El misterio de Montero y un gran Diosleguarde brillan en Ciudad Rodrigo (Ciudad Rodrigo 26 Febrero)
A las 15 horas nos sentamos en la plaza de toros de Ciudad Rodrigo y ya había gente cogiendo un sitio que se persigue como un preciado tesoro. Esto ya de por sí es una gran noticia. Hora y media más tarde, con puntualidad británica, arrancó el tercer festejo del Carnaval del Toro con los tendidos prácticamente llenos salvo una porción escasa en la solanera.
A esa hora, cuando mides más de metro cincuenta, las piernas se han convertido en dos piedras pero bien dice el refrán “sarna con gusto…” y así fue, no picó.
Arrancó la tarde Francisco Montero con el capote a la espalda ante el novillo de Esteban Isidro que salió de toriles como un rayo. Toda su labor fue un “ay” por la sensación de peligro que transmite cada pase que da el novillero andaluz. Fue prendido cuando quitó rodilla en tierra conmoviendo a la gente. En la faena de muleta instrumentó una faena larga en la que hubo momentos reposados de buen corte y momentos de cara a la gente en un trasteo muy variado. Gustó mucho en una tierra que le quiere cortando DOS OREJAS con la sensación de que es distinto aunque necesita tiempo para cuajarse. Levanta expectación por una personalidad muy diferente.
Antonio Grande volvió a gustar en una labor marca de la casa. Serio, sobrio, seco y sin llegar a levantarte del asiento por ese no sé qué necesario para acercarte a la gente. El novillo fue noble y la labor gustó más con la derecha, más ajustada que al natural. Mató con eficacia cortando DOS OREJAS.
Manuel Diosleguarde contó con el favor del público desde que recibió al tercero con el capote. Desde el comienzo se le vio sereno, firme, bien. El novillo pareció dañado pero él no perdió la compostura. Se colocó en el centro del ruedo con las zapatillas atornilladas en la arena dejando momentos de muy buena nota. Hubo naturales encajados que provocaron los olés más fuertes de la tarde. La pena es que el novillo no terminó de acompañar por su dolencia. Mató de estocada eficaz pero baja y a sus manos cayeron DOS OREJAS.
Valentín Hoyos debutaba con caballos y lo hizo en la línea que ha marcado su carrera de novillero. Es un diestro recio al que cuesta llegar arriba. Tiene academicismo, es difícil ponerle peros aunque falta esa conexión tan necesaria con el tendido. Su labor, ante otro novillo noble, fue correcta pero con los nervios lógicos del debut. Cuando más se arrebató más gustó en los tendidos que le hubieran premiado de no ser por la espada. OVACIÓN.
A las 18:30 horas los tres primeros espadas salían a hombros del peculiar coso ante una riada de gente que aclamó, de manera muy especial, a Diosleguarde y Montero.
En ese momento los operarios comenzaron los preparativos del desfile de carrozas que precedió a lo más deseado por Miróbriga, la capea. Se soltaron tres toros de Sánchez Herrero inmensos con recortes muy serios en su primer toro. Con la muleta destacó El Capea sorprendiendo a la gente el día antes de torear el ansiado festival de mañana. Carlos Enrique Carmona también rayó a gran nivel. Muy cariñosa la gente con los capas y exigente con los recortadores.
Con la noche cerrada, más allá de las 8, abandonamos el coso con las campanadas del desencierro satisfechos de haber disfrutado de uno de los grandes tesoros del toreo, Miróbriga.