Emilio de Justo nos presenta a Aarón (Final Alfarero de Plata)
Comencé de la mano de mi hermano Ernesto cuando él era novillero sin caballos y yo tenía nueve años. Él veía mis ganas de ser torero como un juego hasta que un día me llevó al campo a tentar. Aunque la vaca me pegó varios revolcones me quedé quieto y siempre quise tirar hacia adelante con rabia. Eso hizo a mi hermano apostar por mí hasta en los peores momentos.
Peores momentos…
Sí, fueron quizás cuando me sentí traicionado por una persona que me dejó tirado. Estaba en un momento duro en el que no me encontraba a gusto y empecé a matar a los novillos de forma muy mala, hasta el punto de querer quitarme. Le dije a mi hermano, tras acabar con el primero, que si no mataba al segundo en esa tarde de Fuensalida me quitaba. Él me mostró su confianza y dijo que tirara para adelante.
¿Fue una decisión en caliente?
Antes no lo había pensado pero venía caliente tras el petardo de Arnedo con la espada (final del Zapato de Oro 2017) pero mi hermano me mostró su apoyo y lo maté. Llevaba una temporada en la que no estaba a gusto pero hasta ese momento no había pensado seriamente en quitarme.
¿Te hubieras quitado si lo pinchas?
No lo sé, la verdad.
Queda claro que era un tema emocional porque tras la mañana de Ávila (más de diez pinchazos) no te quisiste quitar.
Ahí lo pinché, pero no lo vi imposible. En Fuensalida, sí. De salón lo estaba viendo claro pero delante de los animales no había forma. A lo de emocional te diría que sí, los profesionales no lo entendían porque yo me tiraba al morrillo. La realidad es que en mi cabeza estaba que no lo iba a matar y me tiraba sin fe, de mala manera.
Esta “traición”, ¿no te afectó también toreando?
Sí, me afectó porque no estaba tranquilo, tenía la cabeza con varias cosas a la vez. Aunque había momentos en los que sí lograba expresarme me costaba mucho.
Me decías que el apoyo de tu hermano es fundamental, ¿cómo se vivieron estos malos momentos en casa?
Los que me querían lo vivían con rabia. Con la afición y la ilusión no querías ver la realidad de lo que me estaba haciendo pero llegó un punto en el que me di cuenta que me estaba tomando el pelo y empecé a asumirlo.
Rompes lo que nunca llegó a estar unido y tu hermano se convierte en tu “apoderado”.
Sí. La verdad es que gracias al cartel que tenía en varios sitios por actuaciones en años anteriores pudimos resolver la temporada. Tras la tarde de Fuensalida, sobre todo tras el triunfo en Sotillo (Memorial Don Pablo Mayoral), hubo un cambio en mí, me quedé más a gusto. Empecé a torear como me daba la gana, sin ataduras. Me sentí libre cuando corté del todo con esa persona.
Esa soledad acaba este año con la llegada de Evaristo Olcina, tu nuevo apoderado. ¿Cómo nace esta relación?
La verdad es que manteníamos una buena relación, mayor tras la tarde de Sotillo. Él me preguntaba después de cada tarde en la que toreaba y yo se lo contaba a él como a un amigo. Acabé la temporada en Lucillos, desconecté de todo y mi hermano me presentó el tema. Fuimos al restaurante de mi tío Gregorio (La Fuencisla) y a mí me gustó su plan y a él también el mío. Ahí empezó un sueño que cada vez se está convirtiendo en más real, el poder disfrutar de lo que quiero ser.
No eres un torero fácil.
Soy un artista.
Los toreros artistas no lo tienen fácil en una época de normas, reglas, corsés…
Hay muchos puntos que se consideran convencionales que me gusta saltármelos, no van con mi concepto. Eso me cuesta no torear tanto pero cuando lo hago, es como yo quiero.
El romper con esas normas, o puntos como dices, no casa muy bien con el novillero prototípico de las escuelas.
Cada escuela tiene su corte, su idea, y se lo imponen a los chavales de la escuela. Yo me encuentro en un corte más artista, diferente, en el que me gusta seguir a mi corazón, no a mi técnica.
¿No traicionas a tu corte por nada?
No soy capaz porque estoy convencido que va a gustar cuando pase a un escalafón superior y sé que confiar en mi corte me va a dar alegrías.
En tu carrera destaca que apareces poco en bolsines hasta este año, ¿por qué?
No he tenido buenas experiencias en ellos pero sé que si no vas, no toreas. No puedo tener queja de los bolsines por lo que he aprendido y por el buen camino de este año en el que he llegado a finales e incluso ganado Peñaranda.
En la semifinal de Ciudad Rodrigo tienes una tarde mala, eliminado, ¿qué aprendiste?
No estuve bien, no lo veía por ningún lado. Salí sin ganas, sin dar la importancia que debía y aprendí que no puedo dejar las cosas para otro momento, debo apretar cada día aunque no haya inspiración. Desde ese día no me ha vuelto a salir esa actitud mala, la que espero que no vuelva.
Ese día tenías apoderado ya, ¿qué cambia en las tardes malas?
Sales mejor que estando solo aunque te lleves la bronca. Aparte de la bronca por tu bien también tiene cinco o seis palabras de aliento que hace que el disgusto se te olvide y tengas ganas de volver a empezar, de volver a torear para convertir lo malo de aquella tarde en enseñanzas que te sirvan para bien.
Te has definido como artista y me decías que en Ciudad Rodrigo no estuviste inspirado, las “musas” no vienen todos los días.
