Fernando Cuadri “Se están indultando toros que no son ni de vuelta al ruedo”
Hoy hablamos con el criador de un hierro legendario, Cuadri. Una joya genética única que ha protagonizado grandes momentos por los ruedos de España y Francia con su imponente estampa y casta. Hablamos con una persona llena de valores repasando un toreo que se aleja de esos valores. Hablamos con Fernando Cuadri.
¿Para ser ganadero lo primero es tener afición?
Es fundamental tener afición y ser GANADERO, no ser una persona que tiene ganado. Es esencial tener respeto a los animales y tener afición.
Dura y clara distinción.
Sí, para mí es distinto ser ganadero a ser una persona que tiene animales. El ganadero tiene que tener sentimientos, gustarle, tener afición, respetar y tener hasta cariño a los animales.
Con el ladrillo, ¿proliferaron las personas con animales?
Siempre ha existido eso, personas que tienen animales con la finalidad del negocio. En la ganadería de lidia el tema económico es una consecuencia, no un fin. El fin es que te salga el toro que tienes en la cabeza donde quieres y eso te trae a las plazas del Norte y el dinero. Mirar el tema económico primero no lo veo, lo primero es que te salga el toro gastándote lo que debes. Debes tener afición, cariño y respeto al toro cuidando alimentación y manejo.
¿Cómo poder vivir con eso si no te sale el toro buscado?
Es muy difícil que el que tú buscas no te salga nunca. Hay años que te falla pero siempre alguno te sale en algún sitio para mantenerlo. Es una filosofía rara, complicada y quizás equivocada. Siempre lo justo para mantenerla es difícil que no te salga. Hemos tenido años mejores y peores y hemos logrado la meta de mantener la ganadería.
¿Se gana dinero con el toro?
Son pocas las ganaderías que pueden. En el caso nuestro el tema económico es mantener la ganadería. Ganar el dinero suficiente para mantenerla y más en años que en el toro y en la vida estamos de supervivencia. Ganar para vivir y mantener, no para ganar dinero. En lidia son pocas las ganaderías que ganan dinero, pocas ganan para mantenerlo y muchas lo que no ganan ni para eso.
¿Es el ganadero el último romántico del toreo?
No creo. En eso influye la edad, tengo 67 años y quizás vea las cosas de otra forma. En cada ganadería va entrando y cogiendo el relevo la la gente joven como mi hija y sobrinos. Formamos un equipo bueno y puede que piensen de otra manera más acertada. Romántico entiendo que es si te gusta la ganadería, los animales y das preferencia a los animales frente a otras cosas. Si es así, entonces sí, lo soy. Esto te tiene que gustar, ser ganadero y sentir los animales.
Pero de poner a los animales por delante y del romanticismo no se come.
No. En nuestra sociedad hay que tiene agricultura y otros medios para que las ganaderías se mantengan. Si hablo de mí no he comido nunca de la ganadería. Soy ingeniero industrial desde 1979 con oficina de proyectos en Huelva desde donde te estoy hablando. Si mi vida dependiera de la ganadería, a lo mejor, pensaría de otra manera.
Su toro es una joya, y como tal, es muy difícil de mantener.
Sí. Hemos llegado a una situación propiciada por juntar Santa Coloma, Pérez de la Concha y Urcola teniendo un toro tan particular, no sé si encaste. Un toro particular en morfología y comportamiento, es único, una joya y eso te obliga a mantenerlo como sea. Es difícil en una ganadería corta, con el tema de consanguinidad y no podemos buscar fuera. No es fácil.
¿Echa de menos que la maten las figuras?
La verdad es que no. Gracias a Dios que por norma no se han apuntado nunca. No es por falta de respeto a las figuras, ni mucho menos. No me gustaría que la mataran las figuras, no es falta de respeto a ellos insisto. Están ahí porque se lo han ganado. Serían más capaces que ninguno de poderlos y tienen derecho a elegir. En la vida, lo decía mi padre, lo mejor es enemigo de lo bueno. Si estás bien no busques mejorar porque empeoras. Tenemos un hierro que durante 70 años está siendo respetada por los aficionados, lidiando 4-5 corridas sin problemas cada año y la han matado quién la ha matado. Si nos hemos mantenido es porque nos ha ido bien y si se apuntaran las figuras podríamos cambiar la linea y la mejora no sería tal. No hay necesidad de que nos maten porque estamos bien como estamos.
