Chapu Apaolaza “Si se sienten engañados por nosotros los espectadores se dan de baja de la fiesta”
Hoy hablamos con un contador de historias como él mismo se define. Aquí le vemos haciendo un reportaje en Kenia sobre la guerra contra el comercio de marfil. Presente en acontecimientos que han marcado el siglo, un ejemplo son los atentados de Bruselas, su pasión por el toro -heredada de su padre, el mítico crítico taurino Paco Apaolaza- le llevó a un periodismo que dejó al lado en su aspecto taurino. En su vida el toro estaba presente hasta que recibió la llamada de Hugo Costa, director de Toros. Ahí comenzamos un relato sobre el periodismo taurino y el canal que no va a dejar indiferente a nadie. Hablamos con Chapu Apaolaza.
¿Por qué el periodismo?
Soy hijo de Paco Apaolaza, que era crítico taurino y yo quería ser médico pero no tenía la nota suficiente y estudié farmacia. Dentro de farmacia me gustaba la parte médica pero la química. No se me daba bien. Seguí en la carrera por no cambiarme por capricho. En 1998 murió mi padre. En ese momento, yo iba a los toros como aficionado y algunos compañeros periodistas de mi padre que no tenían cubierta la información de esa tarde me llamaban para que hiciera pequeñas reseñas. Yo me negaba en principio diciendo que no era periodista y que no había escrito nunca. Ese no era mi papel.
Pero empecé a hacerlo -las notas que me pedían, casi como un favor- y me gustó. Me gustaba escribir, el periodismo y cambié de carrera. Estudié periodismo para tener una carrera al margen del mundo del toro. Me separé del toro por la figura de mi padre, porque era algo sagrado y quise hacer otras cosas. La profesión y mi afición al toro se merecían que no estuviera ligadas desde el inicio. Eran asuntos demasiado importantes como para mezclarlos. Estuve haciendo prácticas en varios sitios y luego entré en Vocento trabajando como reportero. Fundamos ‘La voz de Cádiz’ -era jefe de cultura- y luego hice crónicas de todo tipo en Colpisa. Me di cuenta que me gustaba contar historias. He tenido muchas oportunidades y muchísima suerte. He conocido a gente increíble, me he asomado a la enorme complejidad del mundo y he sido testigo de momentos en los que conoces al ser humano; momentos felices y muy duros como atentados y catástrofes: He hecho muchas cosas y a última ha sido la crónica de actualidad y parlamentaria en el Congreso. Me cuesta creer a veces que mi padre no me leyera una sola línea, eso me pesa.
En Pamplona con su padre y El Ecijano.
El primer paso al toro en el canal de referencia, Toros.
El director del canal Hugo Costa me contó sus ilusiones, su proyecto y me lo propuso. No me imaginaba nunca volver al toro, pero pasado cierto estupor, creí que tenía que responder al reto y a una invitación maravillosa. Confío mucho en Hugo y en su punto de vista. Este asunto me vino dado, no lo busqué. He escrito de toros, ha formado parte de mis columnas, ha sido sustrato de mis reportajes y muchas veces la mecánica del toro me ha servido para entender el mundo al que me enfrentaba en otros ámbitos… pero he escrito más de política que de toros. Tuve esa oferta, estudié el proyecto, vi lo que podía aportar y di el paso. Nunca me imaginé que me iba a suceder a mí.
Chapu, en el Congreso.
Entras tras 30 años de la misma voz, Manolo Molés, ¿esto endurece el reto?
He intentado estudiar el proyecto por sí mismo. Me he centrado en la razón de ser del canal y en lo que yo puedo aportar al mismo, aislarlo de lo demás. Mi trabajo lo hacía un periodista histórico como Molés. Dijeron los papeles que yo era el sustituto de Molés, y yo he dicho que no tiene, que es insustituible. Puedo hacer el trabajo de Molés pero no igual que él, lo hago a mi manera.
