Fortes “Lo que recibes del toro vale igual o más de lo que tú expones, que son tu cuerpo y tu vida”.
Fotos: @jimenezfortes
El toreo perdura gracias a personas capaces de hacer cosas que los aficionados solo somos capaces de admirar. Uno de ellos es el malagueño Saúl Jiménez Fortes. Un ejemplo para la superación de las adversidades, en él encontramos además de un gran torero una persona a la que admirar. Con él dialogamos sobre su vuelta tras un año sin poder torear tras las complicaciones de la cogida en la Feria de Otoño 2018. Vuelve junto a Luisito, sin duda, una de las mayores ilusiones del escalafón.
Lo primero, ¿cómo estás?
Bien, muy recuperado. Llevo varios meses, desde agosto, tentando en el campo, cuando terminó el proceso de recuperación del tobillo. No quería torear en septiembre ni octubre porque no sabía mi nivel ni veía buena opción reaparecer a final de temporada.
Cuando te coge el toro en Madrid en la Feria de Otoño, ¿te esperabas estar parado un año?
Nadie esperaba esto. La fractura de tobillo y peroné de Madrid me duró 3 meses y en enero ya estaba tentando con movilidad y fuerza en el tobillo, todo parecía resuelto. Había, eso sí, una de las incisiones en la que tenía un tornillo que no había cicatrizado ni cerrado. Fui combinando los tentaderos con curas y antibióticos que me ayudaran a cicatrizar que era lo que esperábamos.
Se fue creando una ulceración y hasta que llegó un punto que tuve que decidir porque no era solo la piel, era la infección profunda y el cuerpo no cerraba la herida. Esto supone cortar la temporada, no poder ir a Valencia y es mi primer palo de 2019.
Pero no acaba todo ahí.
No, han sido seis operaciones. Tras la factura y la infección, que duró 3 meses hasta que dimos con la bacteria y el antibiótico adecuado quedó una úlcera. Eso se iba a solucionar con un injerto que taparía el defecto que había como era la falta de tejido.
No hay buena vascularización, no iba a cerrar nunca. El injerto me suponía un mes y por eso me anuncié en Algeciras ya que el médico y yo lo veíamos bien. A las tres semanas el injerto se vuelve a abrir y entro a quirófano pensando en que será algo leve. Los cirujanos vieron una masa de tejido como un huevo Kinder. Se piensa en que es un tumor que crea mi cuerpo, el diagnóstico es extraño. Nos preocupó, lógicamente, y decido cortar la temporada pensando ya en 2020 sin saber si mi cuerpo volvería a generar esa masa. Tuve la fortuna de que esa masa, ese tumor, fuera quitado y con muchos cuidados no volví a generar esa reacción. Me dieron el alta a finales de julio.
Tanto golpe pesan pero lo fui llevando porque pensaba que cada operación era la última. Pensaba que eran 2 meses cada intervención pero todo se alargaba. El pensar que iba a ser la última me mantenía fuerte la mente.
Torero, pero ya son muchas.
Llevo 23-24 cornadas, de huesos no he tenido nada más allá que una luxación de hombro que no requirió cirugía. Por cosas personales llevo otras, como mi epilepsia, cerca de 30.
Son casi las mismas que años tienes, 30. Me decías que te mantenías fuerte la mente pensando en volver durante 2019 pero, ¿cómo logras esa fortaleza pensando en todo lo que llevas ya a cuestas en tu carrera?
Esto es una elección que uno toma. Tienes la libertad de elegir y ver lo positivo a lo bueno y a lo malo que te va pasando, sacar a todo conclusiones buenas para ti. Pienso que las cosas no son solo lo que te pasen sino como percibes tú eso. Soy optimista en los malos momentos. Me distingue a mí ver las cosas con esta mentalidad más positiva pero en otros momentos soy más inestable. Lo que me mantiene fuerte es el decidir lo que uno mismo piensa sobre lo que te pase.
Flojeas, eso es humano.
Sí, claro.
Me decías que hay momentos en que eres inestable, hay momentos malos.
Claro, ves que la temporada avanza, ves que parecía que te recuperabas y de pronto se complicaba todo por algo, pues ahí te vienes un poco abajo unos días. Aprendes a priorizar. Ves que ir a Valencia suponía el jugarte secuelas para toda la vida y lo entiendes. Cuando hay algo muy grave tenemos un instinto de supervivencia que te hace sobrellevar todo mucho mejor porque das más importancia a sobrevivir. Ante algo tan fuerte como esa masa de tejido, que pareció algo más, se desvanece tu deseo de torear, das más importancia a solucionar esto.