Muchas veces se han encontrado su hierro con el peso como un problema por exceso.
El peso en valor absoluto no quiere decir nada. Un toro puede pesar 600kg y ser bueno como un ciclista de 80kg ganó cinco tours cuando los demás pesan sobre 60. Manda la caja y cuando ésta se rellena, pesa. El toro debe estar rematado, hecho y con la caja cubierta. Puede pesar 600kg o 630 y por eso no deja de embestir. Con menos peso tiene más velocidad y con más peso es más pastueño, para mí no es un problema. La caja cuando la ganadería está cuidada, libre de enfermedades y parásitos te crea animales con más esqueleto. Cualquier muchachito mide 4 dedos más que los padres hoy. Para mí el peso no es nada. Para Madrid hay toros de 600kg y nadie me podrá decir que es gorda, está rematada, tiene su caja. Tenemos 9 toros premiados en Madrid desde el 70 y la mitad eran de más de 600 kg. El peso no me preocupa, me preocupa que la caja esté rellena y el toro rematado. Con 550kg un toro puede ser gordo o delgado. Hay boxeadores con 90 y con 50 y ciclista de 80 con cinco tours. El problema no es el peso.
Hay opiniones que sostienen que el peso del toro debe rondar los 500kg, difícil en su hierro.
El toro lo que tiene que tener es casta, eso no se nombra hoy. Si le das casta con el peso que sea te embiste. Cuando menos peso tendrá más movilidad, se vuelve más rápido, más viveza pero con más peso es más pastueño pero no te deja de embestir. Lo que necesita es motor y eso lo da la casta, eso no se nombra poco y para mí es lo fundamental. Casta como afán de lucha con el toro poniendo todo su sentido en esa pelea y lo manifiesta, aparece la bravura y si responde a los toques es nobleza. La nobleza debe ir con casta y así se va a mover, si le haces las cosas bien. Un toro encastado se puede parar, no es descastado, se ha orientado. El encastado es listo, estudia todo lo que le hacen, aprenden lo que le enseñan y si es bueno va a mejor y si lo que le enseñan es no cruzarse o enganchones el animal se puede dar cuenta que lo engañen y se paran. El encastado embiste y el descastado pasa, dándole igual lo que le hagas, los kilos es lo de menos. La casta es lo que debe impulsar a moverse. Para moverse el toro hay tres cosas que lo impulsan:
- Que lo quieran dejar tranquilo. Son toros que pasan dándoles igual todo. Son toros que buscan las tablas y en los que vemos al torero tirando de ellos para llevárselos al tercio.
- La mayoría se mueve por genio. Eso es la casta mala. Se mueven con violencia, con temperamento, dando rabazos y cuando ven que no ganan la pelea, se paran.
- Por casta. Eso es lo que hay que buscar. El “problema” de ese tipo de toros es que hay que hacerles las cosas bien pero si se lo haces, responden.
¿Qué importancia le da al tercio de varas?
Mucha. Es la única forma de medir la bravura. Hoy está siendo un trámite pero es fundamental para saber si pelea de verdad o por genio. Creo que es fundamental pero haciéndolo bien, dando los puyazos en su sitio y entre puyazo y puyazo lidiando sin enganchones. Hoy hay mucha desigualdad: a la mayoría de las ganaderías no se las pega y a otras se las machaca. Hay que hacer las cosas bien.
A lo suyo se le pega mucho
Sí, sin ser espectacular en varas de meter los riñones y empujar, siempre se deja pegar y se le pega. Lo que pasa es que de pegarlos mucho pierden sangre, pierden fuerza y lo malo es lo que aprende con los capotazos entre puyazos. Se les suele machacar mucho.