Tomar su relevo una presión que me ayuda en varios sentidos: me ayuda a mejorar, a exigirme y también cuento con una base muy buena como es mi equipo. Si otro equipo de televisión me hubiera propuesto este proyecto hubiera dicho que no, sin importar las condiciones ni los presupuestos. Acepté porque el equipo de Movistar + es el mejor, son todo cosas buenas. Hay gente a la que el cambio le puede costar, somos seres de costumbres. Mi presencia, punto de vista y voz le pueden resultar extraños porque son distintos a los de mi predecesor. Es normal. Yo mismo he crecido con Molés y he aprendido, lo entiendo. Prefiero mirar al reto que tenemos nosotros por delante y concentrarme en él, no en lo que haga o diga otra gente.
En esa salida del canal de Molés, muchos han mirado a David Casas. Sabiendo que parte de la audiencia mide lo que hace David, ¿cómo te enfrentas a ello?
Intento no plantearme esas cosas. Creo que tenemos que poner el foco en la realidad y en el periodismo. El periodismo despeja incógnitas, como el toro. David es parte del equipo de profesionales, ha hecho muy buen trabajo y juntos vamos a crecer. Yo me preocupo de veras en que todos tengamos terreno para ir a más y mejorar: David, Germán que hace un trabajo estupendo, el equipo de realización que son los Da Vinci de las retransmisiones, el equipo de producción, Tintó, Cuberta, Collantes… Son muy buenos. La clave de todo y el motor que tiene que mover todo es la realidad. Hay incógnitas desde fuera pero vamos a poner el talento en contar lo que sucede centrándonos en la grandeza de lo que acontece en el ruedo.
Buen capotazo
No hay más historia, somos un equipo. No tenemos que hacer estrategias de como nos ven o como no nos ven. Si alguien tiene duda, ahí está el trabajo del Domingo de Resurrección con seis horas de directo. Todos vamos aportando y me preocupo de que todos tengamos espacio para crecer. Nosotros vamos a seguir adelante.
En este nuevo Toros está la voz del toreo para muchos, Fernando Fernández Román. ¿Pesa tenerle en el equipo sabiendo las preferencias de mucha gente en él como narrador?
Tiene un papel de comentarista en las retransmisiones, previa, post y Último Tercio. Para mí no es peso, aporta puntos de vista, eso es algo necesario. El aficionado debe sentirse representado. Fernando tiene un público y él ha supuesto muchas cosas dentro del mundo taurino. Tiene cosas que contar de su época, para mí no me supone ningún peso. Él no va a narrar, al menos no se ha planteado Narramos David Casas y yo, pero tiene un papel importante, contextualiza la narración.
En las teorías sobre el canal, ¿la marcha y vuelta de Esplá y Zabala crees que ayuda?
No. El aficionado al toro da mucha importancia a lo que sucede en nuestro canal, y es de agradecer, pero al mismo tiempo, genera preocupaciones sin motivo y teorías sin sentido. Está todo bien. Esplá está ahora mismo, participó en Sevilla. Hay algunos asuntos que suceden dentro de las empresas, malentendidos administrativos, etc. y se solucionan. Quiero aclarar que no hay tensión de ningún tipo sobre las opiniones de nadie, ni de los comentaristas, ni de los de la previa ni de los del Último Tercio. No hay, como han interpretado, choque editorial alguno. La dirección del canal y yo mismo, si eso es lo que me preguntan, estamos encantados. Sobre todo, no hay una línea editorial en el canal que diga qué se puede decir y qué no. En ese sentido, los aficionados pueden estar muy tranquilos. Entiendo que las personas que no están en el canal piensen algunas cosas que achaco al cariño y a la excesiva importancia que nos dan (no tenemos el papel tan importante).
Como periodista, ¿crees que es compatible ser jefe de prensa de un torero, en concreto cónyuge, y narrar?
¿A qué te refieres?
A David Casas, en concreto a su esposa.
No tengo constancia de que David sea jefe de prensa de toreros. Si alguien de su entorno lo es algo que tiene que solucionar él o que ya ha solucionado con la dirección del canal. Si está en el canal es porque tienen su confianza.
-¿Pero qué te parece éticamente como periodista?
