Ahora las empresas montan las corridas, mandan en los ganaderos, mandan en los toreros… ellos son los que hacen y deshacen todo.
Hoy un torero pasa por la calle y no le hacen ni caso y una empresa, que ha dado 4 corridas, ya la tratan de usted. Ves a los toreros que están empezando pidiendo casi de lismona, de rodillas que les pongan y no les ponen porque los 4 que hay allí no quieren torear con ellos. Eso antiguamente no pasaba, cuando un torero nuevo formaba un lío las figuras le pedían para el siguiente domingo. Hoy no quieren guerra y así está el toreo.
Ahora las figuras se unen para hacer el paseíllo porque no tienen fuerza, porque nadie les quiere ver, apestan. Antes había 25 figuras y detrás había otras 20 que no sabemos cuál era mejor. Los anunciaban y se llenaba porque había emoción, había 18 puyazos, 18 quites, era raro que no hubiera cogidas y en agosto en el Sanatorio había 70 toreros entre los diferentes profesionales. Ahora llega agosto y eso no pasa, espero que eso dure pero la emoción debe volver.
Ahora la gente va a los toros y come pipas, escucha el fútbol o habla con la novia porque no hay emoción. Eso y el problema que tenemos nos lleva a un precipicio. Harían falta 10 José Tomás pero en Sevilla, Pamplona, Bilbao, Madrid, en los sitios donde se da la cara y que harían que la gente acudiese.
Hoy sale un toro con problemas, cómo los de hace 50 años, y ya te hablan de toreado. Antes las cuadrillas y los matadores se ayudaban porque muchas veces no se podía cons aquello.
Me dirás que estoy loco.
No, al contrario.
Mis compañeros dirán que lo que está diciendo Luis Parra. Pues Luis Parra vivió la época de los 60, que tras la de Joselito y Belmonte, ha sido una de las mejores épocas del toreo. Me moriré diciendo lo que he dicho.
El toro se ha puesto de tal forma que cualquiera con idea se puede poner delante de un toro y le puede pegar 4-5 pases. Veo un toro y me pregunto que si es verdad lo que veo, un toro al que se le pega 20 pases sin moverse del sitio. Al dar tanto pase seguido la gente se aburre. Antes no podías dar ni 3 pases seguidos y dabas un natural, un molinete, un kikirikí, o un pase de pecho, o un remate… Le dabas 15 pases al toro y ninguno igual. Le dabas la estocada y le cortabas las orejas en Madrid, en Bilbao o en Sancti Petri.
Mis compañeros dirán que por mis 80 años esto me importa un comino y no es así. Sufro mucho al ver lo que pasa, me duele que esto se vaya a pique cuando yo pasé mucha hambre por querer ser torero. Si no se menean los que deben hacerlo… Aquí deben protestar todos los estamentos del toro, hay que salir. El primer paseíllo que se hizo fue en Jerez y gracias a él España se movió un poco.
¿No cree que ese miedo que pasaban los toreros, ante el toro y en los despachos, es lo que les ha hecho acomodarse y buscar la situación actual?
Es lo que acabo de decir. El toreo siempre ha sido complicado, siempre tiene sus riesgos. El que a un toro se le peguen 20 pases en el sitio no quiere decir que no haya riesgo, si te coge te mata. Los toreros figuras lo tienen muy cómodo.
¿Cómo se pueden cobrar veinte millones de pesetas por matar dos toros? Si ahora me dicen que me dan ese dinero soy capaz de ponerme delante. No sé si después de hacer el paseíllo tendría fuerza para ponerme delante de uno. Con veinte millones de pesetas se vive el resto de la vida nada más que comiendo pan con manteca. ¿Cómo te puedes llevar 20-25-30 millones de pesetas con un toro al que le pegas un pase y se te va diez metros? !Si terminas de torear y no has sudado!
Las entradas son a 80 euros y si te llevas a tu mujer y almuerzas te has gastado 500 euros. Así no se puede ir a los toros.
Lo que estoy diciendo lo estoy diciendo con el corazón y si mis compañeros se enfadan, que se enfaden, pero esto no puede seguir así porque están echando leña al fuego. Hay que ganar lo que hay que ganar, te juegas la vida, pero hay que torear todo tipo de toros.
Hasta que no vea al toreo completo en Madrid, desde el primer becerrista… Las figuras no pueden ganar ese dineral mientras que los demás no tienen ni para comer. Acaba la temporada y le tienen que pedir dinero al padre para un bocadillo, a eso no hay derecho. No tengo un duro pero de novillero me compré una finca aquí en Jerez. Toreabas y te pagaban, nunca te hacían poner dinero.
