Ferrera demuestra que en el alma no existen los cánones (Crónica Valencia 19 Marzo)
Foto de @javitaurino
La última corrida de la Feria de Fallas ha dejado una de las faenas que perdurarán en el tiempo. Un mensaje contra la monotonía de Antonio Ferrera que todos los que empiezan deberían paladear para romper el corsé de lo correcto.
Hoy no se ha sacado la regla, no se ha medido la distancia equidistante de la mano con los extremos del estaquillador ni se ha mirado al milímetro la pierna del torero. La faena del pacense al cuarto de la tarde ha roto tópicos con una faena inspirada, bellísima. Un torero roto a crear en series de diferente metraje, de diferente inicio y remate pero con el temple exquisito por bandera. Toreó para él y para su arte y eso emboba los tópicos, los corsés y los prismáticos. La pena es que tanta al compás de la Concha Flamenca no tuviera la rúbrica de la espada. El espectáculo bufo del palco con una vuelta al toro hecho por Ferrera no puede empañar una de las mejores faenas del año y un bofetón a tanta vulgaridad. VUELTA.
En su primero, del hierro de Victoriano del Río, estuvo profesional ante un mulo de fea hechuras. SILENCIO.
Ginés Marín estuvo gris ante el primero de su lote. Una labor anodina en la que se sucedieron los pases y no se vio el buen concepto que atesora. La pobre entrada, la lluvia y el soso animal no taparon su imagen anodina. PALMAS.
En el quinto sí pudimos ver más su buena idea de toreo pero bastante tuvo con mantenerse de pie ante el estado del piso, algo que también afectó al animal. PALMAS.
Jesús Enrique Colombo estuvo animoso ante el primero de su lote en un tercio de banderillas muy desigual. Fue prendido y eso despertó a unos tendidos aletargados. En la muleta dio muchos pases sin demasiada estructura y desigual colocación pero la espada certera valió para UNA OREJA de fin de fiestas.
En el sexto peleó con la condición del ruedo con las mismas ganas pero con un camino largo por delante. La espada, mal colocada, le quitó la oreja. OVACIÓN.
Variada corrida de Victoriano del Río con más entrega en el caballo sin excesos.
Ojalá los novilleros aprendan que no hay nada más aburrido que la rutina. Ojalá las escuelas aprendan de esta faena y los, muchas veces, mediocres profesores vayan más allá del pegapasismo.