Hay maneras de tener conflictos de intereses y llevarlo bien o no tener conflictos de intereses y hacerlo muy mal. No creo que haya ningún problema en el caso de David, aunque como te digo desconozco la relación de David con algunos toreros.
¿Eligen los toreros algún comentarista del canal o quién narra sus corridas?
Rotundamente NO, con n y con o gigantes. Bastante tienen con elegir a su cuadrilla como para elegir quién narra. Tendrán sus gustos pero no eligen.
Hablemos de tu debut en Valencia, ¿estabas un pelín nervioso?
Fue increíble, Jaime. Soy escritor y periodista escrito, acostumbro hacer crónica y a escribir rápido en situaciones de tensión. Escribo crónicas de 1000 ó 2000 palabras, 1 ó 2 paginas y de pronto, tengo que narrar una cosa en directo en algo con muchos factores: la realidad que uno ve, la realidad que percibe la persona en casa. Es la misma diferencia entre un francotirador y un tío matando zombis con una katana. Los dos son, más o menos, soldados pero hacen cosas distintas.
El salto de una a otra, aunque ambas estén guiadas por los mismos principios de narración periodística, fue tremendo. En el momento que me asomo a decir “buenas tardes” me faltaba el aire, no me importa decirlo. Hay que vivir con nuestras fortalezas y reconocer nuestras debilidades. Tuve cierto retorno por los cascos -algo que sucede mucho y que ahora no me afectaría- me creía morir.
El toro ha representado mucho para mi, es parte de mi vida, parte de mi familia, ha sido mi escuela de valores, parte de mi infancia. Tengo respeto casi religioso por el toro. Era el momento más importante cuando me presenté a los espectadores del canal porque la mayoría no me conocía de nada. Fue un momento terrible en el que se me vio nervioso pero para cómo estaba, fue una broma; estaba pasando un calvario. Fue terrible.
¿Crees que sería necesario en las narraciones más emoción, más fibra, o no?
No lo sé, intento ser natural ser quien soy porque si no tendría que pasar cinco años en el Actors Studio. En esto hay división de opiniones. Hay gente que le gustaría un ritmo mayor y otros agradecen la pausa. En algunos momentos de la corrida elevamos el tono hacia un espacio más emocionante y en otros mantenemos la reflexión. Creo que es importante pensar. Este es un espectáculo intelectual y le doy la importancia que creo que tiene.
En el toreo hay momentos de reflexión y calma en los que hay que bajar el tono. Ofrecer a la gente silencios es algo consciente. Doy un paso atrás y dejo que la realidad hable. Considero que el espectador es listo y ve la realidad por él mismo. No tengo concepción del espectador como borrego como tampoco la tenía del lector.
La gente en general agradece el silencio. El exceso de narración crea una niebla sobre la reflexión, sobre cómo pensamos que es y debería ser el toro, sobre qué debería hacer el torero… Está todo articulado para que ellos piensen por sí mismos sobre las claves que les damos y no lo que digamos el maestro Emilio Muñoz o yo.
Al espectador hay que darle el sitio que se merece y hay que respetarlo. Yo respeto al espectador. Salvo mis nervios e inexperiencia, esos silencios tienen un por qué, son un asunto pensado. Nosotros podemos meter la pata pero pensamos lo que hacemos. Esto es un proyecto en el que queremos abrir la fiesta a los espectadores que están y otros que tienen que venir. Eso incluye respetar a los comentaristas, a lo que sucede en el ruedo. Yo aprendí escribiendo que cuando hay una historia tibia, no muy fuerte, los periodistas tenemos recursos para ponernos delante y llevar al lector hacia un lugar en determinados espacios de emoción. Tomamos mucho ese papel. En las historias fuertes, claras, siempre he dado como periodista un paso atrás, ya que habla la realidad por si sola. Cuando un matador cuaja una tanda exquisita de naturales no hay que decir nada, la gente lo ve y lo siente. Debemos explicar las condiciones del toro, preguntarnos nosotros sobre el toro, desgranar la técnica y las claves de lo que pasa… Para las claves emocionales hay que dar un paso atrás y respetar al espectador. Al espectador No hay que darle la papilla como a un bebé, porque es mayor.
