Hablamos con Javier Núñez (La Palmosilla) “Los ganaderos llevamos sosteniendo la Fiesta desde la crisis de 2008”.
Hoy nos marchamos hasta la provincia de Cádiz para hablar con Javier Núñez, ganadero de La Palmosilla. Un ganadero muy activo en cuanto a ideas nuevas, las redes sociales cómo ejemplo, y con las cosas muy claras sobre la necesidad de cambiar en el toro. Un criador de un toro que se ha ido asentando gracias a encierros cómo el de Sevilla o Pamplona que le han abierto un hueco en las ferias y en la espera del aficionado.
¿Cómo está llevando lo que estamos pasando por el COVID?
Con resignación y afrontándolo con mucha incertidumbre porque el país está ahora mismo sumido en una gran interrogante desde el punto de vista económico y sanitario.
¿Ha tenido que mandar mucho animal al matadero?
Llevamos sin facturar desde agosto de 2019, es un año, con eso te digo todo. Con esta situación ha habido quienes han preferido no sacrificar toros y aguantar para el año que viene y hay otros, cómo es nuestro caso, que hemos preferido reducir la oferta de toros toreando mucho toro antes de mandarlo al matadero. Te puedo decir que son cerca de cien y me quedan más de veinte.
Madre mía. ¿Cuándo se pierde tanto cómo se logra seguir adelante?
La camada no la hemos perdido. Por un lado hemos toreado los cinqueños que teníamos para este año del guarismo 5, eran 15 y hemos sacado cuatro sementales. Del guarismo 6 hemos reducido prácticamente un 60% y del guarismo 7 más de un 20%. Al final lo que hemos hecho ha sido juntar lo mejor de dos camadas.
Al poder torear mucho, quieras que no, hemos avanzado en la ganadería. Había toros a los que habíamos visto poco machos y ahora les hemos visto un número suficiente para hacernos una idea de cómo dan. Hemos ajustado la ganadería a la capacidad real de mantenimiento de la finca y eso nos ha llevado a reducir las vacas de 340 a 250 y es lo que hemos optado. Somos privilegiados porque en nuestra zona las fincas son bastante ganaderas y dan bastante de comer.
¿Cómo se supera anímicamente esto cuando se estaba logrando alcanzar el toro buscado?
Para nosotros ha sido un palo pero lo hemos afrontado cómo un compás de espera que nos ha pasado a todos y hemos buscado trabajar mucho en la ganadería para intentar salir mejor de la pandemia. Lo que queremos es llegar a cuando se pueda lidiar en las mejores condiciones y con muchas ganas de competir con los demás.
Me decía que ha ajustado el número de animales a la capacidad de la finca, ¿se producía de más?
Eso es indudable y en mi zona la densidad ganadera es más alta que en otras zonas porque la tierra tiene más pasto. Indudablemente, desde que las ganaderías abandonaron las zonas tradicionales de ganadería entendiendo por tales las zonas de la campiña de Tarifa, Medina, Utrera… y se fueron a tierras sin gran tradición de cría de toro bravo, las carencias se suplían a base de pienso. Eso ahora es una quimera porque no sabemos el escenario que nos vamos a encontrar pero todo apunta a que el escenario con el que nos vamos a encontrar con un escenario muy reducido de corridas de toros.
Esta crisis está limpiando el mercado del exceso de oferta.
No la había porque se lidiaban. El exceso viene cuando el producto no tiene salida o le tiene bajo coste. Si tengo que suplementar lo que no da la finca con más pienso pero lo vendo, merece la pena pero ante la incertidumbre sobre si hay o no temporada debes ajustar los costes minimizando el riesgo criando sólo lo que vas a vender.
¿No había demasiada ganadería del ladrillo?
Eso siempre ha pasado. De los boom económicos llegaron muchos a la ganadería, Urquijo era banquero y se hizo ganadero. Siempre ha habido gente que ha hecho dinero en otras actividades y es lícito que se hagan ganaderos.
Ha pasado cómo con el sector del vino con las bodegas en el que cada dos por tres nacía una bodega y ahora sobreviven las marcas muy potentes y muy profesionales.