Hablemos de su carrera. Su primer festejo de luces fue delante de Benítez.
Sí, iba de sobresaliente en un festejo de Manolo. Le dije a Alvarito Domecq que le iba a hacer un quite, le pedí permiso y lo hice. Salí del burladero y los banderilleros me iban a quitar pero Benítez me dejó hacérselo.
Había un banderillero que luego se metió a periodista, Sánchez Elena, que iba de banderillero con Don Álvaro Domecq padre y me hizo una crónica en el Diario España poniendo cosas muy bonitas sobre mi quite.
Al día siguiente toree en Olvera con Rafael Ortega, Manolo Gónzalez… Mi hermano era chófer de Don Álvaro y ahí me hicieron torero a mí. Debuté con caballos en Jerez el Domingo de Resurrección del 61 con Efraín Girón y Juan Sánchez. Aquel año toree 18 novilladas pero de Sevilla para acá. Al año siguiente toree 28 y el tercero fue cuando Ordóñez se hizo cargo de mí. Me apoderó 63-64 y toree 50, tomé la alternativa en Jerez el 2 de Mayo del 64…
Maestro, me ha llamado la atención que lo que parecía precioso con Antonio Ordóñez a usted le marcara para mal. ¿Por qué se arrepintió de que le apoderara Antonio Ordóñez?
Tú piensas que una cosa va a ser tu salvación y luego fue cortarte el cuello. Cuando hay una persona muerta y se habla de él y no se puede defender… pero esto lo he hablado con él en vida.
Ordóñez llega a mi casa con Manolo Vázquez y Alfonso Barroso, que está vivo, pero que no estuvo en la conversación. Alfonso me dijo, en mi finquita, que Ordóñez quería hablar conmigo. Vamos a un restaurante a la entrada de Jerez y Manolo Vázquez me dijo que Antonio no iba a torear y quería apoderaree. Me preguntó qué tiempo me quedaba con mi apoderado, Paco Ortega, el primo de Rafael Ortega. Fue un apoderado sensacional pero, desgraciadamente, la juventud es la juventud.
Me preguntó cuanto tiempo me quedaba con Paco y le dije que un año y me dijo que hablara con él para citarnos al día siguiente en el Banco de Vizcaya a las 4. Le llamé y Paco me dijo que no, que por favor, que era lo único que tenía… Fuimos al Banco Vizcaya y Ordóñez le dijo que se quería hacer cargo de mí siempre y cuando Paco no se opusiera, siempre echando las manos por delante. Ordóñez le dijo qué cuánto le daba y le pidió 500000 pesetas, con eso comprabas 5 pisos, aparte Juan Montaño, banderillero, se llevó otros 20000 duros para echarlo porque no le quería en la cuadrilla. Casi 600000 pesetas, bueno, le quitó 15000 pesetas para no mentir.
Empiezan su camino.
Toreo 50 novilladas, tomo la alternativa. No quiso que torease más de 37 corridas para no ir al grupo especial y así no pagar más a los subalternos. Yo había conocido a mi mujer y cuando terminó el año, me casé. No le dije nada y me mandó al hermano diciéndome que se habían terminado las relaciones comerciales.
Yo no me esperaba lo que se avecinaba, pensaba que era una ruptura normal. Pues no, triunfé en Bilbao y no iba, en Vitoria igual, Bayona, La Línea y así… Cuando veo que no toreaba me enteré que reapareció. Me fui al hotel a Sevilla y le di la enhorabuena. Llegó Canorea y le preguntó que si le parecía bien que me pusiera en Ciudad Real. Antonio le dijo “tú sabrás que es lo que vas a hacer”. Eso delante de mí.
No tenía el enemigo de prensa, toro, compañeros o público era un enemigo que te podías comer con papas al too que no servía para nada. Toree 14 corridas y me fui para México sin contratos, sin dinero, teniendo que salirme a la parte de Texas para luego poder torear.
¿Le vetó sólo por su boda?
No hubo más. Me casé y no le dije nada porque en mi vida mando yo. Era mi mujer, luego fue la madre de mis hijos y no le invité, punto.
¿Sólo por no invitarle?