Esto tiene que ver con la concepción que se tiene del mundo. A mí no me gusta la gente que lo tiene todo claro. Creo que hay que dudar porque cuando tienes todo claro es que tienes un problema. Nietzche decía que “la certeza es más peligrosa para la verdad que la propia mentira”. En la retransmisión me hago preguntas para responder desde una posición de humildad. Entre dar un paso atrás y uno adelante, prefiero un paso atrás. Analizar, reflexionar, preguntar… Pensar. Hay veces que tenemos que emitir un juicio y hay que decir las cosas cuando estén claras, pero están claras porque las hemos analizados humildemente y entonces ya quedan pocas dudas. No tengo problemas en tomar una posición, y así ha sucedido, pero primero pregunto. No podemos pretender tener una opinión antes y luego retorcer la realidad para que responda a nuestro juicio. Los juicios es mejor hacerlo por la noche que por la mañana. Hay periodistas que antes de que sucedan las cosas emiten su opinión por el criterio que sea (y hay criterios muy curiosos, ellos sabrán) y pretenden que todos les sigan para darles la razón. No es mi estilo, desde luego.
¿Cómo se elige la alternancia a la hora de retransmitir? ¿Por los toreros que actúan?
Lo elige la dirección. Es una decisión editorial y periodística, no tiene que ver con los toreros. Es una cuestión de dirección del canal Igual que un director decide quién hace la crónica de tal sesión o quién es el enviado especial a París.
¿Todo el año se alternará?
Sí, aún no hay un calendario de retransmisiones. Nos llega antes de cada feria, pero alternaremos
Hablemos de las redes sociales.
La pregunta es compleja, la más difícil. Yo soy una persona que intenta dar la cara integralmente. Hay que explicar las cosas, así que ¿por qué no voy a estar en Twitter que es la forma más fácil de que la gente me pregunte? A veces respondo hasta sin que me hayan citado.
Las redes son una herramienta increíble y han permitido una vida orgánica dentro de la afición que antes no existía. Ahora te puedo leer a ti o a otros que no estáis en los medios a los que acudo a informarme habitualmente. El Twitter taurino o ‘twitendido’ me parece maravilloso. Después, cuando uno está expuesto, no es fácil. La gente tiene su trabajo y ahora tiene que imaginar que cada una de sus decisiones es juzgada por miles de personas. Cada frase. Ahí te das cuenta que hay mucha gente que aporta constructivamente y mucha gente vierte bilis para solucionar no sé que tipo de crisis personal o vital. Eso es difícil para mí. Uno de los retos de Twitter es que cuando nos expresamos delante de la gente hay gente que quiere que se le oiga más que los demás y para eso necesita una autoridad moral, un púlpito. Hay gente que necesita un montoncito de piedras para subirse a gritar. Algunos tienen un castillo y otros están a ras de suelo, por la razón que sea. Mucha gente quiere a toda costa que su púlpito sea más grande que el de al lado para tener más razón. Gente que grita, que conduce un camión para pasar por encima de los demás que van en coche. Esos necesitan romper el púlpito del de al lado y construir el suyo con los escombros. Para ser alguien ellos necesitan destruir a los demás. Creen que para que se escuche su opinión todo pasa por cargarse al de al lado. En ese contexto, una figura como la mía, es el centro de todos los palos. No es así todo Twitter, claro. Mucha gente acude a buscar referencias, a informarse, a dar su opinión. No hace falta destruir al de al lado. No hay que decir que hablo mucho, que parezco un cura, que soy feo… No van a tener más razón y ser más felices.
Hay gente encantadora y trolls, listos y tontos y lo estoy viendo ahora. Estoy recibiendo mucho cariño, de otros percibo respeto y también estoy recibiendo faltas de respeto y de educación. Después de Resurrección había una persona que, tras el tweet de Cuvillo pidiendo perdón (para mí una lección de respeto y hombría tras el mal juego de la corrida), le dijo que dónde están los 190 euros que se ha gastado por ver rodar a sus animales. Esa tarde, ese tipo me estaba mandando comentarios acosándome por las cosas que estaba diciendo yo en directo. ¿Cómo va a haber pagado ese dinero y estar en la plaza si me estaba poniendo a a mí verde?