Pero ese instinto está reñido con ponerte el traje de luces. Debe despertarse antes de pisar la plaza, sabe a lo que te vas a exponer y aparece.
Intentas dejarlo atrás al ir a la plaza. Es algo tan profundo y humano que lo cubres con el traje de luces, lo puedes llegar a dominar con tu mente pero no puedes dejarlo en el hotel. Los toreros solemos, cuando podemos, dominarle pero por mi experiencia, he vivido casos dramáticos, nadie nos queremos morir. Salimos a la plaza a jugarnos la vida pero el instinto de supervivencia está aunque a veces le tapemos.
23-24 cornadas me decías. Eso pone al instinto de supervivencia más en guardia, imagino, pero lo superas. ¿Cómo?
A muchas personas lo que yo he pasado les hubiera hecho terminar o dedicarse a otra cosa. Algo tan personal como mi epilepsia ha hecho que neurólogos me recomendaran que me dedicara a otra cosa. Esto lo compensa la afición, el amor al toro, tu compromiso, lo que quieres conseguir. Sabes tu compromiso, lo que debes hacer para lograrlo. Al decidir ser torero tienes el compromiso propio de superar todo lo que se te ponga por delante. Diría que hace falta mucha afición y vocación.
Pasando todo lo que has pasado, ¿por qué se decide volver?
Uno sabe que te puede pasar un percance cuando tiras la moneda al aire y te expones. Me siento afortunado.
Uno expone su cuerpo y su vida y la mayoría de las veces no ocurre nada, no todas las tardes te cogen ni uno es capaz de dar el paso más allá. Tampoco si te cogen te hieren siempre o cuando te cogen es grave. Diciendo esto, son las emociones que recibes a cambio más grandes, el sentimiento que percibes con el animal de comunicación, el vaciarse… todo lo compensa.
No digo que no puedas percibir esto en otras disciplinas pero yo no he sabido. Vuelves por una necesidad de expresarte, es algo más espiritual que profesional. Mi sentimiento, mi alma me lo piden.
No quiero irme por no ser capaz de superar un percance o una situación. Vuelvo porque superar esto es parte de ser torero y es lógico que te pasen cosas, aunque me hayan pasado más que a otros. Lo que recibes del toro vale igual o más de lo que tu expones que son tu cuerpo y tu vida.
Pero tienes 30 años, has vivido más que muchos durante toda su vida. ¿No da miedo o vértigo el ver lo deprisa que estás viviendo?
Risas. Uno a veces ve las cosas lento. Vivimos en una época en la que se torea menos, todo se vive con más calma y cuando yo me visualizaba con 30 era en otra situación y viviendo aún más cosas pero no me quejo. Ha habido compañeros con condiciones que empezaron y no están y yo me mantengo.
El neurólogo que te recomienda no torear, el superar o desafiar al instinto de supervivencia, ¿no hay un punto de rebeldía en todo esto?
Es cierto, aunque no soy un rebelde, me gusta decidir a mí las cosas. Suelo contradecir las recomendaciones porque mi vida la he vivido yo y la gente a mi alrededor. Para lo bueno y para lo malo las cosas que me pasan las acumulo yo sabiendo que el médico está en su derecho y deber de recomendarme lo que crea oportuno.
Si me hubiera dedicado a otra cosa, haciéndoles caso, me hubiera negado todo lo bonito que he vivido y todos los aprendizajes de toros, de vida que he tenido. Creo que como las cosas son de uno, uno decide con responsabilidad hacia donde dirige su vida. Tener el timón de tu barco.
Si yo viese que hubiera sido muy loco, extraordinario, que pusiera en peligro todo más allá de lo que es ser torero, hubiera tenido la responsabilidad de quitarme y si algún día me pasa espero tener esa responsabilidad o que alguien de mi entorno me lo haga ver. Como hasta ahora he podido, ¿quién mejor que uno para decidir sobre sí mismo?
Tengo claro que eres un hombre libre pero me surge una duda, ¿cómo puedes mirar a los ojos a quiénes no os respetan “traficando” con vosotros?
A veces he permitido faltas de respeto en mi entorno o de personas que he tenido cerca. La ilusión que tienes cuando ves todo tan claro en tu camino, sabiendo donde quieres llegar, hace que asumas faltas de respeto que no deberías.
¿Falta más romanticismo en los empresarios? El que tú me estás mostrando.