¿Ve solución a corto plazo a esta crisis?
Sí, soy optimista porque la solución la tenemos nosotros mismos. La crisis sanitaria pasará algún día cuando llegue la vacuna o el remedio a la enfermedad y volveremos a hacer una vida normal. La crisis económica no se recuperará tan rápido porque es mucho lo destruído.
En relación al toro veo por primera vez un sentimiento de querer ir a una e intentar racionalizar la fiesta de los toros en el sentido de hacerla más viable y creo que estamos ante una oportunidad de reorganizarnos, sobre todo en los festejos menores que son la clave del futuro.
Las novilladas son deficitarias, ¿cómo se puede evitar esto?
Pues haciéndolo viable.
¿Cómo lo hacemos viable?
La respuesta la tenemos en la propia historia de la Fiesta. En el siglo XIX las becerradas y novilladas locales se toreaban con una cuadrilla por plaza y eran toreros locales por lo que no tenías que pagar dietas, viajes… Creo que en un escenario en el que estimo que habrá doscientas corridas de toros el año que viene en España en las cuales el 80% las van a torear las figuras por lo que las cuadrillas que van a torear son las de las figuras, tenemos que organizar el espectáculo menor para que no se quede nadie en la calle sin trabajar.
Con una cuadrilla entera de dos picadores y cuatro banderilleros se tiene que dar perfectamente una becerrada e incluso una novillada picada en plazas de tercera, por ejemplo. Yo me refiero a las cerca de 2000 plazas de tercera categoría que están cerradas y en las que no se da nada. En esos pueblos, o recuperamos el festejo menor cómo siempre ha sido, o no se dará nada. Yo lo haría haciendo la cuenta al revés, ¿cuánta gente vendría, por ejemplo, a Tarifa? 1000 personas a 20 euros, pues 20000 euros, ¿con eso que se puede dar sin depender de subvención? Hacer un espectáculo muy flexible, mucho menos reglado, no tiene sentido que para una población de 30000 personas cómo es Zahara de los Atunes en verano haya un médico y que para un festejo de una sin caballos haya dos o tres veterinarios, hay que racionalizar los costes. Es la única forma de aumentar la demanda.
Se lo comenté a un empresario y me dijo que así, nada más que en la provincia, daría más de 25. Son 25 sueldos los que hay y nos permitiría a los ganaderos sacar el ganado menor prácticamente de campo con lo que el beneficio es mayor. Nos permitiría limpiar las ganaderías, avanzar en ellas y no estancarte y seguir seleccionando.
Aquí chocas con un estamento unido y fuerte cómo es el de las cuadrillas que no ceden en nada.
Cuando plantee esto en la famosa reunión de la Venta de Antequera me acuerdo que alguno que otro me decía que les quería quitar el pan de sus hijos pero yo les decía, ¿qué pan? No se puede defender un puesto de trabajo que no hay, hablo de un modelo nuevo en plazas de tercera que están cerradas. El modelo existente en plazas de primera y segunda debe seguir de la forma que está. Estoy pensando, en mi entorno por ejemplo, en Tarifa, Zahara, Vejer… localidades pequeñas en las que puede haber becerradas o festejos menores articulados con libertad.
En mi casa llevaré toreados más de 70 toros y normalmente viene el torero con su picador, la cuadrilla, un caballo. Ése es un espectáculo muy digno para poder hacerlo en una plaza. Cómo ganadero yo debería poder decir que vamos a hacer un espectáculo menor en el que vamos a meter dos erales, un novillo y luego voy a meter un toro que tiene cinco años que quiero aprovechar para que tiente fulano de tal. Un espectáculo bien organizado, con mucha transparencia y en el que quién vaya cobre y se sepa lo que cobra. Un festejo ajustado a la demanda real y a la taquilla, haciendo los números al revés.
En Castilla y León han sido las cuadrillas las que han quitado la opción de la televisión.