No lo sé. En mi boda, fue en Cádiz, hubo 14 personas. Lo normal es que me hubiera felicitado al enterarse. No me casé por estar en estado mi mujer, se quedó a los 7 meses. Lo que me hizo Ordóñez fue un desastre para mí. Dirán que estoy cabreado y no lo estoy tanto cómo debería. Tú luchas, compites con las figuras, triunfas y te para una persona así. Fíjate que voy a México, triunfo, me ponen en la de Victorino en Madrid y corto dos orejas a un toro y no me ponen en San Isidro cuando tenía que ir 3 tardees, me habían pedido el rabo.
¿Por Ordóñez?
En México también. Debuto en Autlán, una feria muy buena, y le corto dos orejas. Me dice Zacatecas, apoderado, que me quedara a ver a Manolo Martínez el día siguiente. Al entrar al callejón la gente me pedía saludar. No quería pero tras el tercero salí a coger la ovación. A Manolo, dueño y señor del toreo en México, cuando me vio… El apoderado me dijo que me cogiese las maletas, que no iba a volver a torear ni de salón. Le dije que había sido el público y me dijo el apoderado que fuera a pedir perdón a Manolo.
- “No le pido perdón a ese señor ni muerto. Prefiero volver a España nadando con los tiburones detrás”.
Al día siguiente la empresa de México me hace tres corridas con Manolo Martínez. Toreamos la primera con Alfredo Leal. Le corto las orejas a los toros, él no tuvo suerte. Al otro día me dijo Zacatecas.
- “Matador, usted ya no torea más con Manolo Martínez, ni las otras dos”.
Me fui a la unión y formé una… Le dije a Manolo perrerías, pensé que no saldría vivo. Dije una barbaridad, llego al hotel y respiré por estar vivo. El hombre no me quitó del todo, no me dejó torear con él. Fui toreando por la República sin problemas. No sé si hasta allí pudo llegar el rebote de Ordóñez.
Esas prácticas de Manolo fueron habituales.
En ese momento pensé en España, en que tendrían amistad, yo que sé. Manolo se portó bien, el otro (Antonio) me quitaba de todos lados.
Hombre, bien, bien…
Por lo menos me dejó navegar, si él quiere no toreo ni un tentadero. Sin embargo no me quitó, no toree más con él pero pude torear con Curro Rivera, Eloy…
Vuelve con cartel grande a España y pega el reventón en Madrid.
Empiezo con tres orejas y rabo en El Puerto, dos orejas al Victorino en Madrid, Palma dos orejas, Barcelona dos orejas… Tenía la temporada para cincuenta y me quedo en 16-18. Al año siguiente a la calle en San Isidro.
Me apoderaban Barrilado y Canorea y lo dejamos. Llamé a Don Livinio Stuyck y se lo dije, me dijo que torearía cuando quisiera yo. Antes de Madrid estuve en Vistalegre con Dámaso Gómez y Bernadó, no salió buena salvo uno al que le cortó dos orejas Dámaso. Ese año fui cuatro tardes a Madrid sin triunfos grandes.
El esfuerzo era grande pero te dabas cuenta que el esfuerzo no iba a valer para nada. ¿Si no valieron las de Victorino…?
La cosa pasó de preciosa con Ordóñez a un calvario. La mujer de Ordóñez, Carmina es de las personas más buenas que he conocido en mi vida. Sus hijas eran chicas, Belén tenía 7 años y Carmencita 10, eran dos niñas.
Hay dos tardes claves en su carrera: el indulto de Jerez y las dos orejas de Victorino.
El indulto de Jerez fue en mi primer año de alternativa. Yo mataba el de Osborne y el de Ordóñez. El de Osborne fue muy bravo en el caballo, le pegaron tres puyazos. Toreaban Bienvenida y Paula. Al cuarto puyazo le pongo de la boca de riego a los chiqueros. Me encuentra Bienvenida y me dice:
- “Chico, ese toro no va a ir de tan largo”.
- Maestro, ¿ese toro a quién le ha tocado? Pues déjelo ahí.
- No va a venir de tan largo.
- Si no viene es mi problema, no el suyo.
- Soy el director de lidia.
- Me da igual.
Nada más ponerle el toro se lanza desde dónde le puse al caballo. Le salvaron la vida al toro por eso. Yo sé que Bienvenida tenía razón, que era difícil que el toro se arrancase cómo hizo, pero lo hizo.
