Andrés Palacios y Alberto Lamelas brillan en la fiesta taurina de Cenicientos.
Hace tiempo que había tachado a Cenicientos de mi lista. En concreto desde que una desafortunada alternativa me dio vergüenza ajena. En esos años la catedral del Valle del Terror había tocado fondo. La verdad es que de la mano de Javier (@eltorodecenicientos) fui poco a poco volviendo a creer hasta que este año, sobre todo, se apreció un cambio a mucho mejor. La Feria 2018 se convirtió en la demostración de la vuelta al orden que esperamos continúe. Hoy se ha celebrado una fiesta campera en la que he podido comprobar como todo se hace con un inmenso cariño y ganas sobre la base del toro. Enhorabuena Javier, nadie merece disfrutar esto tanto como tú.
Fotos: @oscar_gm Durante esta semana publicaremos un amplísimo reportaje fotográfico.
Abrió la mañana Andrés Palacios ante una vaca extraordinaria de Antonio Jiménez. El albaceteño, cuya categoría torera solo está oculta para las empresas, ha dejado claro su nivel. Su labor con el capote dejó detalles de toreo caro que ratificó con la muleta. Bien colocado, serio y elegante al natural fue afianzando a la vaca hasta cuajarla. Por el pitón derecho brillaron dos tandas de mano bajísima que despertaron rotundos olés.
Tras él actuó Aarón dejando detalles de toreo diferente muy bien aconsejado por Pablo Pirri y con las indicaciones de Palacios y Lamelas más que toreras. Así se trata a un chaval.
La segunda vaca de la gélida mañana fue para Alberto Lamelas. Con el recuerdo de su lucha a vida o muerte con los del Conde de la Maza 2018 esperábamos ver su versión más pausada pero no pudo ser, le tocó guerrear. El coleta dio una lección de valor y mando para ir haciendo a una vaca sin humillación y peligrosa. Toreó para él con una facilidad y dominio ejemplares. Finalizó a placer con la admiración y el aplauso de los asistentes. Su tapia dio sus primeros pasos en el toreo con poco acierto.
La tercera vaca de la mañana fue para Javier Portal. El astado sacó las carencias de un coleta al que se le vio verde y con poco sitio.
Jesús Mejías saltó después con un toreo más propio de las guerras a las que está acostumbrado que a las condiciones de la vaca.
Cerró la mañana, con la riquísima paella ya casi preparada, una vaca muy terciada que nos dejó las ganas de más por quedar dañada sin fuerzas. Con ellas pudimos apreciar el gran temple de Alberto Lamelas y Andrés Palacios capaces de mantener a la nada en pie.
Finalizó la mañana con una rica paella, con trapío de Cenicientos en sus ingredientes, en un ambiente de familia y de gran recepción al visitante. Ojalá que los próximos años podamos seguir disfrutando de una plaza tan importante para el toreo. Las manos que hoy han organizado la fiesta y la feria del año pasado parecen las adecuadas.
P.D. Los que vivimos con alcaldes tan pobres como el de Talavera sentimos envidia viendo la implicación de ediles como Natalia Núñez.