Frascuelo, con la torería que ya casi no queda, levantó una mañana sin alma (Crónica Mejorada 1 Diciembre)
Hay muchos toreros, ni qué decir novilleros, que se olvidan que el ser torero es un oficio que dura 24 horas al día. Hoy ha vuelto a demostrar Frascuelo en el III Tentadero Benéfico de Mejorada del Campo que el torero lo es durante todo el día. Una lección para muchos, sobre todo chavales, que se duermen en los laureles de cosas que ni son. Se han tentado vacas, a cambio de un juguete de la entrada, de Pérez Angoso (1, 3 y 4) y Clairac (2, 5 y 6) Destacó la clase de la 3 y la muy buena cuarta.
Abrió la mañana Frascuelo con una vaca de noble comportamiento con el que dejó los detalles de una tauromaquia añeja que se pierde. Siempre toreó con los pies clavados en la arena y hasta las coladas de su animal los superó con torería. El resto de la mañana estuvo atento y ordenado dejando al final una media que preparó e hizo disfrutar con chulería. Tras él saltó Carlos Enrique Carmona que solo acompañó al animal a toriles.
Marc Serrano estuvo frío como la mañana con una lidia tan fácil y de tan poco compromiso que despertó la indiferencia en los poco poblados tendidos. José Antonio Valencia dejó un remate de gusto, templado, nos quedamos con eso.
Sánchez Vara volvió a demostrar su indudable profesionalidad con una labor ejemplar que, esperemos, los novilleros vieran. Su vaca no tuvo fuerzas y en vez de pasar el expediente se dedicó a pulsearla buscando el buen fondo que tenía la res. Alturas y toques ideales hicieron romper al animal hasta ligar unos naturales muy largos y templados. Fernando Castro evidenció que lo hecho por Vara no había sido fácil.
Julio Benítez, a la verónica.
Julio Benítez se mostró dispuesto toda la mañana desde su larga de rodillas. Su vaca fue la mejor de la mañana pero el torero no entendió que el animal pedía temple y la muleta al hocico. Una labor muy brusca, tosca, que nada bueno dijo. Adrián Centenera se mostró muy poco fino en sus maneras.
Alberto Lamelas siguió con su línea, recibiendo al animal más complicado de la mañana. El de Jaén se olvidó del frío y del poco público para lograr una faena profesional de mucho mérito superando golpes y coladas de una vaca muy mala. Tras él, Cristian Pérez, demostró que la vaca era demasiado para él.
Cerró Esaú Fernández con esas pocas ganas que un torero jamás debe mostrar. Su animal pedía la muleta adelantada y pases de uno en uno, no dejaba ligar. El sevillano tocó más los costados que nada con una desidia ilógica. El joven Joel Ramírez, que no se habrá puesto muchas veces, le dejó en evidencia con una serie de ayudados de uno en uno. Una pena.
Picó, con mucha suficiencia toda la mañana, Israel de Pedro.
LA TORERÍA DE FRASCUELO, TAN OLVIDADA COMO NECESARIA EN TIEMPOS DE DESIDIA. FALTÓ MUCHA HAMBRE EN LOS NOVILLEROS.
Hasta en los andares del paseíllo…