¿Por qué sigo? Porque la gente que es educada y respetuosa, que suele ser silenciosa, merece que esté ahí. También la gente que me da cariño que es mucha. Tengo el conflicto de cómo apagar a la gente dañina y a la vez tener en cuenta a las otras. Es un problema de las redes sociales. El presidente de Twitter lo ha reconocido: el odio es el gran problema.
¿Cómo frenar tus gustos personales a la hora de narrar?
Hay que ser un profesional. Hay que buscar al periodista que tenemos dentro. Ese periodista sirve para describir el cielo de Sevilla y para saber cómo respetar a los espectadores. Somos aficionados y hay toreros que nos gustan más que otros. Debes hacer un análisis frío y no dejarte llevar por las pasiones, sobre todo para mal. Si alguien no nos gusta porque no nos cabe en la cabeza como torero debemos cerrar llave de emociones y abrir llave de la ética periodística. Hay maneras de acercarse a una corrida: una como espectador y otra como periodista y hay que emocionarse y dejarse llevar por los sentimientos. Tenemos que transmitir las emociones y dejarnos llevar por las emociones, es una tarea pendiente del periodismo taurino. Ir más allá de la técnica. Claro que usar el gusto personal para medir no me parece del todo ético, no digo ya otros criterios.
Corriendo en Pamplona. Ha reflejado como nadie esta fiesta en su exitoso libro “7 de Julio”
En el toro, ¿el que se sale de la norma es la diana?
Si, en el toro, pero también en la política y la ciudadanía en general. Hay gente que concibe la realidad como un traje y la acepta o la rechaza según cómo le quede. Cómo nos queda lo de Podemos, lo de Aguirre, lo de Ignacio González, Siria… Todo lo contrastamos con quién somos porque nos importa más lo que somos nosotros que lo que en realidad ocurra en el mundo. La verdad. Cada vez más, a los ciudadanos, la verdad importa un pimiento porque nos creemos más importantes. Vivimos en el tiempo del pensamiento selfie: nosotros como medida de todo lo demás. Todo el que nos haga hacernos una pregunta se nos hace incómodo. ¿Para qué preguntarnos si lo tenemos todo claro? Yo estoy hablando de ciudadanos pero lo tienen periodistas dentro y fuera del toro, y aficionados. Si uno es contrario a un torero, pero ha estado bien, o al revés, ¿se acepta? Retuercen la realidad según cómo se han levantado en ese momento. La realidad tiene puntos de vista diferentes y hay que preguntarse cada momento. No podemos pedir políticos que piensen, actúen acorde sobre un mundo complejo y tener un pensamiento simple.
Tu teoría sobre la acupuntura…
Ha sido muy divertido, me he reído mucho. Solo me hice una pregunta, no sé si es verdad o no. Puede que con las banderillas estemos estimulando -teoría que me dijeron- la energía del animal. Hay estudios que dicen que los veterinarios que si creen en la acupuntura estimulan la cruz de las vacas exhaustas tras tener un ternero y de otras que tienen problemas para tenerse en pie. Quizás esa sea el secreto de avivadoras o una tontería. ¿Quién lo va a decir? Llegará el momento, o no, es una hipótesis. ¿A quién le hace mal hacerse preguntas?
Me gustaría preguntarte sobre vuestra posición como periodistas sobre el resultado artístico.