¿Por qué es un toro tan complicado en banderillas?
Es un toro que no quiere nada por arriba. No quiere muletazos por alto ni banderillas porque se orienta mucho. Le tienes que levantar los brazos con el toro cerca. Como arranque antes el torero se da cuenta dónde vas. Es muy vivo, se da cuenta de las cosas. Como arranque antes el banderillero intuye la trayectoria y corta. Cuando levantas las manos levanta la cara sabiendo que le van a dar. Es una de las particularidades que tiene.
Su toro tiene 20 embestidas de manera habitual y más si se le castiga tanto. ¿Cómo compatibilizar eso con la demanda de faenas de 60 muletazos?
Se pide un trámite en los dos primeros tercios y luego se piden 60 muletazos en un toro que pasa y lo admite. El toro que embiste para coger lo que tiene delante admite menos porque cuando haya engnchones o no se cruce el torero sabe que lo engañas. Es condición de la casta la viveza y la orientación. Es difícil pasar de los 25 pero son distintos esos muletazos, llegan al aficionado y al publico. Cuando el toro tiene codicia no hacen falta los 60 porque sales de la plaza y se te han olvidado. 20 de uno encastado se graban más.
Muchas veces esos 60 muletazos son la condición para el indulto.
Es muy difícil en nuestro hierro porque no admiten tantos. Admiten menos, hay de todo. Cuando sale el que buscamos, con esa codicia y ese querer coger lo que tiene delante, no necesita 60. Se están indultando toros que no son ni de vuelta al ruedo. Debe ser un toro excepcional, de esos hay poquísimos. En el caballo ves que les pegan dos puyazitos sin pegarles y sin casi meterlos las cuerdas, luego embisten 60 veces y se indultan. No se busca en mi casa el indulto, se busca la casta, la codicia y que sea exigente. Así, aunque no se indulte, no pasa nada.
¿Cómo mantener esa idea con el público pidiendo el de 60?
La fiesta, para mí, se divide en dos ramas:
- Espectáculos taurinos: Ahí es donde va el 90% del público, son las que llenan las plazas, van las figuras, los toros se mueven y pasan. En esas el aficionado sale diciendo que aquello no le ha dicho nada. Ves lo mismo que ayer y lo mismo que mañana.
- Corridas de toros: Para mí hay poquísimas. Dan importancia a los primeros tercios, el caballo importa, el toro exige y responde cuando le haces las cosas bien. El toro es encastado, va a embestir si le haces las cosas bien, va a protestar si no te cruzas. Si lo llevas a los medios y no te engancha, sacará a flote su nobleza. Quizás lo que busquemos esto estemos equivocados. El toro que se busca es otro, el que lleva a la gente, lo que busca el empresario y los aficionados -cada vez hay menos- se aburren.
Los espectáculos taurinos son la fiesta que se va definiendo, asentando y extendiendo. Las corridas de toros quedan poquitas, seremos los equivocados. Buscamos un toro que en estos tiempos no se pide ni da resultados. El toro de lidia es el único animal con libro genealógico que no tiene modelo, nadie te dice que tipo de toro debes criar. Cada ganadero debe crear su modelo y la mayoría tiene el de movilidad con poca exigencia y transmisión y una minoría equivocada buscamos el otro tipo de toro, que daría corridas, pero a eso van cuatro gatos.
¿Cómo hacer frente a la extensión de los espectáculos taurinos?, apoyados por muchos incluyendo parte de la prensa.
No se puede hacer frente. Son trayectorias, caminos y tendencias que quizás sean los acertados. Si yo criara limusines negros, con muchos cuernos eso sí se saldría del estándar. Pero en lidia no tenemos ningún modelo, cada uno tenemos que criar nuestro modelo y la mayoría son espectáculos taurinos. Es la tendencia general y quizás lo que quede. Quizás la prensa tenga razón y quizás en 20 años no quedemos ninguno y la fiesta tenga ese rumbo que puede ser el acertado.
¿Cómo superar la consanguinidad?