No, tengo que aprender -estoy en ello- que en esas tardes debes tirar de oficio para solventar la papeleta.
El torero artista requiere muchas veces su toro, ¿cómo afrontarás cuando llegue el novillo a contraestilo, exigente y duro?
Vamos a ver a un Aarón distinto, el que demuestra que quiere ser torero como enseñé el año pasado en Yuncos o en San Adrián. En Yuncos pude cortar las orejas pese a ese novillo diferente a mi estilo.
Esta pregunta viene hilvanada con tardes en las que pareciste ni querer, como Olías 2016.
No fue bueno el novillo, no me gustó y la verdad no estuve a gusto y ni lo quise ver. Fue un fallo importante y lo peor es que no tuve a nadie que me echara la bronca. Mi hermano me la echó -la bronca- pero no es igual a cuando viene de un profesional.
En este año no te vemos mucho por Toledo, ¿por qué?
Me lo propuso mi apoderado y mi hermano y yo lo teníamos pensado. Buscamos abrirnos paso por otras zonas y está saliendo casi a la perfección. Estoy abriendo camino por Zamora, Salamanca, La Rioja, Francia… Eso es lo que quería hacer y dando la cara como estoy haciendo.
¿Este año no tienes pensado pisar Talavera?
La plaza no, dos o tres por mi zona, sí. Una de ellas espero que sea mi pueblo y si salen más, mejor. Muchos quieren verme, aficionados me escriben porque quieren verme torear cerca y yo estoy deseando que puedan disfrutar conmigo. Siempre he sentido el apoyo de los aficionados y me han acompañado por las plazas, debo agradecérselo siempre.
¿Has notado cambios en la gente de Talavera por el nuevo apoderado?
Tengo menos relación con ciertas personas pero no ha habido cambios en mi vida.
Me vuelves a hablar de tu hermano. Este año ya tiene un papel más secundario al tener tu apoderado.
Sí, fue algo natural. Estoy muy tranquilo con Evaristo pero sigo entrenando con mi hermano, él está ahí, le cuento todo como hermano. Él no toma decisiones pero a la hora de tomarlas me ayuda en la parte que me corresponde a mí. Sigo muy feliz al saber que tengo a Ernesto (su hermano) a mi lado.
Nuevo rumbo, nuevos nombres. ¿Cuesta cambiar?
He sido siempre alguien que ha llevado a los mismos a su lado desde becerrista. Me gustaría que Felipe, Diego, Victor y Mario pudieran acompañarme siempre que les sea posible.
Una pregunta común a los novilleros es la falta de campo.
He podido ir mucho. Ha sido bonito porque he ido con gente con la que he estado a gusto, torear como me gusta. Me han corregido fallos pero nadie ha querido cambiar mi concepto. En la escuela me coartaban mucho y no me podía expresar como era, se notaba eso a la hora de torear. Me coartaban y no toreaba bien y si lo hacia libre, no toreaba. Decidí marcharme.
Eso supone menos contratos.
Me dieron bastantes porque confiaban en mí pero la cosa se fue enfriando y el distanciamiento creció, la confianza ya no volvió. Apartamos nuestros caminos.
Volviendo a la temporada, este año debutas en Francia.
Fue una mañana muy especial. Estuve inspirado desde el primer momento, me apetecía mucho torear. Busqué hacer todo con torería y la gente se entregó en la faena desde el capote, pese a que no me dejó expresarme. Pude gustar y entrar en Saint Gilles en agosto para la final.
Un brindis especial.
A la banda de música porque durante todo el día lucharon contra los antitaurinos y sus megáfonos. La banda no paró de tocar librándonos de ese ruido. Fue para agradecer.
Hablemos de Villaseca, se acerca la final.
La novillada más importante del año sin caballos es la de Villaseca, lo tuve siempre claro. Un novillero que está a gusto siente que es importante ir allí para que la gente te vea con el toro que allí sale. Siento que puedo gustar.
En la semifinal tuviste una vaca justa de fuerzas de Flor de Jara.
La mañana empezó con un vendaval que no se notó dentro. Me calmé y entré en la mañana, me salió una vaca de mucha calidad y poca fuerza. Iba mentalizado, inspirado, con ganas de torear. Fui haciendo a la vaca y me pude reunir con ella pudiendo hacer una de las faenas más importantes de la temporada
¿Cómo hubiera sido sin la calma de este año?
No la hubiera visto. Prisas, sin paciencia, brusco y ni un muletazo.
Me queda claro que para ti la parte anímica es fundamental
85%
Una de las fases de enseñanza es aprender la humildad.
Sí, yo creo que se aprende a base de afición. Un día te gana uno y lo que te queda es aprender, volver al día siguiente y querer darle un repaso.
Vuelves a verte con Borja Collado, que te ganó en Candeleda.
No me lo voy a tomar como si hubiera perdido, voy a ir a por él y a por todos.
Sánchez de León, una novillada que se presume seria.
Puede ser. Tengo ganas de debutar con caballos y una novillada fuerte será una buena preparación de cara a ese salto.
El cartel es muy fuerte.
Es lo que tiene Villaseca, torean los mejores y me siento un privilegiado al ser uno de los nombres que allí estaremos.
La última, por delante…
Villaseca, Saint Gilles, Peñaranda y Fuentelencina aunque espero que vayan saliendo más cosas según me lo vaya ganando.
Eres un fenómeno….. ánimo..sigue trabajando pronto llegará tu recompensa