ERIC OLIVERA ARRASA EN MÉRIDA (CRÓNICA MÉRIDA 30 DE AGOSTO)
La Feria de Mérida concluía con un festejo “fantasma” cuyo cartel costaba encontrar por las calles de la ciudad emeritense que parecía sólo anunciar las dos corridas de toros de los días previos. Estos festejos y los conciertos anunciados en el bellísimo Anfiteatro (tocó Pastora Soler hoy) dieron vida en tiempos de Covid.
A las 8 de la tarde los tendidos del coso presentaban un buen aspecto en sombra para el comienzo del ciclo de Clases Prácticas de la Escuela de Badajoz. Un ciclo muy bien amparado por la televisión extremeña con chavales que llegan con ambiente gracias al esfuerzo de Juan Bazaga en Tierra de Toros.
Abrió la tarde, con los novillos de Guadalest, el extremeño Fran Amaya con una faena muy voluntariosa en la que peleó con un novillo que se movió sin raza. Los mejores pasajes llegaron al final cundo Amaya se acopló ante un novillo que bajó sus revoluciones. La espada fue un calvario y el descabello otro rozándose los tres avisos. OVACIÓN TRAS SALIDA AL TERCIO POR SU CUENTA.
En el cuarto mostró ambición con ganas, desde el capote, de remontar la tarde. El novillo fue bueno y Amaya dejó algún muletazo estimable en un trasteo demasiado acelerado. Tienen recursos los novilleros pacenses, han toreado mucho, pero faltó más alma. La espada entró antes cortando una benévola OREJA.
Eric Olivera dejó casi cerrado su pase para la final en una tarde redonda. En su primero dejó una verónica primorosa que nos enseñó que en él hay toreo. Ambición también en una réplica angustiosa por faroles de rodillas que puso la plaza en pie. Su novillo se movió en la muleta lo que sus fuerzas le dejaron (rodó varias veces por la arena) y Eric le creó una faena llena de valor e inteligencia. Acortó terrenos y mimó al animal con toques y distancias certeras para romperse en cercanías haciendo de todo en un palmo de terreno. Unos angustiosos cambiados por la espalda provocaron una voltereta de la que no se miró volviendo con rotundidad a rematar lo pensado. Espada y DOS OREJAS.
El quinto fue un animal premiado con la vuelta al ruedo quizás por las manos en las que cayó. Eric comenzó valiente con la capa pero sin la rotundidad de su primero. Dejó claras sus intenciones comenzando su faena, sin brillo eso sí, desde una silla poco torera.
La plaza volvió a sonreír al compás de la machacona charanga (eran 3 y parecían 1000) con el buen hacer del pacense. Toreó largo lo poco que le permitió el animal y volvió a hacer de todo en cercanías. El de Guadalest no se dejó por rozar un centímetro del traje del novillero que lo despenó de media certera. DOS OREJAS.
SIN DUDA, OTRO NIVEL.
Mario Navas arrancó su tarde con el hándicap de jugar fuera. Su primer novillo fue un astado soso con el que el salmantino fue constante en su idea de toreó pero sin la inventiva para hacer una faena de más calado. En su cabeza trajo su concepto y lo defendió. OREJA.
Ese concepto tan sobrio típico de Salamanca tampoco lució con el soso animal que cerró el festejo. Aquí puso Mario más fibra dejando algún muletazo de buen Corte pero sin calar en los tendidos. Remató con la espada con los tendidos en desbandada cortando OREJA. Habrá que verle con otros novillos.
ARRASA ERIC OLIVERA EN MÉRIDA EN UN CERTAMEN EN EL CUAL ÉL ES CLARO FAVORITO. AMAYA PUSO GANAS ACELERADAS MIENTRAS QUE MARIO NAVAS DEFENDIÓ SIN BRILLO SU CONCEPTO ORTODOXO