Lo intentamos en una ganadería que cuenta 170 vacas, 28 familias. Tenemos que buscar recursos dentro de lo nuestro con este sistema de sementales. A las vacas le echas sementales. Esos sementales pueden venir de familias con sementales en las vacas o de familias que no hayan tenido antes sementales en las vacas. Echando sementales de familias que no hayan tenido toros en las vacas refrescamos. El último recurso es coger Santa Coloma, Ibarra, Urcola y Pérez de la Concha como mi padre en 1946 y meterlo tras la mezcla pero ¿dónde están?
Usted ha sido claro no lidiando cuando las cosas no salieron bien o cuándo pueden no salir. ¿Dónde quedan esos valores?
(Risa melancólica) Eso no se lleva ya y más cuando soy representante -somos una familia de 8 hermanos- y yo soy representante de la ganadería. Muchas veces he hecho lo que he pensado y me ha respetado mi familia. Ahora llegan los nuevos. Tengo 67 años, 43 años con la ganadería y entran otros criterios Yo siempre he pensado que tú debes volver cuando te lo mereces. Y cuando tú pegas un petardo gordo en plazas de importancia debes volver cuando la veas en buen momento. Eso nos pasó en 1983 en Beneficencia en Madrid, tardamos en volver y mi padre mató la mitad de la ganadería. Sevilla no salió bien el último año y vi que había ido la gente y había respetado la ganadería. No salió como entendíamos y pensé que no debíamos de volver. El pensar así, eso ya no se lleva.
En esa corrida de Sevilla todos nos lamentamos del toro que se partió el pitón.
Ése era de confianza para nosotros y el toro salió distinto. No sabemos qué hubiera hecho, se le vio mejor. No sabemos que hubiera pasado.
Valores, cómo decía antes, que ya no quedan.
Eso lo da la edad, vas teniendo esos sentimientos. Siempre he dicho que soy mal ganadero de lidia porque el ganadero de lidia tiene que tener memoria, tener la ganadería en la cabeza y tengo fallos de memoria pero que soy ganadero, no cabe duda, tengo un respeto especial a los animales y más al toro de lidia y eso se traduce en el cuidado, en el manejo y en el respeto. El toro está 4 años en la finca y yo pienso que le debes respetar siempre. En eso se equivocan mucho los animalistas, el que es ganadero es el primer animalista pero no se conoce el toro en el campo. Para admitir la lidia debes conocer el toro en el campo, ver sus condiciones, ver que no sufre pero eso lo da el campo. Cuando llevas toda la vida como yo tienes esos sentimientos, puedo estar equivocado. El animalista lo que tiene es desconocimiento del toro de sus cuatro años y su vida. Cuando se sufre o disfruta es en la vida. En esos cuatro años como vive en extensión, reproducción natural, alimentación… ese desconocimiento de los animalistas deja claro que están equivocados en su postura Lo siento así.
Para acabar, ese amor por los animales también le deja un lugar para los canarios.
Lugar importantísimo, te dice mucho sobre la selección de los toros. La genética es la misma en todos los animales. Para mí la genética tiene una ley general que es la natural de la protección de las especies. Bueno con bueno no puede marchar, fuerte con fuerte tampoco, ¿qué pasaría con los débiles?. Debes compensar para que todos vayan para adelante. Macho de cinco puyazos y becerras de cinco puyazos ¿qué pasaría con la mala?, Lo malo desaparecería. La genérica es una ley compensatoria. Lo bueno tiene que ir tirando de lo malo para que todo vaya adelante. Eso te lo enseñan los canarios. Rojo intenso con rojo intenso no te sale, se compensa fuerte con débil. La consanguinidad se usa en canarios para fijar mutaciones y rarezas. Eso se usa en la lidia para que un herbívoro se defienda como todos y ataque peleando hasta que lo maten. Eso no lo admiten las leyes naturales. Si lo dejas al libre albedrío -al toro- no embiste ninguno. Esa condición de casta no es natural, se le va, lo hemos fijado con la consanguinidad.
Un sabio, un gran ganadero y sobre todo un grandísimo aficionado.
No hay otro como el