El empresario lo es para ganar dinero o para crecer en su negocio. No todos los que tienen jamón aman el jamón o los mecánicos adoran las ruedas. El empresario es pragmático pero estás creando un espectáculo que si vive es por el romanticismo. Es eso lo que atrae al aficionado, si no se conjuga el romanticismo con lo económico, si se atropella la sensibilidad, esto se resiente. No me gusta cuando veo toreros que han puesto de su parte, toda su vida y no tienen contratos, oportunidades. Veo los novilleros y te duele, hace solo 10 años que era novillero pero ahora es más difícil y eso te duele. Dicho esto, luego ves que bastante tienes con resolver lo tuyo como para resolver lo de los demás.
En ese romanticismo, Luisito.
Es muy apasionado, inteligente, con un amor al toro que le ha hecho adquirir muchos conocimientos. El toreo le tiene en la cabeza, es una persona que puede encajar muy bien. Me puede ayudar en mi tauromaquia a limpiar algunos matices, algunos aspectos muy técnicos y su pasión y su constancia a defender mis intereses. Me puede aportar mucho.
Nueva residencia, la taurina Sanlúcar.
Hay muchos toreros aquí como Toñete, Emilio (De Justo), Aguado, Duffau… es una zona de toreros que han querido hacer la pretemporada aquí o hacer vida aquí porque sea crea una sinergia muy buena entre compañeros, rivalidad. Muchas veces hay profesionales pero cuesta ver matadores juntos en las ferias entrenando como aquí sí pasa. Eso te hace competir, aprender y crear ese compañerismo con respeto y rivalidad. Esa sinergia es buena y ha distinguido a Sanlúcar y ha dado un plus más a muchos toreros. Tengo mucha amistad con Ferrera que guarda mucho cariño a Sanlúcar, una tierra que ha cambiado a muchos. Eso me ilusiona.
Volvamos a 2018. Das un aldabonazo muy fuerte en Madrid con los Victorinos, un registro nuevo. ¿No temiste encajarte allí?
Tenía claro matar esa corrida tras el que eché en los seis de Málaga. Desde hace varios años antes tenía y tengo, ese presentimiento de que tendría yo una tarde muy buena con Victorino. Es intuitivo el pensamiento desde 2014 Pude conocer la casa, toree en Almodóvar una suya, tenté en casa. Eché el toro de los seis de Málaga y me anuncié pensando que pasaría algo bueno en Madrid.
Me podía encasillar y me puede pasar pero sé que soy dueño de elegir dónde y cuando matarla. He matado 2 de Miura porque hace años me marqué el reto de matarla en cuatro plazas tan referentes como Madrid, Sevilla, Pamplona y Bilbao. He cumplido dos de esas intenciones y no me importaría matarla en Sevilla, por ejemplo.
Si de algo peco es de dejar la muleta, de no tocar fuerte a los toros. Esa ausencia de firmeza y seguridad en la muleta ha hecho que el toro tenga opciones de elegir. Eso es bueno porque lo que pasa es diferente sabiendo que te pueden coger. Esto es una virtud con los Victorino. El toro de esa casa, tanto el bueno como el malo, lo hacen todo con una intensidad total. El bueno te da unas sensaciones que no te da ningún toro o casi ninguno por su humillación, lentitud… Buscando eso me apunto a ella.
Esa ausencia de toques, esa capacidad del toro para elegir, ha provocado que se te acuse de falta de técnica. Queda claro, tú mismo lo acabas de decir, que es una idea tuya. ¿Qué piensas cuándo algo que tú buscas es visto como un defecto?
A veces me frustraba pero no puedes andar justificándote con todo el mundo. Tú ves si vas por el camino bueno y decides. Experiencia y técnica están ahí y lo que hace falta es conocimiento. La técnica no bien usada mata al toreo y a la emoción. Es mi forma de entender el toreo, no es mejor ni peor que la de los demás. Soy el torero y decido como interpretar el toreo. Como aficionado me gusta ver al toro con la capacidad de elegir si va o no a la muleta. No me gusta ir, te repito que como aficionado, a la plaza para ver el dominio del hombre sobre el animal simplemente, me gusta más la sensibilidad, el sentimiento, la emoción, la lentitud de un muletazo, la reunión…
La emoción, el sentimiento, la sensibilidad… están en mi escala de prioridades por encima de la limpieza y el dominio. Eso ha hecho ir a mi tauromaquia más allá y se ha podido malinterpretar pero es problema del que juzga, no mío.
Una buena forma de volver sería aquello que no pudiste hacer por la cogida de Madrid, Valencia.
Ése sería mi deseo y me visualizo ahí. En agosto, septiembre me encontraba bien para matar una corrida pero no lo hice por respeto a mí y al público porque no sabía mi nivel y porque pensaba que mi reaparición esperada debería ser en una plaza importante que ojalá sea Valencia. He esperado 6 meses de más y creo que será ahí pero no lo sé, es cosa del apoderado.
Planteamiento para este año