Lo desconozco, no puedo hablar de lo que no sé. Yo te estoy hablando desde un punto de vista teórico de cómo se podía solucionar. Esto es cómo una pescadilla que se muerde la cola. De esta forma, si conseguimos un espectáculo menor más barato y accesible vamos a conseguir que haya más trabajo para todas aquellas cuadrillas que, por selección pura y dura, se van a quedar sin trabajo o van a torear menos y eso va a redundar en que los toreros puedan prepararse mejor de tal forma que cuando lleguen a los grandes compromisos cómo Madrid o Sevilla tengan el oficio suficiente para sorprender y mantener el efecto de ser la novedad.
Siempre cuento el ejemplo de un novillero, no digo el nombre, que llegó a Madrid e hizo un faenón con el toro de su vida y estuvo cerca de cortar dos orejas. A la siguiente le repitieron y devolvió el triunfo porque no estaba preparado para sostener esa novedad. Necesitamos volver a que los toreros que sean novedad tengan oficio, no puede ser que los toreros necesiten 4-5 años tras tomar la alternativa para rodarse. Así pierden el efecto de la novedad y se resiente la taquilla.
Usted me decía que cree que el 80% de los festejos serán con figuras. Esos festejos serán para esas cuadrillas pero me da la sensación que parecen preferir quedarse en casa que ceder aunque a la larga lo recuperarían.
Luego hablas uno por uno y entienden que si no se hace nada no habrá trabajo. El miedo sindical es pensar que si ceden les van a pisar el cuello. No se trata de ceder. A mí lo de quitar un banderillero y un picador en una corrida de toros no me parece porque habrá corridas que no hagan falta pero habrá otras que que harán falta 6.
Yo voy a que las cuadrillas podrán torear en un año de figuras, cómo vaticino el que viene, si se hace un festejo menor en el pueblo, de costa más barato, en plazas cerradas. No soy capaz de ponerle precio a lo que es ponerse delante de un toro o se hace eso o la falta de trabajo va a ser acuciante para muchos profesionales.
En el toreo cuesta ceder, parece que siempre toca al ganadero.
Los ganaderos llevamos sosteniendo la Fiesta desde la crisis del 2008. Se han podido dar corridas de toros porque muchos ganaderos han lidiado a bajo coste o coste mínimo, puedes contar con los dedos de las manos las ganaderías rentables desde ese año.
El ganadero tiene una vocación de permanencia muy grande porque es un trabajo muy lento que se desarrolla a lo largo del tiempo. Tenemos un gran inmovilizado: finca, personal, ganado… todo eso hasta que le coges el aire a la ganadería, si se lo coges, te lleva mucho tiempo. Tenemos una gran vocación de permanencia.
Todos pensamos que somos los mejores pero si de algo puede estar orgullosa la Fiesta es de la implicación y entrega de los ganaderos con ella.
Sin duda pero volvemos a lo mismo, nadie quiere ceder. Este año hemos echado de menos a las figuras.
Fíjate tú que, en el formato de festejo que se está dando, es un año más para los toreros que no son figuras para poder destacar y poder mover esto. La figura lleva aparejada consigo un brillo de grandeza y esa grandeza se da en las grandes ferias, con los aforos grandes y las plazas llenas. Si pienso que era un año no para enseñar un festejo a plaza vacía o con poca gente y sí para haber enseñado lo que hay detrás de una corrida de toros: cómo se prepara el toreo, cómo son las ganaderías… haber enseñado al público lo que hay detrás de todo esto. Con las tecnologías que hay podríamos haber ofrecido contenidos de gran calidad.
Si la tauromaquia en este tiempo de pandemia debe ser un espectáculo puramente audiovisual porque es dónde están los ingresos, creo que hay contenidos mucho más apetecibles para el público que no una corrida con poca gente.
Volvamos al tema puramente económico-ganadero. ¿Se puede vivir sólo de la ganadería?
A día de hoy es muy difícil, no es tanto un negocio cómo una forma de vida. Si se tienen los costes muy ordenados, si diversificas, la crisis nos ha obligado a acelerar cuestiones que ya estaban sobre la mesa cómo la diversificación de la ganaderia desde la reducción de costes a nuevas vías de ingresos. Nos ha empujado a avanzar en este camino que ya habíamos iniciado.
