Emilio de Justo engrandece el “Sí a los toros” de Ávila (Crónica Ávila 13 de Octubre)
Hacía tiempo que Ávila no tenía toros y hoy han vuelto con motivo de sus Fiestas de Santa Teresa, Patrona de la ciudad abulense. El Festival Taurino a beneficio de Aspace será recordado por la gran faena de Emilio de Justo al tercero de la tarde. Por eso y por la gran entrada que registró el coso en un claro sí a los toros de la capital de una de las provincias más taurinas del país. La apuesta de Tauroemoción ha sido respondida por el público y ojalá en junio volvamos a ver toros aquí.
Abrió la tarde Finito de Córdoba con un serio novillo de Salvador Domecq que le hizo un extraño en el capote. Esto fue motivo para un severo castigo en el peto y para unas precauciones que sonaron excesivas en una faena correcta en la que no hubo lugar para la magia. Mató bien, DOS OREJAS.
Manuel Escribano sorteó un novillo de poca clase con el que dio todo. Recibió al novillo de rodillas, se la jugó en banderillas y en la muleta puso de su parte todo lo que el utrero no quiso poner. Ávila premió su verdad con DOS OREJAS.
La cima de la tarde llegó en el tercero. La salida de Emilio de Justo provocó un silencio de expectación. En el capote el animal cantó rápido que no tenía fuerza pero sí calidad. El caballo fue testimonial pero un quite por chicuelinas al ralentí con una media eterna, recuperó la ilusión en la gente.
La faena, brindada al público, comenzó con delicadeza afianzando la clase del animal. Este comienzo de “enfermero” vino al ralentí y componiendo con el cuerpo lo que el animal no dejaba por sus fuerzas. Ávila empujó al de Salvador y el torero fue creando una obra de arte bellísima. A medida que transcurrió su labor Emilio se rompió a crear con muletazos eternos y series que no tenían fin.
Con gusto se dedicó a crear acabando con prodigiosos naturales con ambas manos que pusieron al público en pie. Los remates fueron de mano baja, lentos y toreros con la sensación en los tendidos de haber visto algo único. La espada cayó en los bajos antes de un espadazo de efecto fulminante que despertó una petición mayoritaria que el usía abrevió con dos pañuelos a la vez. La vuelta al ruedo fue clamorosa con el agradecimiento de una faena para el recuerdo. DOS OREJAS.
A partir de ahí la tarde entró en un feliz letargo. Ginés Marín sacó la raza para combatir el toreo del de Torrejoncillo a base de valor y dominio de terrenos. Su faena fue de buena nota con valor y entrega. Remató con contundencia obteniendo los máximos trofeos. DOS OREJAS Y RABO.
Daniel Barbero puso voluntad con el que cerró plaza. Con mucho frío y tras más de dos horas de festejo todo pesó mucho. El novillo no terminó de ayudar al chaval que puso lo que supo y nada más se le puede pedir. OREJA.
Tras ello abandonaron el coso los matadores ante una sonora bronca antes de que comenzara la clase práctica de la escuela de Navas del Rey. El sabor de boca de la faena de Emilio de Justo nos regaló una sonrisa impagable.
Ávila grita “Sí a los Toros” con una tarde en la que una faena de Emilio de Justo hizo grande a la fiesta por el toro de la capital abulense.