Estaba el Catalino de Oro, el Catalino de Plata… Al mejor lidiador se le dieron a Bienvenida (Catalino de Oro). Cuando se le dieron, habiéndose equivocado con el toro… el jurado se equivocó también. Me fui, dejé al jurado plantado. Soy una persona…
A los dos meses me llamó el alcalde diciéndome que me iban a dar un homenaje, que fuera a por la oreja de plata. Me llamó Osborne, fui y me dieron la oreja.
Nos marchamos a la tarde de Victorino.
Todo lo que pasó fue gracioso y triste. Nunca me había puesto de rodillas hasta ir a México, no era torero de eso. En México lo hice para calentar a la gente.
El cartel de Madrid fue con el difunto Mata y Macareno. A Macareno le habían pegado una cornada en la axila y había ido para adentro, a mí me había cogido el segundo en la puerta de chiqueros y me había dado la del tigre. Le dije al mozo de espadas que me avisara cuando Mata estuviera con el quinto porque iba a salir. El mozo protestó porque Don Máximo me había mandado al sanatorio.
Salí, lleno de esparadrapos, y me fui a la puerta. El torilero era un hombre mayor de 65 año y me dijo que no me echaba el toro por el miedo que había pasado. Me levanté para él y le dije:
- “Échame el toro o me derrito de miedo”.
Se hizo el silencio y cuando le pegué la larga fue cómo un cañonazo. El toro embistió con el capote, no lo suelen hacer porque les cuesta, le cuajé con la muleta y lo maté. Lloramos el público y yo. Cuando me fui a la puerta el difunto Mata me decía que cómo me iba otra vez para allá. A los veinte días le mató un toro en La Mancha.
Cuando un torero cómo usted, al que no le dejaron subir más, le cantan su magisterio Paula, Padilla, Jesulín…
A Padilla y Jesulín les tuve yo en la escuela, desde los 8 añillos.
Cuando Paula, que no es de regalar elogios, habla con tanto cariño de usted deja clara su dimensión.
No sé mi dimensión pero te digo que hice lo que pude, di lo que pude. Fui un torero honrado que intentaba hacer las cosas lo más despacio que podía y mi satisfacción es que Camino se para conmigo a charlar, igual que Viti, Bernadó… Ese aprecio es lo más grande para un torero con el de los aficionados.
Los aficionados me han hecho muchos homenajes. En la casa que nací me pusieron un azulejo, la alcaldesa me ha puesto un azulejo en la plaza de Jerez… creo que no me merezco tanto.
Dudo que no sean merecidos pero el cariño está ahí. Que a uno le pidan un rabo en Madrid…
Ahí ha quedado pero te encuentras mal. Que te quiten el aficionado, el toro, los compañeros o la prensa lo entiendo pero si te quita otro, con cosas raras, por muy noble que sea una persona, lo tienes ahí. El toro es mi vida y por él doy la vida. Por eso te hablaba antes, me duele que el toro se vaya así.
Lo que no se puede hacer es dejar todo en manos de los demás, si amas a tu profesión debes dar todo por él, aunque haya que ir andando a Madrid, yo fui a Salamanca andando, sin comer. Tengo 80 años, me queda un telediario, pero esto es una pena.
Todo va de la mano, la gente se va por la falta de competencia y la comodidad.
Hace dos años me salí de El Puerto en el tercer toro y un día en Sevilla en el tercer o cuarto toro, me quedé dormido. Me da vergüenza decirlo pero el toro no decía nada. Veía a la gente hablando con la novia, comiendo pipas, bostezando…
Sin emoción, que lo produce el toro, en el toreo, se va todo a pique.
Aquí tienes a Torrestrella, de Álvaro, al que el hombre le ha puesto más motor y las figuras no se la matan. Es indignante.
Le entrevisté y todo el mundo parece que sólo se preocupa de la venta de la finca, a mí me interesó mal que la bravura aleje a los toreros, es vergonzoso.
Es una pena pero hay que decirlo. El otro día estuve allí, Álvaro es una gran persona y un gran amigo. Me decía que esto no podía seguir así, que había que hacer algo. Tenemos la misma edad y el hombre estaba envenado. Cuando se hizo el paseíllo taurino le llamé y el tío fue el primero en ir allí.
Ahora vienen las figuras y no la quieren.
Tenía que ser la primera en pedir
Si eres figura, ¿qué clase de figura eres si pones pegas a un toro por la mínima dificultad?
Concluimos reafirmando en la necesidad de cambiar, de escuchar al pasado y aprender cada día. El maestro reafirma su amor por el toro con el sentimiento por las cosas que de verdad importan.