¿Qué importancia le dan al tercio de varas?
La que tiene. Es muy definitivo en nuestra ganadería porque le 90% de los animales se comportan en la muleta cómo han enseñado en el caballo.
En su ganadería hubo mucha polémica por la falta de fuerzas cuando empezó a entrar más en las ferias quizás por su activismo en las redes sociales.
Yo fui muy activo en las redes sociales, ahora está uno más relajado… Hay que coger el punto a cada red: twitter es agresiva, Facebook es bastante amable, Instagram es para mí la más válida en tanto y cuanto que la imagen vale más que mil palabras.
El activismo que tuve, fui pionero, lo enfoqué con el fin de enseñar a la gente la ganadería, lo bueno y lo malo, que la gente supiera quién es el padre y la madre del toro que veían en la plaza.
Empecé muy fuerte en las redes en 2014-2015, dos años en los que tuve fracasos fuertes hasta el punto que en 2016 tuve que lidiar la camada entera en el campo de Gibraltar porque no me la compraba nadie. Mi amigo Curro Escarcena me compró los toros y lidié en Algeciras, La Línea, San Roque, Los Barrios, Tarifa y un toro en Alicante y Zaragoza. Veía que no me llamaban para ninguna feria y estaba viendo que lo que yo trabajaba había que enseñarlo. Empecé por egoísmo personal pero vi pronto que era un vehículo muy grande de hacer aficionados. De las mayores satisfacciones que tengo es la gran cantidad de mensajes de gente indiferente al mundo del toro que si no les ha gustado en su totalidad, les gusta en parte: gente que se acerca por el caballo, por la fotografía, por la cultura del campo… y se van enganchando poco a poco.
Le di un punto de vista distinto poniendo música a los vídeos que iba más allá del flamenco, ponía canciones de los Rolling o de Steve Wonder, cosas que se me ocurrían. Si que veo que creé tendencia y ahora es raro que alguna ganadería no tenga redes sociales y hay ganaderías que lo están haciendo muy bien en este aspecto.
Ese activismo hizo que, cuando vino la mala época, lo acusara más.
Supongo que sí. Ten en cuenta que las redes sociales nos sirvieron mucho para definir nuestra marca y las marcas se exponen. Cuando la marca tiene una gran exposición mediática las cosas malas afectan más. Lo único que sí es cierto es que estábamos convencidos de nuestro trabajo, que aprendíamos de nuestros errores y que a la larga el trabajo bien hecho da la cara. Hemos pasado de que cada vez que se caía un toro dijeran “haciendo un Palmosilla” a ganarnos el respeto de la afición.
Sin duda, eso pasó desde Pamplona.
Ya venía del año antes con nuestro debut en Sevilla. Esa corrida fue muy seria para presentarnos y nos dio credibilidad. En Pamplona se sorprendió mucha gente pero los que la vivimos de cerca a la ganadería no te voy a decir que era lo esperado pero por ahí van los tiros.
2020 nos ha dado un parón gordo porque yo llevaba muchos años luchando para tener toda la camada vendida en diciembre cómo la tenía y no la hemos podido lidiar, pero hay que mirar adelante.
Me hace gracia su humor al citar lo de “Haciendo un Palmosilla”. Eso ha desaparecido.
Sí, ahora ha cogido otros derroteros.
Ahora le ha tocado al Vellosino. Vamos terminando, ¿qué opina de tanto indulto?
A mí los sementales me gusta elegirnos a mí en casa. Las ganaderías han subido su nivel desde 2008 y puedes ver que en cada feria se ven toros cada vez más buenos. Yo recuerdo San Isidro en los años 90 embestían 6-7 toros al año y ahora 25-30, eso muestra el nivel ganadero superior y se refleja en que haya más indultos. El público se emociona más y pide el indulto, hay públicos más rigurosos y otros más festivos en función de los gustos de cada plaza. Si encuentran toros que satisfacen su gusto, entiendo que lo pidan porque es una forma de participar en la selección de la ganadería. Indican al ganadero el toro que le gustan y le marcan por dónde tirar.