Determinada gente de dentro del toro piensa que tenemos que vender algo como muy bueno aunque no haya sucedido porque así le hacemos bien a la tauromaquia. No estoy de acuerdo. Tenemos que ser sinceros y ajustados a la realidad. Si vendemos algo que no ha sucedido, el espectador piensa que existe un sistema en el que un canal está asociado a un sistema taurino y que todos juntos le están engañando. Entonces, no es que se ese espectador se dé de baja del canal, es que se da de baja de la fiesta, deja de ir a los toros porque piensa que es un engaño. La objetividad absoluta no existe porque somos seres limitados, pero tenemos que ser sinceros con nosotros mismos, con nuestro punto de vista. Somos objetivos sobre cómo lo hemos entendido, cómo lo vemos, sobre los juicios emitidos acerca de lo que sabemos del mundo del toro. Podemos fallar, ojo, y la gente ver otra cosa, pero yo no cocino las encuesta ni debo. Gente del toro piensa que por qué nuestro canal ha dicho que ha estado muy bien o que pedazo de toros la gente va a creer más en los toros, pero es al revés. Si se siente engañados por nosotros, se dan de baja de la fiesta. Ahí sí que es importante nuestro papel. Yo no quiero ser Dios del bien y del mal; la importancia es del torero y el toro, pero ahí sí que es importante nuestro papel: creamos una ligazón de festejos que ve la afición y sobre ella el aficionado se hace un relato de lo que sucede la fiesta. También es importante para la gente que no puede ir a los toros por diversas razones. Nuestro papel es importante, pero no podemos tratar a la gente como si fuera tonta. Eso sí que no.
Muchos se han quejado por no emitir Sevilla el domingo, ¿existen cifras de abonados al canal?
No las tengo. Las emisiones tienen costes importantes. Nos gustaría dar más. Ojalá. Hubo diferencia de criterios sobre si la feria completa incluía la corrida del 23, que no estaba pegada a la preferia. Algunos espectadores se molestaron por haber entendido que esa corrida se iba a televisar. Quizás lo explicamos mal. Lo siento de veras. En todo caso, lo intentaremos comunicar mejor.
Es lamentable que ante los ataque que recibe la tauromaquia, dejemos que se divida desde dentro. Creo que el Sr.Chapu no está preparado para esta responsabilidad y sobre todo teniendo a otros que puedes hacer este trabajo y lo hacaen m bien desde hace mucho tiempo. No es momento para experimentos. Yo soy Médico de familia y no por eso voy a operar uña apéndice, no estoy preparado. Lo siento pero es un aburrimiento que se suma a la realidad actual, el buen toro escasea y los pocos detalles se pierden con una mala narración.
Menos mal que es usted médico…… Zapatero a sus zapatos
Antes de criticar conozca usted la trayectoria del profesional,yo no me dejaría operar por usted ni de un padrastro.Ya quisiera usted amar La tauromaquia como lo hace el.Y eso que no tengo el placer de conocerlo.
Un saludo!!!
Excelente reportaje.
No estoy de acuerdo con comentarios negativos porque no suman.
Es tan cierta la aversión al cambio, que éste caso se puso en evidencia, felicito al señor Chapu Apaolaza, por asumir el reto, lo esta haciendo bien, lamentablemente, la vaca nunca se acuerda cuando fue ternera, en éste, como en otras aficiones la costumbre prevalece.
No reconocen que los ciclos son finitos, y que hay renovaciones, como no voy a entender que todo inicio cuesta, porque es una gran montaña por conquistar.
Animo señor Chapu Apaolaza, no trate de imitar, mucho menos vea o sienta la sombra de Manolo Moles, eso lo destruiría mas que su propia originalidad, asu su lado está el 60% del comentario anterior, que lo enriquecerá día a día, el maestro don Emilio Muñoz.
Muchas gracias por la atención.
Auténtico lujo tener un narrador que enriquece los conocimientos técnicos, con los silencios, el respeto, las emociones, los sentimientos… Para oír un vocerío incesante, me pongo un partido de fútbol. Gracias Chapu, y felicidades.
Ami me gustó desde el primer dia .Adelante!
En lo taurino es pesimo e ignorante
Para mi los comentarios del maestro Muñoz son los que realmente me hacen pegarme al tv
Emilio Muñoz deberìa ser el Comandante, Apaolaza no transmite emociòn….
Chapu, chau!!
Buenas noches, yo le he escuchado varias veces y la televisión no espera, estaba verde para ese tipo de retransmisiones que son de mucha improvisación y ad hoc. Quién sabe si después de batirse más el cobre podrá con ello. Cometia muchos errores y el tempo no lo llevaba a su ritmo.