Hablamos con Daniel García Navarrete. Alfarero de Oro 2018.
Daniel García Navarrete es un novillero que ha saboreado el triunfo (Villaseca 2016) pero que está pagando con sangre y dolor su amor por un sueño. En él hay una realidad que solo necesita el respeto y el tiempo que no le están dando porque en él hay un torero de larguísimo recorrido. Ojalá todos reflexionemos.
En Cenicientos te vi en la corrida de Alberto Lamelas. Jugarse la barriga con una señora corrida del Conde de la Maza no sirve, ¿te dio miedo pensarlo?
De novillero tampoco sirven siempre los triunfos pero debemos tirar hacia adelante sin esperar nada. Si esperas la recompensa te vienes abajo.
¿No desanima?
Hay que tener las cosas claras. Es evidente que da miedo quedarte parado pero hay que afrontarlo tratando de hacer todo lo posible para evitarlo.
¿Se puede evitar el parón como están las cosas?
Sacando lo mejor de uno mismos y cortando las orejas.
Pero si te ponen en una como la de Madrid (Couto de Fornilhos)…
Es imposible.
¿Cómo te recuperas de un palo así, con un hierro imposible, con las ilusiones tan grandes puestas en Madrid?
Son muchas ilusiones las que tienes. Las tardes en las que hay una cogida y no puedes sacar tu torero son duras pero debes sacar lo positivo pensando que lo mejor está por llegar. De tardes como las de Madrid te queda el aprender para que, si te vuelve a tocar un lote así, sacarle más provecho.
Torero, no había nada que hacer, ¿qué puedes mejorar con eso?
No sirve ni que te cojan porque nadie te lo agradece. Matar lo mejor posible y poco más haciendo un esfuerzo grande.
Ese día había expectación contigo y Ángel Jiménez, un encierro infumable que pagáis vosotros, ¿no somos demasiado desagradecidos?
A veces los aficionados nos ponemos a favor del toro sin razón, hay que ver las cosas como son. Si los toros no han funcionado hay que decirlo al igual que si los que no funcionan son los toreros. Esa tarde fue un poco todo, nos chocamos con una pared.
Llevas 3 años de enorme dureza con percances de mucha gravedad, ¿merece la pena?
Con las cogidas y los golpes te lo planteas, quién diga que no lo hace vive en otro mundo. Hay que ser positivo, mejorar y pensar que todo esto tendrá su recompensa. Sé que el esfuerzo constante será recompensando, lo veré y seré mejor torero.
¿Has pensado en la alternativa?
No pienso en ella porque siento que tengo que aprender mucho y tengo un amplio margen de mejora. Cuando logre esa mejora pensaré en la alternativa. Los novilleros necesitamos un triunfo para dar el paso ya que, si no, te paras al tomar la alternativa.
Volvemos al comienzo de esta entrevista, ¿no aparece el miedo?
No porque lo que recoges es lo que has sembrado. Esto, eso sí, no es justo porque por muchas veces que cortes las orejas no tomas la alternativa y te vas a las ferias. En el toreo dos más dos no son cuatro, que sea lo que tenga que ser.
Vayamos hacia Villaseca, una tierra donde diste tu primer aldabonazo.
Me impulsó y me dio a conocer. Ese triunfo hizo que la gente quisiera verme.
Cuando ganas un certamen de ese nivel, y tan joven, ¿es difícil subir porque parece que ya has logrado lo máximo de novillero?
Se puede subir. El año pasado no fui por la cogida pero seguiré subiendo. Villaseca me dio moral siendo el de menos novilladas frente a gente de cercana alternativa. Ganar y ser mejor faena me dio moral para seguir luchando.
Somos muy duros y no permitimos que bajéis del triunfo.
Un torero sale por la puerta grande un año y se espera que repita y si no puntúa en esas ferias parece que no ha hecho nada. No nos tenemos que conformar y debemos seguir apretando para que se hable de nosotros.
En La Sagra, Cebada Gago.
Tengo mucha ilusión con la ganadería. He logrado salir a hombros con ella cortando tres orejas con muy buenas sensaciones. Sé que se las voy a cortar a un hierro muy importante.
Triunfaste en San Agustín el año pasado. Este año, Pablo Romero.
Van Cebada y Garcigrande y no te dan a elegir, se ve como está esto. Ya lo ha hecho Madrid también, si quieres vas y si no, te quedas en casa.
Pero vas.
Sí, es una novillada con la que estoy seguro que puedes triunfar y voy a dar todo para quedar triunfador.
Tienes las cosas claras.
Intento tenerlas.
La última, quizás la más dura. Tras una carrera unida al dolor, ¿qué os queda a los que vais por derecho en años de apellidos y cartera en los carteles?
Ser felices, intentar ser feliz y disfrutar de mi gente. Saber que cuando me pongo un vestido de luces será con verdad y disfrutando. Si no disfruto yo toreando, ¿qué hacemos ya? Hay que ser feliz.