No sé si será tan útil, yo tengo dos toros indultados en plazas de tercera y uno está muy contrastado y el otro le empiezo a ver el año que viene.
¿Qué perspectiva ve para el año que viene?
Veo unos años bastante jodidos en los que las ganaderías que no sean capaces de adecuarse al escenario de pocas corridas y mantengan su nivel de gasto adecuado, salvo que tengan músculo económico detrás, les va a costar mucho tirar hacia adelante. Yo no puedo perder el dinero de este año porque sería gilipollas, voy a arriesgar menos y eso es poner menos toros para corridas de toros y voy a verlas venir.
Vamos a tener un par de años con la máquina semiparada pero dos camadas frente a una ganadería entera… no hay más remedio, a grandes males, grandes soluciones. Las ganaderías tienen que optar por el control de costes al máximo para poder aguantar.
No vamos a recibir ayuda buena cómo sí Madrid y sobrevivir así es complicado.
Compañeros suyos me dicen que Andalucía habla de 5000-7000 euros pero eso no es nada.
Eso no arregla nada. Aquí se hizo ayuda para lo extensivo y media provincia de Cádiz nos quedamos fuera porque no cumplíamos los estándares de densidad por hectárea. Calculan la densidad por hectárea de una zona que tiene menos comida y admite muchos menos animales, la nuestra admite más animales.
El panorama lo veo muy complicado porque la Fiesta no se sostiene con 6-7 ganaderías, de ahí mi llamamiento el organizar de cara al futuro un festejo menor que haga viable las ganaderías, que haga viable a los toreros y que haga viables las fiestas en los pueblos, no podemos perder el carácter festivo de los toros, no puede haber fiesta en España sin toros.
Acabamos, ¿en qué punto, sobre lo que busca, ha logrado tener ya sus toros?
Es una buena pregunta. La ganadería es joven a pesar de llevar 19 temporadas. Debutamos con corrida de toros en 2001 y estamos en un proceso de evolución grande. Hemos tenido mucha prisa por afianzar por las mejores familias en vacas, incrementando los individuos por las mejores familias y marcando las embestidas que nos gustan. Lo que ya sí estoy viendo es que la embestida de los toros se parece más a la que veo a las vacas en los tentaderos y la regularidad es alta tras muchos años buscando más o menos lo mismo con mejoras continuas.
Hasta el guarismo 2012, del 97 al 12, íbamos aprobando 15-20 vacas, en 2012 aprobamos 46 sobre 100, en el 13-38, en el 14-41, en el 15-56 que fue el guarismo del año pasado, en 16-50 vacas. Ten en cuenta que por cada vaa que aprobamos tenemos que matar una vaca que ya está viva por lo cual la presión sobre la selección es muy alta. Tengo unas vacas muy jóvenes, tengo muy pocas viejas y veo que la regularidad de la embestida ha aumentado y se tiene que reflejar en la plaza.
La fuerza está ahí.
Creo que es un error que cometemos la gran inmensidad de los ganaderos. Ahí una clave ahí que es distinguir la poca fuerza que puede dar el exceso de entrega del animal, es decir, un animal que es muy bravo que se entrega mucho, hasta que se ordena puede perder las manos y luego no se cae, hasta que aprende a embestir se puede tropezar, del buen aire que da la poca fuerza física. Un animal con poca fuerza va sosteniéndose de otra forma.
Eso es igual que distinguir entre la bravura de genio, la clase. Hay que diferenciar la poca fuerza que es debida a la entrega de la debida a la poca salud del animal. Yo me he equivocado pensando que un animal tenía mucha clase y cuando le dabas fuerza no tenía tanta clase. Eso unido a una mejora muy grande en manejo, entrenamiento, sanidad y alimentación hace que el toro de La Palmosilla tenga más poder con lo que eso conlleva. Hay toros que con más poder abusan de su fuerza y pierden calidad y otros que no, mantienen la calidad y la mantienen dando un espectáculo muy bueno.
Estamos en el momento de inflexión en el que hemos demostrado estar capacitados para lidiar en cualquier plaza y debemos seguir trabajando sobre eso.